El diablo mete la cola en los detalles de la organización

Aunque en el ambiente empresarial se ha desarrollado una especie de alergia a las palabras mágicas, hay una que va de boca en boca con la promesa de salvación: ejecución.

11 diciembre, 2003

Este nuevo culto dice que el éxito de cualquier estrategia que se aplique
está en la diaria ejecución de todos y cada uno de los que intervienen
en el negocio.

La era de la ejecución

La ejecución se ha convertido en el mantra de esta primera década
del nuevo milenio. Más de un año en los primeros puestos de venta
lleva el libro que Larry Bossidy escribió en colaboración con
Ram Charan: “Execution: The Discipline of Getting Things Done“.

Hoy el tema que preocupa es cómo hace una empresa para diseñar
su organización, ejecutar la estrategia, cualquiera sea la elegida, y
lograr adaptarse cuando cambien las circunstancias.

La ejecución, dicen Bossidy y Charan, está inserta en lo más
profundo de los procesos gerenciales, relaciones interpersonales, mediciones,
incentivos y creencias que colectivamente definen “las reglas del juego”
para cada compañía. Aunque a menudo se piense las empresas como
entidades monolíticas, son colecciones de individuos que actúan
por interés personal. La ejecución de alta calidad ocurre sólo
cuando las acciones de los individuos que trabajan en ella son armoniosas entre
sí. El desempeño es la suma total de los miles de acciones y decisiones
que toman a diario miles de personas en todos los niveles de las empresas grandes,
pequeñas o medianas.

Como son las conductas individuales las que determinan el éxito de una
organización a lo largo del tiempo, el primer paso para resolver disfunciones
es comprender cómo influyen las características de una organización
en la conducta de cada individuo y afectan su desempeño. La metáfora
del ADN sirve para hacer el intento de codificar las características
idiosincráticas de una compañía.

Así como en biología la molécula de ADN se mantiene unida
por los lazos que unen los pares de sus cuatro elementos base, cuya secuencia
explica las instrucciones exacta requeridas para crear un organismo único,
aquí se describe el DNA de una organización viva como unidad que
tiene cuatro bases que, combinadas en infinidad de maneras, define los rasgos
únicos de una organización. Esas bases son:

Estructura.¿cómo es la jerarquía organizacional?
¿Cómo es la conexión entre las distintas unidades? ¿cuántas
capas tiene la jerarquía y cuantos subalternos tiene cada capa?

Derechos de decisión. ¿Quién decide qué?
¿cuánta gente participa en el proceso de decisión?

Motivadores. ¿qué objetivos, incentivos y alternativas
tiene la gente? ¿Cómo se premia a la gente – financiera y no financieramente
– por lo que logra?

Información. ¿Cómo se mide el desempeño?
¿Cómo se coordinan las actividades y cómo se transfiere
el conocimiento?

Las cuatro bases del ADN organizacional están entrelazadas. Cada estructura
exige cambiar la toma de decisiones. Para tomar decisiones acertadas los empleados
necesitan nuevos incentivos e información.
Para cambiar en forma total ese ADN hay que entretejer inteligencia, capacidades
de decisión y un foco colectivo en objetivos comunes muy profundamente
en la trama de la organización de manera que cada persona y unidad trabaje
bien, y trabaje junta. Una cosa es lograr inteligencia bien coordinada entre
los altos ejecutivos. Y otra muy diferente es lograrlo en todos los niveles
de la organización. Desempeño es lo que hace un empleado todos
los días, más el de todos los demás empleados de la empresa.

Los mejores diseños son adaptables, autocorregibles y se vuelven robustos
con el paso del tiempo. Pero crear tal organización no es soplar y hacer
botellas. Puede tomar varios años corregir las bases y además
siempre hará falta un trabajo de afinación. Esto ayuda a explicar
por qué los líderes de las empresas que están en verdaderos
problemas – y que necesitan recuperar pronto la confianza de sus accionistas
– suelen no tener paciencia para cambiar todo lo necesario. Por lo general cambian
la estructura actual por otra para ver qué pasa.

Por no tomarse este trabajo minucioso de analizar cada una de las bases que
forman el ADN de la empresa – estructura, derechos de decisión, motivadores
e información – algunos de los más famosos CEO de los años
´90 ya no están al frente de sus compañías.
Ninguna empresa puede dominar totalmente el enigma de la ejecución. Pero
las más resistentes han descubierto que el diablo se mete en los “detalles”
diarios de la ejecución de la tarea.

La prueba de ADN puede ser tan valiosa para la salud de la empresa como ha
demostrado serlo para la salud humana. Un análisis del “material
genético” de una compañía puede aislar las causas
subyacentes y las posibles soluciones para la disfunción organizacional
y hasta evitar problemas antes de que se manifiesten.

Este nuevo culto dice que el éxito de cualquier estrategia que se aplique
está en la diaria ejecución de todos y cada uno de los que intervienen
en el negocio.

La era de la ejecución

La ejecución se ha convertido en el mantra de esta primera década
del nuevo milenio. Más de un año en los primeros puestos de venta
lleva el libro que Larry Bossidy escribió en colaboración con
Ram Charan: “Execution: The Discipline of Getting Things Done“.

Hoy el tema que preocupa es cómo hace una empresa para diseñar
su organización, ejecutar la estrategia, cualquiera sea la elegida, y
lograr adaptarse cuando cambien las circunstancias.

La ejecución, dicen Bossidy y Charan, está inserta en lo más
profundo de los procesos gerenciales, relaciones interpersonales, mediciones,
incentivos y creencias que colectivamente definen “las reglas del juego”
para cada compañía. Aunque a menudo se piense las empresas como
entidades monolíticas, son colecciones de individuos que actúan
por interés personal. La ejecución de alta calidad ocurre sólo
cuando las acciones de los individuos que trabajan en ella son armoniosas entre
sí. El desempeño es la suma total de los miles de acciones y decisiones
que toman a diario miles de personas en todos los niveles de las empresas grandes,
pequeñas o medianas.

Como son las conductas individuales las que determinan el éxito de una
organización a lo largo del tiempo, el primer paso para resolver disfunciones
es comprender cómo influyen las características de una organización
en la conducta de cada individuo y afectan su desempeño. La metáfora
del ADN sirve para hacer el intento de codificar las características
idiosincráticas de una compañía.

Así como en biología la molécula de ADN se mantiene unida
por los lazos que unen los pares de sus cuatro elementos base, cuya secuencia
explica las instrucciones exacta requeridas para crear un organismo único,
aquí se describe el DNA de una organización viva como unidad que
tiene cuatro bases que, combinadas en infinidad de maneras, define los rasgos
únicos de una organización. Esas bases son:

Estructura.¿cómo es la jerarquía organizacional?
¿Cómo es la conexión entre las distintas unidades? ¿cuántas
capas tiene la jerarquía y cuantos subalternos tiene cada capa?

Derechos de decisión. ¿Quién decide qué?
¿cuánta gente participa en el proceso de decisión?

Motivadores. ¿qué objetivos, incentivos y alternativas
tiene la gente? ¿Cómo se premia a la gente – financiera y no financieramente
– por lo que logra?

Información. ¿Cómo se mide el desempeño?
¿Cómo se coordinan las actividades y cómo se transfiere
el conocimiento?

Las cuatro bases del ADN organizacional están entrelazadas. Cada estructura
exige cambiar la toma de decisiones. Para tomar decisiones acertadas los empleados
necesitan nuevos incentivos e información.
Para cambiar en forma total ese ADN hay que entretejer inteligencia, capacidades
de decisión y un foco colectivo en objetivos comunes muy profundamente
en la trama de la organización de manera que cada persona y unidad trabaje
bien, y trabaje junta. Una cosa es lograr inteligencia bien coordinada entre
los altos ejecutivos. Y otra muy diferente es lograrlo en todos los niveles
de la organización. Desempeño es lo que hace un empleado todos
los días, más el de todos los demás empleados de la empresa.

Los mejores diseños son adaptables, autocorregibles y se vuelven robustos
con el paso del tiempo. Pero crear tal organización no es soplar y hacer
botellas. Puede tomar varios años corregir las bases y además
siempre hará falta un trabajo de afinación. Esto ayuda a explicar
por qué los líderes de las empresas que están en verdaderos
problemas – y que necesitan recuperar pronto la confianza de sus accionistas
– suelen no tener paciencia para cambiar todo lo necesario. Por lo general cambian
la estructura actual por otra para ver qué pasa.

Por no tomarse este trabajo minucioso de analizar cada una de las bases que
forman el ADN de la empresa – estructura, derechos de decisión, motivadores
e información – algunos de los más famosos CEO de los años
´90 ya no están al frente de sus compañías.
Ninguna empresa puede dominar totalmente el enigma de la ejecución. Pero
las más resistentes han descubierto que el diablo se mete en los “detalles”
diarios de la ejecución de la tarea.

La prueba de ADN puede ser tan valiosa para la salud de la empresa como ha
demostrado serlo para la salud humana. Un análisis del “material
genético” de una compañía puede aislar las causas
subyacentes y las posibles soluciones para la disfunción organizacional
y hasta evitar problemas antes de que se manifiesten.

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