El decálogo prohibido

"Nervios", "necesidad" o "error" son algunas de las palabras que conforman el decálogo prohibido de la entrevista laboral. Diez palabras a evitar a toda costa si queremos conseguir ese trabajo.

20 noviembre, 2015

Los gerentes de RR.HH y demás encargados de seleccionar personal están en la frontera entre nosotros y ese trabajo que tanto queremos o necesitamos. Están ahí para probar nuestra creatividad, nuestras habilidad para pensar, nuestra inteligencia emocional y nuestra actitud junto con un largo etcétera. Sabemos que no sólo importa qué decimos sino también cómo lo decimos, con respecto a nuestro lenguaje corporal y tono de voz por ejemplo. No obstante, en toda entrevista hay una decálogo prohibido para cualquiera que aspire realmente a salir bien parado de esa entrevista.

 

“Nervioso” No importa si estamos nerviosos o no, ninguna compañía tiene interés en una persona sin confianza en sí mismo. Contrario a la receta tradicional, la honestidad no es siempre la mejor receta y muchas veces es mejor esconder el hecho de estar nerviosos. Además, apelar al nerviosismo del momento podría tomarse como una excusa ante un error que cometemos en la entrevista.

 

“Salario”y sus vecinos “ganancia” o “dinero” No significa que no podemos o que no es conveniente hablar de dinero. Sino que no es conveniente hacer hincapié en el tema salarial y de compensación durante la primera entrevista o durante el proceso de selección de personal. Las empresas modernas buscan que sus trabajadores estén involucrados en la compañía de una manera más significativa que una mera relación monetaria. Las negociaciones salarias pueden esperar a que hayamos expresado las aspiraciones que van más allá del contenido del sobre mensual.

 

“Error” No se trata de no hablar de errores en ningún momento o bajo ningún contexto, sino de evitar estratégicamente un tópico complicado y que requiere mucho ingenio y esfuerzo para dar frutos. No es conveniente hablar de errores, debilidades o cosas por el estilo por voluntad propia. En cambio, al ser una pregunta relativamente popular en las entrevistas, es posible que aparezca en la boca del entrevistador. Ahí es cuando tenemos que estar listos a dar una respuesta que demuestre que aprendemos de nuestros errores, que tenemos resiliencia y no nos frustramos ante el fracaso.

 

“Necesidad”

No conviene expresar demasiado las necesidades propias a menos que sea parte de una pregunta formal dentro de la entrevista. ¿Es porque no importan nuestras necesidades? En absoluto. Se trata de manejar tiempos y tácticas, al igual que con el tema salarial. La entrevista es para que la empresa nos conozca y vea que podemos ser de utilidad. Una vez que la compañía sabe eso, es nuestro turno de poner la pelota del otro lado de la cancha y hacer que ahora la compañía demuestre porqué nosotros la necesitamos.

 

“Malo” y sus compañeros “odio” u “terrible” No convienen porque simplemente casi nunca conviene usar palabras negativas en la entrevista. En lugar de “mi anterior trabajo fue malo” se recomienda algo más específico y en positivo como “aprendí todo lo que pude en mi anterior trabajo y no me ofrecía nada nuevo”.

 

“Ehh…” y sus colegas “o sea” y “este…” Parece obvio, pero no todos están atentos a practicar y eliminar las muletillas y menos aún entrenados para hacerlo en situaciones de presión como una entrevista laboral. Las muletillas dan la impresión de que tenemos pésimas habilidades de comunicación. Eliminarlas. “Divorciado” En realidad, podría ser cualquier cosa. Divorciado, recién mudado, papa primerizo o lo que fuere. No conviene hablar de cuestiones personales. Máxime cuando sabemos que no van a interferir en nuestro desarrollo profesional al momento de la entrevista.

 

“Viernes informal” Podría ser viernes casual o cualquier cosa. La idea es no enfocarse en los beneficios que provee la empresa a nivel recursos humanos. Da la impresión que sólo eso nos interesa. Hay que enfocarse en otros aspectos relativos a al productividad de la empresa. Los beneficios se disfrutan, no se festejan.

 

“Perdón” Suele aparecer como muletilla. Si decimos algo y luego nos corregimos o nos expresamos con más claridad solemos acompañarlo de una disculpa que es en realidad innecesaria. Nos hace ver débiles y serviles. Sólo pedir disculpas cuando sea necesario y no usarlo como muletilla.

 

“Antes” Palabra prohibida cuando viene acompañada de una anécdota poco relevante al trabajo actual. Sólo si nos pregunta sobre nuestro anterior empleo conviene traerlo a colación. Sino, mejor dejar el pasado en el pasado.

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