El comprador del futuro será modesto

De ahora en adelante – dicen expertos en la Escuela Wharton – cambia el consumidor y cambia la experiencia de compra. En 2009 ya no escucharemos aquello de “me merezco este lujo”. Aquí, opiniones y predicciones de los catedráticos.

19 febrero, 2009

Siempre ocurre que los consumidores se retraen cada vez que llega una fase adversa en el ciclo econ&oacute;mico. Pero la gravedad de lo que est&aacute; ocurriendo y la incertidumbre que provoca podr&iacute;an tener efectos mucho m&aacute;s duraderos en los h&aacute;bitos de consumo que los de ocasiones anteriores. Claro que los consumidores van a volver a gastar, razonan los expertos, pero lo har&aacute;n sin el vigor que permiti&oacute; el cr&eacute;dito f&aacute;cil de los &ldquo;locos a&ntilde;os 2000&rdquo;. Se refieren en particular a Estados Unidos, pero en general al mundo entero. <br />
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Wesley Hutchinson (profesor de marketing, Wharton) predice que en los pr&oacute;ximos 18 meses, los consumidores aprender&aacute;n&nbsp; a ser m&aacute;s frugales, un h&aacute;bito que luego, cuando la econom&iacute;a vuelva a recuperarse, podr&iacute;a mantenerse. &quot;Hasta cierto punto, todos ahora saben algo de mercados financieros y de los peligros de extender demasiado el cr&eacute;dito&rdquo;. <br />
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Stephen Hoch (marketing, Wharton) cree que los consumidores van a cambiar de l&oacute;gica. &ldquo;Hasta hace muy poco, la gente sent&iacute;a que ten&iacute;a derecho a &ldquo;regalarse&rdquo; cosas. Esa idea se basaba en el convencimiento de que como dedicaba mucho tiempo y esfuerzo a hacer plata, era justo regalarse algunos gustos. Los vendedores de objetos de lujo fomentaban esa idea del merecimiento. <br />
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Para Erin Armendinger, tambi&eacute;n de Wharton, los consumidores recortaron sus gastos, no por gusto sino porque las tarjetas de cr&eacute;dito y otros prestamistas ya no avalan los atracones de compras que alimentaron el actual colapso financiero. Ese parate en la extensi&oacute;n del cr&eacute;dito detuvo bruscamente a los consumidores, que ahora tienen que atrincherarse y reconsiderar sus actitudes hacia el gasto. En el futuro, los compradores aprender&aacute;n a concentrarse en el valor de los bienes y servicios, dice. &ldquo;Zapatos de marca que hace cinco a&ntilde;os costaban entre US$ 300 y 500, en los d&iacute;as previos al desastre costaban entre 800 y 1000 y se vend&iacute;an como pan caliente. &iquest;Pero hab&iacute;a&nbsp;100% de aumento en la proposici&oacute;n de valor? No.&nbsp; Todo el mundo hab&iacute;a quedado atrapado en la vor&aacute;gine del cr&eacute;dito f&aacute;cil y la sensaci&oacute;n de ser rico&quot;. <br />
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Armendinger se&ntilde;ala otra consecuencia de la crisis en los patrones de compra. Los estadounidenses ten&iacute;an ese desmedido nivel de consumo, entre otras cosas, porque ten&iacute;an casas lo suficientemente grandes como para almacenar, por ejemplo, 10 packs de agua mineral. En otros mercados tal vez la gente tenga la misma tentaci&oacute;n pero sufre la limitaci&oacute;n del espacio. <br />
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Para Paco Underhill, autor de <em>Why We Buy: The Science of Shopping</em>, la depresi&oacute;n permea todos los niveles. El momento es negro y ojal&aacute; que provoque verdadera introspecci&oacute;n en mucha gente. <br />

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