El caso Pelman vs. McDonalds amenaza despertar un gigante

El caso de las dos jovencitas que querían demandar a McDonald’s por haberlas engordado ha perdido el primer round, pero la pelea promete ser larga a interesante. El juez quiere que el juicio prospere.

18 febrero, 2003

El caso, conocido como Pelman
vs McDonald´s
es el que inició en octubre del año pasado
Ashley Pelman, una adolescente de 14 años y 85kg contra la cadena de hamburgueserías
por “no hacer las debidas advertencias” a la población. El año
pasado la noticia provocó indignación entre los comentaristas y
la situación fue ridiculizada durante semanas. McDonald´s pidió
al juez que desestimara la demanda, el juez estuvo de acuerdo y el capítulo
se cerró.

Pero el juez, Robert Sweet, dio ahora instrucciones precisas de cómo hay
que presentar el caso para que pueda sortear la primera etapa y llegar al juicio.
Según él, el abogado de Ashley no había logrado demostrar
que los productos McDonald´s significan un riesgo para la salud. Si puede demostrarlo,
dice, él se compromete a rever su decisión. El juez fue todavía
más allá: sugirió que en la categoría “peligroso
para la salud” podría mencionar los Chicken McNuggets, que denominó
“McFrankesntein´s Creation”, por estar rellenos con aditivos y con un
contenido de grasa que duplica el de la hamburguesa.

Si el juicio prospera, y si se llega a ganar reconociéndole responsabilidad
a McDonald´s, no es difícil imaginar lo que se le puede venir encima a
la cadena de comidas. El juez quiere convertirlo en un caso ejemplar y los abogados
que adquirieron experiencia litigando contra las tabacaleras están ya trabajando
en otras estrategias. Los problemas podrán expandirse de las hamburguesas
hasta los fabricantes de golosinas, de gaseosas y demás.

El incentivo para esta rebelión legal se encuentra en las estadísticas,
que muestran que Estados Unidos es la nación más gorda de la tierra.
El “surgeon-general” (algo así como el ministro de salud)
emitió una “llamado a las armas” hace poco más de un año
para atacar la epidemia de obesidad. Desde el punto de vista de la salud, el paralelo
entre obesidad y enfermedades derivadas del tabaco es evidente. Sin embargo, hay
muchas voces que afirman que la industria alimentaria no puede ser considerada
legalmente responsable como las empresas tabacaleras. El cáncer de pulmón,
dicen, se puede relacionar directamente con el hábito de fumar. Pero la
gordura no es exclusivamente una consecuencia del exceso de consumo o de comer
mal. La vida sedentaria tiene su parte de responsabilidad, y eso incluye la dependencia
del auto, de la televisión, de la computadora y el video y de muchas otras
cosas.

Las empresas alimentarias, por su parte, destinan una parte desproporcionadamente
grande de su presupuesto al marketing de productos poco saludables, y gran parte
de ese marketing va destinado a la población infantil. Utilizaron a su
favor cambios producidos en lo social y político. Cuando, por ejemplo,
se eliminó de las escuelas el almuerzo diario, empresas como McDonald´s
y Pizza Hut solicitaron permiso para vender Bic Macs y pizza durante los recreos.
Muchas escuelas, con presupuestos cada vez más escasos, firmaron acuerdos
de exclusividad con Coca-Cola y Pepsi. Esos acuerdos les garantizaban una bonificación
en efectivo si las máquinas expendedoras llegaban a vender determinada
cantidad de producto.

La National Alliance for Nutrition and Activity, una coalición de
organizaciones de salud, publicó un informe con datos como éstos:
En la década del ´50 una hamburguesa McDonald´s y una Coca-Cola chica aportaban
590 calorías. Hoy, un cuarto de libra con queso “Extra Value Meal”,
con ración súper-grande de papas fritas y Coca-Cola suma 1.550 calorías.
El menú súper grande cuesta sólo 17 centavos más que
comprar individualmente un cuarto de libra con queso con porción chica
de papas fritas y gaseosa chica (calorías: 890).

Cosas de este tipo – que abundan por todos lados – han terminado por crear un
entorno donde es difícil no engordar, dicen los nutricionistas. Sin embargo,
desde el punto de vista legal, no va a ser fácil para los abogados ganar
un caso contra la industria alimentaria. La comida es esencial para la vida, y
no se la considera adictiva. No es ése el caso del tabaco.

El caso, conocido como Pelman
vs McDonald´s
es el que inició en octubre del año pasado
Ashley Pelman, una adolescente de 14 años y 85kg contra la cadena de hamburgueserías
por “no hacer las debidas advertencias” a la población. El año
pasado la noticia provocó indignación entre los comentaristas y
la situación fue ridiculizada durante semanas. McDonald´s pidió
al juez que desestimara la demanda, el juez estuvo de acuerdo y el capítulo
se cerró.

Pero el juez, Robert Sweet, dio ahora instrucciones precisas de cómo hay
que presentar el caso para que pueda sortear la primera etapa y llegar al juicio.
Según él, el abogado de Ashley no había logrado demostrar
que los productos McDonald´s significan un riesgo para la salud. Si puede demostrarlo,
dice, él se compromete a rever su decisión. El juez fue todavía
más allá: sugirió que en la categoría “peligroso
para la salud” podría mencionar los Chicken McNuggets, que denominó
“McFrankesntein´s Creation”, por estar rellenos con aditivos y con un
contenido de grasa que duplica el de la hamburguesa.

Si el juicio prospera, y si se llega a ganar reconociéndole responsabilidad
a McDonald´s, no es difícil imaginar lo que se le puede venir encima a
la cadena de comidas. El juez quiere convertirlo en un caso ejemplar y los abogados
que adquirieron experiencia litigando contra las tabacaleras están ya trabajando
en otras estrategias. Los problemas podrán expandirse de las hamburguesas
hasta los fabricantes de golosinas, de gaseosas y demás.

El incentivo para esta rebelión legal se encuentra en las estadísticas,
que muestran que Estados Unidos es la nación más gorda de la tierra.
El “surgeon-general” (algo así como el ministro de salud)
emitió una “llamado a las armas” hace poco más de un año
para atacar la epidemia de obesidad. Desde el punto de vista de la salud, el paralelo
entre obesidad y enfermedades derivadas del tabaco es evidente. Sin embargo, hay
muchas voces que afirman que la industria alimentaria no puede ser considerada
legalmente responsable como las empresas tabacaleras. El cáncer de pulmón,
dicen, se puede relacionar directamente con el hábito de fumar. Pero la
gordura no es exclusivamente una consecuencia del exceso de consumo o de comer
mal. La vida sedentaria tiene su parte de responsabilidad, y eso incluye la dependencia
del auto, de la televisión, de la computadora y el video y de muchas otras
cosas.

Las empresas alimentarias, por su parte, destinan una parte desproporcionadamente
grande de su presupuesto al marketing de productos poco saludables, y gran parte
de ese marketing va destinado a la población infantil. Utilizaron a su
favor cambios producidos en lo social y político. Cuando, por ejemplo,
se eliminó de las escuelas el almuerzo diario, empresas como McDonald´s
y Pizza Hut solicitaron permiso para vender Bic Macs y pizza durante los recreos.
Muchas escuelas, con presupuestos cada vez más escasos, firmaron acuerdos
de exclusividad con Coca-Cola y Pepsi. Esos acuerdos les garantizaban una bonificación
en efectivo si las máquinas expendedoras llegaban a vender determinada
cantidad de producto.

La National Alliance for Nutrition and Activity, una coalición de
organizaciones de salud, publicó un informe con datos como éstos:
En la década del ´50 una hamburguesa McDonald´s y una Coca-Cola chica aportaban
590 calorías. Hoy, un cuarto de libra con queso “Extra Value Meal”,
con ración súper-grande de papas fritas y Coca-Cola suma 1.550 calorías.
El menú súper grande cuesta sólo 17 centavos más que
comprar individualmente un cuarto de libra con queso con porción chica
de papas fritas y gaseosa chica (calorías: 890).

Cosas de este tipo – que abundan por todos lados – han terminado por crear un
entorno donde es difícil no engordar, dicen los nutricionistas. Sin embargo,
desde el punto de vista legal, no va a ser fácil para los abogados ganar
un caso contra la industria alimentaria. La comida es esencial para la vida, y
no se la considera adictiva. No es ése el caso del tabaco.

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