Desfiles de modelos: ¿un espectáculo más?

Una queja se escucha desde hace ya tiempo de boca de muchas mujeres sobre los desfiles de alta costura: se han convertido en puro espectáculo y no muestran ropa que puede servir sino obras supuestamente de “arte” que encumbren a sus creadores.

10 enero, 2002

En algunos círculos crece la polémica sobre la función social de los desfiles de modelos. Unos dicen que mantienen su función original: marcar el ritmo del cambio en moda, y otros, que desvirtúan esa función para encumbrar a diseñadores y modelos.

¿Qué promocionan los desfiles de moda?¿Ropa, diseñadores/as o modelos, o sea, las personas que exhiben la ropa? Los críticos argumentan – con la aprobación del grueso de la población femenina de todo el mundo – que los desfiles de moda en general no presentan ropa que se pueda usar en las calles del mundo. Que un alto grado de esnobismo y excentricidad afecta hoy casi por igual al pret a porter y a la alta costura.

Quien observe — por Internet, por ejemplo – algunas de las muestras que los diseñadores hacen regularmente dos veces al año en sus colecciones de primavera-verano y otoño-invierno – comprobará que muchos de los atuendos son más bien estructuras arquitectónicas y no algo que las mujeres puedan ponerse para salir a la calle o para ir a una fiesta. Tacos, peinados, modelos, además de colores y combinaciones que muchas no aceptarían ponerse ni para carnaval.

Del lado contrario, los defensores replican que, en realidad, la alta costura ha dejado de usar a la pasarela exclusivamente como una vidriera para mostrar sus últimas manifestaciones de la moda actual (creadoras de la moda del momento) para convertirla en una especie de laboratorio donde experimentan con sus respectivas maneras de ver los diversos aspectos de la sociedad, o más bien las sociedades, según sus culturas y sus historias.

Desde esta perspectiva, la alta costura se impregna de tendencias muy variadas que provienen de diversas partes del mundo y se convierte, en definitiva, en una de las máximas expresiones de arte. La alta costura es un arte y debe ser entendida como tal.

¿Cómo conciliar, entonces, estas dos posturas divergentes?. Por un lado están los deseos de muchas mujeres que compran revistas de moda con el objetivo de encontrar por lo menos un modelo que les sirva para una ocasión y no lo encuentran. Por el otro, la respetable y entendible aspiración de los diseñadores de dedicarse a crear obras de arte que los encumbren y los lleven a la posteridad.
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En algunos círculos crece la polémica sobre la función social de los desfiles de modelos. Unos dicen que mantienen su función original: marcar el ritmo del cambio en moda, y otros, que desvirtúan esa función para encumbrar a diseñadores y modelos.

¿Qué promocionan los desfiles de moda?¿Ropa, diseñadores/as o modelos, o sea, las personas que exhiben la ropa? Los críticos argumentan – con la aprobación del grueso de la población femenina de todo el mundo – que los desfiles de moda en general no presentan ropa que se pueda usar en las calles del mundo. Que un alto grado de esnobismo y excentricidad afecta hoy casi por igual al pret a porter y a la alta costura.

Quien observe — por Internet, por ejemplo – algunas de las muestras que los diseñadores hacen regularmente dos veces al año en sus colecciones de primavera-verano y otoño-invierno – comprobará que muchos de los atuendos son más bien estructuras arquitectónicas y no algo que las mujeres puedan ponerse para salir a la calle o para ir a una fiesta. Tacos, peinados, modelos, además de colores y combinaciones que muchas no aceptarían ponerse ni para carnaval.

Del lado contrario, los defensores replican que, en realidad, la alta costura ha dejado de usar a la pasarela exclusivamente como una vidriera para mostrar sus últimas manifestaciones de la moda actual (creadoras de la moda del momento) para convertirla en una especie de laboratorio donde experimentan con sus respectivas maneras de ver los diversos aspectos de la sociedad, o más bien las sociedades, según sus culturas y sus historias.

Desde esta perspectiva, la alta costura se impregna de tendencias muy variadas que provienen de diversas partes del mundo y se convierte, en definitiva, en una de las máximas expresiones de arte. La alta costura es un arte y debe ser entendida como tal.

¿Cómo conciliar, entonces, estas dos posturas divergentes?. Por un lado están los deseos de muchas mujeres que compran revistas de moda con el objetivo de encontrar por lo menos un modelo que les sirva para una ocasión y no lo encuentran. Por el otro, la respetable y entendible aspiración de los diseñadores de dedicarse a crear obras de arte que los encumbren y los lleven a la posteridad.
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