Consumidores buscan tecnología más simple

Nace un movimiento en pos de la simplicidad mediante el cual los consumidores se apresuran a adquirir libros, videos, revistas y boletines informativos y a asistir a seminarios que apunten a un menor uso de la tecnología.

17 julio, 2001

El verano pasado, 3Com Corp., Santa Clara, California, lanzó una campaña publicitaria valuada en US$ 100 millones que se mofa de los peligros derivados de la alta tecnología. La publicación The Wall Street Journal la denominó “la campaña tecnológica anti tecnología”.

Pero no es así. En realidad, se trata de avisos tecnológicos que se oponen a una tecnología exagerada. Explica el presidente y COO de 3Com: “Rechazamos lo que ha sido la voz dominante de nuestra industria en los últimos años, a la exageración d e los poderes de la tecnología, la jerga del futuro… la idea de que estas tecnologías van a terminar cambiando al ser humano, otorgar poder a las generaciones y unir al mundo. No creo que así sea el mundo en el que vivo”.

Y que tampoco sea así el mundo en el que muchos de nosotros queremos vivir. Cada vez más personas creen en el lema de 3Com: “La simplicidad nos libera”. En última instancia, el movimiento en pos de la simplicidad o el “uso apropiado” de la tecnología impulsará a los innovadores a pensar en el componente humano a la hora de desarrollar e introducir nuevas tecnologías.

Poner un límite

No hablamos de luddistas* modernos, aunque sí existen algunos. Esto no es un movimiento antitecnología, sino un grupo de personas que – pese a celebrar la tecnología y usar computadoras, teléfonos celulares, asistentes digitales personales y pagers para incrementar la productividad y atender las tareas diarias – está cada vez más preocupado por el exceso de tecnología.

En la actualidad, los educadores se cuestionan si las computadoras en las aulas y el acceso a Internet realmente proporcionan a los alumnos herramientas útiles, necesarias para triunfar. Muchas personas que trabajan con tecnología todos los días también dudan sobre el hecho de contar con “acceso a todo, todo el tiempo”. Particularmente les preocupa que los adolescentes de hoy en día dependan tanto de la tecnología y que esto ponga en peligro la capacidad para realizar tareas que requieran resolución y concentración.

También les preocupa que la tecnología cree un grupo de ciudadanos que, según describe la publicación Red Herring , “esté fuertemente conectado a la tecnología, pero extrañamente desconectado a cualquier tipo de responsabilidad social o compromiso civil”.

Pesimistas tecnológicos

Otras empresas tecnológicas siguen el ejemplo de la empresa 3Com y buscan la forma de atraer a los menos interesados por la tecnología. Aparentemente, es un mercado bastante grande. En los Estados Unidos, ha disminuido el crecimiento del uso de Internet y se achica el grupo de tecnófilos y entusiastas.

Durante los últimos años, Forrester Research ha estudiado un grupo al que denomina los “pesimistas” tecnológicos. Los pesimistas, que abarcan 47% de la población, no están conectados a Internet ni piensan conectarse. Probablemente no compren la computadora, el teléfono celular, el asistente digital o el pager último modelo.

Incluso los fanáticos de la tecnología lo piensan dos veces. Según un estudio llevado a cabo por la agencia publicitaria de Nueva York, FCB Worldwide, muchos tecnólogos europeos se sienten abrumados por la invasión de nuevos productos y probablemente esperen para comprar la próxima maravilla tecnológica.

Consecuencias de esta tendencia

La venta de computadoras seguirá trepando lentamente en tanto que la gente y las organizaciones evalúan qué se considera un exceso de tecnología. Decaerá el mercado de tecnología de alta velocidad, dado que los usuarios exigen herramientas personalizadas, en vez de productos preempaquetados.

* Luddistas: los seguidores del General Ludd, que, en 1811 y 12, cuando la revolución Industrial en Inglaterra dejaba sin trabajo a hilanderos y tejedores, irrumpía en las fábricas y destruía a palos las máquinas culpables de la desocupación.

El verano pasado, 3Com Corp., Santa Clara, California, lanzó una campaña publicitaria valuada en US$ 100 millones que se mofa de los peligros derivados de la alta tecnología. La publicación The Wall Street Journal la denominó “la campaña tecnológica anti tecnología”.

Pero no es así. En realidad, se trata de avisos tecnológicos que se oponen a una tecnología exagerada. Explica el presidente y COO de 3Com: “Rechazamos lo que ha sido la voz dominante de nuestra industria en los últimos años, a la exageración d e los poderes de la tecnología, la jerga del futuro… la idea de que estas tecnologías van a terminar cambiando al ser humano, otorgar poder a las generaciones y unir al mundo. No creo que así sea el mundo en el que vivo”.

Y que tampoco sea así el mundo en el que muchos de nosotros queremos vivir. Cada vez más personas creen en el lema de 3Com: “La simplicidad nos libera”. En última instancia, el movimiento en pos de la simplicidad o el “uso apropiado” de la tecnología impulsará a los innovadores a pensar en el componente humano a la hora de desarrollar e introducir nuevas tecnologías.

Poner un límite

No hablamos de luddistas* modernos, aunque sí existen algunos. Esto no es un movimiento antitecnología, sino un grupo de personas que – pese a celebrar la tecnología y usar computadoras, teléfonos celulares, asistentes digitales personales y pagers para incrementar la productividad y atender las tareas diarias – está cada vez más preocupado por el exceso de tecnología.

En la actualidad, los educadores se cuestionan si las computadoras en las aulas y el acceso a Internet realmente proporcionan a los alumnos herramientas útiles, necesarias para triunfar. Muchas personas que trabajan con tecnología todos los días también dudan sobre el hecho de contar con “acceso a todo, todo el tiempo”. Particularmente les preocupa que los adolescentes de hoy en día dependan tanto de la tecnología y que esto ponga en peligro la capacidad para realizar tareas que requieran resolución y concentración.

También les preocupa que la tecnología cree un grupo de ciudadanos que, según describe la publicación Red Herring , “esté fuertemente conectado a la tecnología, pero extrañamente desconectado a cualquier tipo de responsabilidad social o compromiso civil”.

Pesimistas tecnológicos

Otras empresas tecnológicas siguen el ejemplo de la empresa 3Com y buscan la forma de atraer a los menos interesados por la tecnología. Aparentemente, es un mercado bastante grande. En los Estados Unidos, ha disminuido el crecimiento del uso de Internet y se achica el grupo de tecnófilos y entusiastas.

Durante los últimos años, Forrester Research ha estudiado un grupo al que denomina los “pesimistas” tecnológicos. Los pesimistas, que abarcan 47% de la población, no están conectados a Internet ni piensan conectarse. Probablemente no compren la computadora, el teléfono celular, el asistente digital o el pager último modelo.

Incluso los fanáticos de la tecnología lo piensan dos veces. Según un estudio llevado a cabo por la agencia publicitaria de Nueva York, FCB Worldwide, muchos tecnólogos europeos se sienten abrumados por la invasión de nuevos productos y probablemente esperen para comprar la próxima maravilla tecnológica.

Consecuencias de esta tendencia

La venta de computadoras seguirá trepando lentamente en tanto que la gente y las organizaciones evalúan qué se considera un exceso de tecnología. Decaerá el mercado de tecnología de alta velocidad, dado que los usuarios exigen herramientas personalizadas, en vez de productos preempaquetados.

* Luddistas: los seguidores del General Ludd, que, en 1811 y 12, cuando la revolución Industrial en Inglaterra dejaba sin trabajo a hilanderos y tejedores, irrumpía en las fábricas y destruía a palos las máquinas culpables de la desocupación.

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