Cómo será la nueva generación de líderes

El descrédito que cayó sobre las prácticas de liderazgo luego de la crisis iniciada en septiembre 2008 obliga a reflexionar un poco sobre qué cosas valoraba hasta entonces la comunidad empresarial en sus líderes, reflexiona el ensayista Richard Rawlinson.

11 enero, 2010

<p>Los nuevos estilos de liderazgo que predominan, y los cambios asociados en las estructuras de management y gobernanza, dar&aacute;n forma al desarrollo de instituciones empresariales en general. Rawlinson estima que todav&iacute;a no est&aacute; claro qu&eacute; normas y valores defender&aacute;n los nuevos l&iacute;deres del negocio financiero, pero que las presiones sobre ellos son evidentes y que la historia de la cultura gerencial sugiere que veremos algunas transiciones importantes, y algunas inesperadas.</p>
<p>Sin duda,dice, las concepciones populares sobre qu&eacute; es buen liderazgo empresarial influir&aacute;n ampliamente en este nuevo estilo. Entre los a&ntilde;os 80 y 2001, el modelo aplaudido era el &ldquo;l&iacute;der como h&eacute;roe&rdquo;. Ejemplos como Jack Welch en General Electric y Sir John Browne en BP sacud&iacute;an las viejas organizaciones, abrumadas bajo el peso de procesos y organigramas. Brillando como estrellas all&aacute; en lo alto, transformaban el desempe&ntilde;o de la compa&ntilde;&iacute;a. Pero despu&eacute;s de 2001, el fiasco de las punto com y otros factores tumbaron del pedestal el modelo individualista de liderazgo. Entonces fue cuando se vieron los defectos, fallas y hasta la conducta lamentable de algunos famosos l&iacute;deres, inclusive los de Enron, WorldCom, Tyco y Parmalat.</p>
<p>El modelo del &ldquo;l&iacute;der como h&eacute;roe&rdquo; fue reemplazado por el el concepto de &ldquo;equipos de liderazgo&rdquo;. Seg&uacute;n la teor&iacute;a, se lograr&iacute;a mejor desempe&ntilde;o combinando estilos y talentos gerencialesdiferentes en un solo grupo cohesionado. En 2006, Booz &amp; Company titulaba su estudio anual sobre tendencias en sucesi&oacute;n de CEO &ldquo;La era del l&iacute;der inclusivo&rdquo;. La vida en la cumbre se volvi&oacute; m&aacute;s sensible. El modelo de equipos se adaptaba bien a una generaci&oacute;n de directivos que eran menos jer&aacute;rquicos, menos entrenados en lo militar y m&aacute;s cooperativos por inclinaci&oacute;n que sus antecesores.</p>
<p>Ahora estamos ante otra transici&oacute;n. La crisis econ&oacute;mica y las complicaciones generadas por tantos servicios financieros que antes hab&iacute;an sido confiables sacudi&oacute; nuevamente nuestra confianza en el estilo de liderazgo imperante. Mucho da&ntilde;o fue hecho por muy pocos. El feroz fracaso de las expectativas desacredit&oacute; nuevamente las pr&aacute;cticas de liderazgo, pero habr&aacute; que ver todav&iacute;a con qu&eacute; las vamos a reemplazar.</p>
<p>El primer impacto se sentir&aacute; a nivel directorio. Los miembros de los directorio, viendo que quedaron expuestos a grandes riesgos, comenzar&aacute;n cambiando su propia conducta. Quieren m&aacute;s visibilidad en las pr&aacute;cticas empresariales y m&aacute;s informaci&oacute;n para verificar directamente m&aacute;s dimensiones del desempe&ntilde;o corporativo. Comienzan a interesarse por temas que anteriormente dejaban librados al equipo gerencial.</p>
<p>Al buscar una nueva forma de liderazgo, los directorios comenzar&aacute;n con la m&aacute;s vieja de las verdades: aquellos con autoridad deben tener visi&oacute;n de futuro y deben liderar con el ejemplo. Ellos deben motivar e inspirar sobre una base moral. Es precisamente ese liderazgo calmo, considerado y &eacute;tico, el que hace falta para liderarar a muchos cuando el momento econ&oacute;mico es dif&iacute;cil.</p>
<p>Muchas compa&ntilde;&iacute;as tambi&eacute;n necesitar&aacute;n encontrar estructuras y procesos, tanto formales como informales, que retengan el disensos productivo. La forma de equipo de liderazgo permanecer&aacute; intacta, pero su potencial ser&aacute; aprovechado de formas diversas. Los equipos est&aacute;ran integrados por personalidades diferentes, cuyos desaf&iacute;os ser&aacute;n trabajar juntos para fijar las nuevas directivas y renovar el liderazgo moral mientras prestan mucha atenci&oacute;n a la ejecutici&oacute;n cotidiana.</p>
<p>Hemos descubierto de la peor manera que los modelos financieros conceptuales, que durante alg&uacute;n tiempo parec&iacute;an brindar una nueva manera de crecimiento r&aacute;pido, pueden oscurecer las realidades subyacentes del sistema econ&oacute;mico. Tenemos que admitir el fracaso de esos modelos para entender y controlar la complejidad e interdependencia de nuestro mundo. Los l&iacute;deres en servicios financieros podr&iacute;an entender que los seres humanos somos todos limitados, que el mejor camino es aceptar que somos intr&iacute;nsecamente proclives a hacer las cosas mal, que necesitamos mantener nuestro cerebro alerta y que para triunfar en el arcano mundo de las finanzas, necesitamos que todos mantengan los pies en la realidad cotidiana.</p>
<p>Debemos fomentar l&iacute;deres para quienes la duda y la incertidumbre sean simplemente una parte de la condicci&oacute;n humana, no el enemigo de la acci&oacute;n o un signo de debilidad. Deben tolerar el cuestionamiento y la duda dentro de sus propias organizaciones y aplicarlos productivamente ellos mismos. Debemos hacer de la duda y el desaf&iacute;o un h&aacute;bito de la organizaci&oacute;n –incluso cuando parece un obviedad evidente– para mantenernos abiertos a diferentes tipos de informaci&oacute;n. <br />
Tambi&eacute;n debe cambiar la conformaci&oacute;n y gerenciamiento de los equipos ejecutivos equipos compuestos por gente diversa son m&aacute;s eficaces. La variedad asegura la capacidad de cuestionar.</p>
<p>Al armar equipos, hay que cuidarse de no derivar hacia la homogeneizaci&oacute;n. Adem&aacute;s, el poder y el control ser&aacute;n separados m&aacute;s activa y estructuralmente, Podr&iacute;a haber una estructura segregada, de gobernanza interna en algunas organizaciones.<br />
Lo que vamos a necesitar es l&iacute;deres hol&igrave;sticos, integradores y desapasionados en car&aacute;cter y pensamiento. Este no es momento para l&iacute;deres que se detengan en detalles, ni para los que est&aacute;n convencidos de que ven un futuro con claridad y quieren que sus organizaciones se alineen. M&aacute;s bien, debemos ver el patr&oacute;n general, y verlo mejor que otros, mientras reconocen, sin suprimir, el riesgo y las incertidumbres.</p>
<p>Los l&iacute;deres m&aacute;s exitosos de esas organizaciones recientemente transformadas har&aacute;n otra cosa especialmente bien. Fijar&aacute;n el prop&oacute;sito general y la misi&oacute;n de la organizaci&oacute;n, no s&oacute;lo su estrategia. Por cierto, a menudo se concentrar&aacute;n en el objetivo corporativo o misi&oacute;n, dejando las extrategias al equipo ejecutivo. Ya sabemos que a las empresas que tienen un prop&oacute;sito articulado que va m&aacute;s all&aacute; de la conveniencia de hacer m&aacute;s dinero, les ha ido mucho mejor en las crisis. Tambi&eacute;n les ir&aacute; mejor en la recuperaci&oacute;n. Pero eso depender&aacute; del temperamento del liderazgo. Si tenemos suerte, los l&iacute;deres que emerjan esta vez ser&aacute;n honestos, s&oacute;lidos y con una visi&oacute;n lo suficientemente larga como para lograr que su estilo perdure por alg&uacute;n tiempo.</p>
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