Caso Ovitz: una advertencia a las juntas directivas

Los directores de Walt Disney ganaron el largo juicio sobre toma y despido de Michael Ovitz. Pero el juez, en su veredicto, los tachó de “no seguir las mejores prácticas de gestión” y lanzó una advertencia general a las juntas.

16 agosto, 2005

El canciller -juez de instrucción o garantías- William Chandler (Delaware) censuró agriamente a la junta y al presidente ejecutivo saliente, Michael Eisner, a quien calificó de “maquiavélico”. No obstante, dictaminó que tenían derecho de despedir a Ovitz, tras sólo catorce mese de ocupar un cargo simbólico, con una indemnización escandalosa: US$ 140 millones.

Pese al tono severo del magistrado, pues, su fallo representa un revés para quienes abogan por más contralor sobre el “poder ejecutivo” de las empresas. “Si el pleito debía evidenciar la capacidad de los accionisras para oponerse a decisiones arbitrarias o sospechosas de los directores, el veredicto es una derrota. Eisner –opina el “Wall Street Journal”- tenía excesiva libertad de acción y el juez se la confirmó”. Los letrados de la demnada, el estudio Milberg Weiss, reiteró el viernes que apelará en toda la línea.

Algunos expertos en gobierno de compañías privadas afirman que “esta decisión embarra la pista en un momento crucial, pues las empresas venían desde 2002 instrumentando medidas para mejorar la calidad y la ética de gestión. Para cubrirse, Chandler recalcó que los hechos causantes del proceso habían ocurrido diez años antes, cuando aún no existían las actuales prácticas ejecutivas.

El “New York Times” y el londinense “Financial Times” prsumen que el fallo es, en verdad, una advertencia a los directivos con vistas a futuras acciones de tipo similar. “De otro modo, no se explica que el canciller haya usado un lenguaje tan conminatorio”, apunta Charles Elson –experto en la materia, univeridad de Delaware-, hablando con “Los Ángeles Times”.

En estas actuaciones, los miembros del directorio habrían sido personalmente responsables si Chandler hubiese dictaminado en favor de los accionistas, que habían planteado el reembolso de la fiortuna percibida por Ovitz (amigo personal de Eisner, que se quedó en la calle tras una pelea). Sea como fuere, una larga serie de disputas intestinas y errores empresarios acabó también con la carrera del ex CEO, más señor feudal que directivo moderno.

Aun antes del fallo, Wal Disney se habían converti oen ejemplo de gobierno arbitrario y desmedidas remuneraciones a los estamentos superiores. “El mero hecho de llegar a los tribunales –comentaba el NYT- ha surtido efectos en materia de esos paquetes y la conducta de juntas directivas sumisas al capricho del CEO”. Por cierto, últimamente las indemnizaciones caras vienen sujetas a escrutinio más secero, como sucede con los US$ 32 millones abonados a Stephen Crawford, despedido en julio como copresidente de Morgan Stalye.Motivo, luego de ejercer el cargo apenas tres meses.

El canciller -juez de instrucción o garantías- William Chandler (Delaware) censuró agriamente a la junta y al presidente ejecutivo saliente, Michael Eisner, a quien calificó de “maquiavélico”. No obstante, dictaminó que tenían derecho de despedir a Ovitz, tras sólo catorce mese de ocupar un cargo simbólico, con una indemnización escandalosa: US$ 140 millones.

Pese al tono severo del magistrado, pues, su fallo representa un revés para quienes abogan por más contralor sobre el “poder ejecutivo” de las empresas. “Si el pleito debía evidenciar la capacidad de los accionisras para oponerse a decisiones arbitrarias o sospechosas de los directores, el veredicto es una derrota. Eisner –opina el “Wall Street Journal”- tenía excesiva libertad de acción y el juez se la confirmó”. Los letrados de la demnada, el estudio Milberg Weiss, reiteró el viernes que apelará en toda la línea.

Algunos expertos en gobierno de compañías privadas afirman que “esta decisión embarra la pista en un momento crucial, pues las empresas venían desde 2002 instrumentando medidas para mejorar la calidad y la ética de gestión. Para cubrirse, Chandler recalcó que los hechos causantes del proceso habían ocurrido diez años antes, cuando aún no existían las actuales prácticas ejecutivas.

El “New York Times” y el londinense “Financial Times” prsumen que el fallo es, en verdad, una advertencia a los directivos con vistas a futuras acciones de tipo similar. “De otro modo, no se explica que el canciller haya usado un lenguaje tan conminatorio”, apunta Charles Elson –experto en la materia, univeridad de Delaware-, hablando con “Los Ángeles Times”.

En estas actuaciones, los miembros del directorio habrían sido personalmente responsables si Chandler hubiese dictaminado en favor de los accionistas, que habían planteado el reembolso de la fiortuna percibida por Ovitz (amigo personal de Eisner, que se quedó en la calle tras una pelea). Sea como fuere, una larga serie de disputas intestinas y errores empresarios acabó también con la carrera del ex CEO, más señor feudal que directivo moderno.

Aun antes del fallo, Wal Disney se habían converti oen ejemplo de gobierno arbitrario y desmedidas remuneraciones a los estamentos superiores. “El mero hecho de llegar a los tribunales –comentaba el NYT- ha surtido efectos en materia de esos paquetes y la conducta de juntas directivas sumisas al capricho del CEO”. Por cierto, últimamente las indemnizaciones caras vienen sujetas a escrutinio más secero, como sucede con los US$ 32 millones abonados a Stephen Crawford, despedido en julio como copresidente de Morgan Stalye.Motivo, luego de ejercer el cargo apenas tres meses.

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