Aproveche los intangibles para globalizarse creando valor

Jane Fraser sostiene, en Race for the World: Strategies to Build a Great Global Firm, que es necesario aprovechar los bienes intangibles para crear valor y convertirse en una firma de primer nivel mundial.

24 diciembre, 2001

La tesis de la autora es que la naturaleza internacional del e-business, en combinación con la interconexión de los mercados, significa que virtualmente todas las empresas deben ser globales.

Economía de transición

Fraser se refiere a la transición de un mundo definido geográficamente, a otro con una economía global y un mercado único.
Todavía, dice, no hemos ingresado en una economía verdaderamente global ni estamos en un mercado formado por muchos mercados regionales y mercados nacionales. Estamos en una transición entre ambos. Esto significa que diferentes mercados e industrias están en proceso de integración. Sería un gran error pensar que están en el estado final, porque existen un montón de incertidumbres, oportunidades y riesgos asociados con cualquier transición. Y más aún con una de esta magnitud.

La habilidad más importante para este mundo en transición es animarse a la gestión de riesgo. Es importante, en primer lugar, porque hay un gran incremento en la velocidad de evolución y transformación de los mercados y las industrias. ¿Quién habría pensado hace 10 años que Microsoft constituiría una amenaza para la industria de los servicios financieros o que empresas como E-Trade serían un peligro para las Merrill Lynchs o Smith Barneys del mundo? Los riesgos que se corren cuando se desconoce hacia dónde se dirigen los mercados, si el producto o el servicio de uno será necesario o será superado por otro son enormes. Además, están los riesgos e incertidumbres de operar en muchos más mercados.

Pero uno de los mandamientos fundamentales de la gestión de riesgo es no hacer inversiones por impulso. Hay que entrenarse para ver con claridad cuándo es el momento oportuno para aprovechar el capital intangible, sin necesidad de invertir grandes cantidades de su capital financiero. Se puede, por ejemplo, recurrir a socios capitalistas, proveedores, o a otros jugadores del mismo negocio. Es el caso de cuando se quiere construir una planta en el extranjero y no se desea poner 100% de capital propio. Pero en los intangibles sí hay que invertir: en talento, en propiedad intelectual, en marcas y en relacionarse con las redes de clientes, proveedores y demás. Actualizarlos, adaptarlos al mercado.

El segundo mandamiento de Fraser es la viejísima idea de no poner todos los huevos en una sola canasta. Apostar a varios negocios a la vez. Algunos darán mejor resultados que otros.

En tercer lugar, olvidarse del miedo a echarse atrás. Si una inversión no va bien encaminada, mejor es detenerla La gestión de riesgo es pensar hacia el futuro, no estar atado con el pasado.

Y el último mandamiento es recurrir a otros si esos otros hacen las cosas mejor que uno mismo. Eso se puede hacer por asociación o por contrato.

Pero la alternativa no es “globalizarse o morir”

Para globalizarse hay que ser – necesariamente – de primer nivel. Los clientes van hacia las marcas que reconocen, hacia las empresas con propuestas de mayor valor. Los clientes tienen mayor información que antes y hay mucha más competencia. Las empresas que se duerman sobre sus laureles dejarán de cosechar.

Las empresas de internet tienen una ventaja sobre las tradicionales en cuanto a penetración en mercados globales. Están acostumbradas a pensar en cómo aprovechar oportunidades sin afectar demasiado su estructura de costos. enen mucho el hábito de pensar cómo atrapar la oportunidad de manera que se derrumbe . Pero también tienen desventajas porque están limitadas por su propio talento. Todavía no está claro si si serán las que ganen automáticamente.

Especialización

Es casi imposible globalizarse sin especialización. Uno puede ser especialista en varias cosas y en diferentes productos, como por ejemplo GE, líder en múltiples áreas. Pero las empresas que saldrán airosas tratarán de modelar los mercados globales a través de una mezcla de especializaciones y por su magnitud. Probablemente estarán en segmentos múltiples, pero la segmentación necesita cierto raciocinio y cada una de sus partes deben estar relacionadas: en caso contrario, deberían pensar en empresas distintas. Este tipo de vínculos, dice el libro, va a ser lo que constituye los bienes intangibles. Serán marcas particulares, el conjunto de habilidades o el conjunto de relaciones. Pero las empresas dejarán de ser los descomunales conglomerados que eran las multinacionales del pasado.

La tesis de la autora es que la naturaleza internacional del e-business, en combinación con la interconexión de los mercados, significa que virtualmente todas las empresas deben ser globales.

Economía de transición

Fraser se refiere a la transición de un mundo definido geográficamente, a otro con una economía global y un mercado único.
Todavía, dice, no hemos ingresado en una economía verdaderamente global ni estamos en un mercado formado por muchos mercados regionales y mercados nacionales. Estamos en una transición entre ambos. Esto significa que diferentes mercados e industrias están en proceso de integración. Sería un gran error pensar que están en el estado final, porque existen un montón de incertidumbres, oportunidades y riesgos asociados con cualquier transición. Y más aún con una de esta magnitud.

La habilidad más importante para este mundo en transición es animarse a la gestión de riesgo. Es importante, en primer lugar, porque hay un gran incremento en la velocidad de evolución y transformación de los mercados y las industrias. ¿Quién habría pensado hace 10 años que Microsoft constituiría una amenaza para la industria de los servicios financieros o que empresas como E-Trade serían un peligro para las Merrill Lynchs o Smith Barneys del mundo? Los riesgos que se corren cuando se desconoce hacia dónde se dirigen los mercados, si el producto o el servicio de uno será necesario o será superado por otro son enormes. Además, están los riesgos e incertidumbres de operar en muchos más mercados.

Pero uno de los mandamientos fundamentales de la gestión de riesgo es no hacer inversiones por impulso. Hay que entrenarse para ver con claridad cuándo es el momento oportuno para aprovechar el capital intangible, sin necesidad de invertir grandes cantidades de su capital financiero. Se puede, por ejemplo, recurrir a socios capitalistas, proveedores, o a otros jugadores del mismo negocio. Es el caso de cuando se quiere construir una planta en el extranjero y no se desea poner 100% de capital propio. Pero en los intangibles sí hay que invertir: en talento, en propiedad intelectual, en marcas y en relacionarse con las redes de clientes, proveedores y demás. Actualizarlos, adaptarlos al mercado.

El segundo mandamiento de Fraser es la viejísima idea de no poner todos los huevos en una sola canasta. Apostar a varios negocios a la vez. Algunos darán mejor resultados que otros.

En tercer lugar, olvidarse del miedo a echarse atrás. Si una inversión no va bien encaminada, mejor es detenerla La gestión de riesgo es pensar hacia el futuro, no estar atado con el pasado.

Y el último mandamiento es recurrir a otros si esos otros hacen las cosas mejor que uno mismo. Eso se puede hacer por asociación o por contrato.

Pero la alternativa no es “globalizarse o morir”

Para globalizarse hay que ser – necesariamente – de primer nivel. Los clientes van hacia las marcas que reconocen, hacia las empresas con propuestas de mayor valor. Los clientes tienen mayor información que antes y hay mucha más competencia. Las empresas que se duerman sobre sus laureles dejarán de cosechar.

Las empresas de internet tienen una ventaja sobre las tradicionales en cuanto a penetración en mercados globales. Están acostumbradas a pensar en cómo aprovechar oportunidades sin afectar demasiado su estructura de costos. enen mucho el hábito de pensar cómo atrapar la oportunidad de manera que se derrumbe . Pero también tienen desventajas porque están limitadas por su propio talento. Todavía no está claro si si serán las que ganen automáticamente.

Especialización

Es casi imposible globalizarse sin especialización. Uno puede ser especialista en varias cosas y en diferentes productos, como por ejemplo GE, líder en múltiples áreas. Pero las empresas que saldrán airosas tratarán de modelar los mercados globales a través de una mezcla de especializaciones y por su magnitud. Probablemente estarán en segmentos múltiples, pero la segmentación necesita cierto raciocinio y cada una de sus partes deben estar relacionadas: en caso contrario, deberían pensar en empresas distintas. Este tipo de vínculos, dice el libro, va a ser lo que constituye los bienes intangibles. Serán marcas particulares, el conjunto de habilidades o el conjunto de relaciones. Pero las empresas dejarán de ser los descomunales conglomerados que eran las multinacionales del pasado.

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