Aprovechar los intangibles

In Race for the World, un grupo de consultores de McKinsey & Co. analizan los grandes cambios en la economía mundial que están cambiando la manera en que casi todo el mundo hace sus negocios.

22 abril, 2003

Los autores creen que las barreras geográficas prácticamente van a desaparecer para las empresas en los próximos 30 años y que las implicancias para las empresas podrían ser devastadoras… o increíblemente ventajosas. “Con el tiempo, la única clase que va a existir es la clase mundial”, escriben Lowell Bryan, Jane Fraser, Jeremy Oppenheim y Wilhelm Rall. “Todas las demás se verán forzadas a reestructurarse o a salir del negocio.”

Los autores ven que la integración económica mundial se acelera con el nuevo acceso a los mercados de capitales, con los avances en computación, las tecnologías informáticas y la rápida declinación de la influencia de los gobiernos.

Jane Fraser, una de las autoras del libro, sostiene que para ganar la carrera global las empresas deben aprovechar los bienes intangibles.
El mundo, dice, atraviesa actualmente una “economía de transición” entre un mundo definido geográficamente y una economía global con mercado único.

Debido justamente a esa situación de transitoriedad, la habilidad esencial para que las empresas hagan frente al mundo es la gestión riesgo / recompensa (risk-reward management).

La gestión de riesgo es fundamental cuando se desconoce hacia dónde se dirigen los mercados, se desconoce si el producto o el servicio que tienen para vender será necesario en el futuro o se verá superado por otros. Además, están los riesgos e incertidumbres de operar en mercados que no se conocen.

Una de las obligaciones fundamentales de la gestión de riesgo y recompensa es descartar las inversiones por impulso y determinar con cuidado cuándo es el momento oportuno para desplegar el capital intangible, sin tener que desplegar grandes cantidades de su capital financiero. Esto significa, en un mercado desconocido, recurrir a socios capitalistas, proveedores u otros jugadores de la industria para no tener que poner 100% de capital propio. En cambio, la propuesta es potenciar los intangibles: el talento propio, la propiedad intelectual, las marcas y las relaciones. Es en esos intangibles que hay que invertir continuamente, para actualizarlos y adaptarlos al mercado.

Los autores creen que las barreras geográficas prácticamente van a desaparecer para las empresas en los próximos 30 años y que las implicancias para las empresas podrían ser devastadoras… o increíblemente ventajosas. “Con el tiempo, la única clase que va a existir es la clase mundial”, escriben Lowell Bryan, Jane Fraser, Jeremy Oppenheim y Wilhelm Rall. “Todas las demás se verán forzadas a reestructurarse o a salir del negocio.”

Los autores ven que la integración económica mundial se acelera con el nuevo acceso a los mercados de capitales, con los avances en computación, las tecnologías informáticas y la rápida declinación de la influencia de los gobiernos.

Jane Fraser, una de las autoras del libro, sostiene que para ganar la carrera global las empresas deben aprovechar los bienes intangibles.
El mundo, dice, atraviesa actualmente una “economía de transición” entre un mundo definido geográficamente y una economía global con mercado único.

Debido justamente a esa situación de transitoriedad, la habilidad esencial para que las empresas hagan frente al mundo es la gestión riesgo / recompensa (risk-reward management).

La gestión de riesgo es fundamental cuando se desconoce hacia dónde se dirigen los mercados, se desconoce si el producto o el servicio que tienen para vender será necesario en el futuro o se verá superado por otros. Además, están los riesgos e incertidumbres de operar en mercados que no se conocen.

Una de las obligaciones fundamentales de la gestión de riesgo y recompensa es descartar las inversiones por impulso y determinar con cuidado cuándo es el momento oportuno para desplegar el capital intangible, sin tener que desplegar grandes cantidades de su capital financiero. Esto significa, en un mercado desconocido, recurrir a socios capitalistas, proveedores u otros jugadores de la industria para no tener que poner 100% de capital propio. En cambio, la propuesta es potenciar los intangibles: el talento propio, la propiedad intelectual, las marcas y las relaciones. Es en esos intangibles que hay que invertir continuamente, para actualizarlos y adaptarlos al mercado.

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