Algunas firmas europeas aprenden management de los chinos

En apariencia, la economía norteamericana es más abierta que la de la Unión Europea y podría reaccionar más rápido a los retos chinos. No es así, cree Gerald Kleisterlee, CEO de Royal Philips Electronics y admirador del management oriental.

28 septiembre, 2005

Sin duda, muchos estadounidenses opinan que la UE crece demasiado lentamente y arriesga estancarse. Según el directivo, “también es la impresión entre empresarios y dirigentes políticos europeos. Es cierto, sí, que algunos países de la UE encaran reformas de diverso tipo, en particular tendientes a eliminar regulaciones excesivas. Pero su ritmo es por demás pausado”.

Pero, con la economía norteamericana inmersa en creciente déficit y altísimo endeudamiento externo, varios analistas sostienen que países en desarrollo –el término “emergentes” ya no está en boga- como China o India están cambiando el perfil de los mercados mundiales. “Por cierto, van a tener amplios efectos. Pero –advierte Kleisterlee- “no veo a esos gigantes como amenazas competitivas sino, más bien, como oportunidades”. Allí, día a día más habitantes se convierten en consumidores que requieren productos y servicios”.

En verdad, la balanza comercial china con el resto del mundo está en equilibrio. Se exportan textiles, electrónica de uso final y, en el futuro, coches. Pero, “por otra parte, se importan aviones, equipos y máquinas herramientas complejas. En tanto Occidente siga invirtiendo en educación, ciencia y tecnología, se mantendrá a la cabeza en innovaciones”.

Justamente, en Estados Unidos arrecian los debates sobre si los chinos pueden crear e innovar o sólo copiar. “Lo mismo se suponía de los japoneses o los surcoreanos en las dos anteriores generaciones. No veo –afirma el jefe de RPE- razones para que no puedan innovar. Me niego a considerarlos estereotipos de la imitación. Porque trabajan duro para desarrollar tecnologías y parámetros propios”.

Sin ir más lejos, la compañía holandesa manufactura localmente parte de todos los productos que vende en China. “Tenemos, por ejemplo, un negocio de terapias médicas completamente integrado. Además, importamos a China equipos norteamericanos y europeos de avanzada. En un segmento, tecnología informática, fabricamos allá semiconductores, pero no obleas para implantar circuitos”. El grupo es por hoy la mayor multinacional instalada en China, en términos de producción (US$ 9.000 millones anuales) y volumen exportado (6.000 millones).

Mientras tanto, ¿cómo les va a las empresas norteamericanas en el nuevo contexto de mercado? “Bastante bien. El surgimiento de Japón, Surcorea, China o India -estima el directivo neerlandés- no ha modificado fundamentalmente el cuadro general. La economía estadounidense continúa siendo la más fuerte del planeta, si bien ya no la más voluminosa en términos de PBI”.

Claro que Kleisterlee respeta unas empresas más que otras. A su criterio, “General Electric es un competidor formidable. En otro plano, IBM siguen siendo pionera en innovaciones. Aprendemos de ellos y nos adaptamos, aunque más lo hagamos respecto de los chinos. En especial, los emprendedores, su pragmatismo y su habilidad para entrar en un segmento. O crearlo. He llevado conmigo la junta entera o los managers superiores en viajes por China, para que observen esa experiencia en directo”.

Existes casos especiales, como Lenovo o TCL, “cuyos jóvenes equipos gerenciales arman negocios sin exceso de gastos, dinámicos y muy bien enfocados. Los europeos solemos complicar mucho las cosas. Nos centramos en lo genérico, pero los chinos prefieren procesos específicos y resultados concretos. Y aprenden más rápido de lo que suponemos”.

Sin duda, muchos estadounidenses opinan que la UE crece demasiado lentamente y arriesga estancarse. Según el directivo, “también es la impresión entre empresarios y dirigentes políticos europeos. Es cierto, sí, que algunos países de la UE encaran reformas de diverso tipo, en particular tendientes a eliminar regulaciones excesivas. Pero su ritmo es por demás pausado”.

Pero, con la economía norteamericana inmersa en creciente déficit y altísimo endeudamiento externo, varios analistas sostienen que países en desarrollo –el término “emergentes” ya no está en boga- como China o India están cambiando el perfil de los mercados mundiales. “Por cierto, van a tener amplios efectos. Pero –advierte Kleisterlee- “no veo a esos gigantes como amenazas competitivas sino, más bien, como oportunidades”. Allí, día a día más habitantes se convierten en consumidores que requieren productos y servicios”.

En verdad, la balanza comercial china con el resto del mundo está en equilibrio. Se exportan textiles, electrónica de uso final y, en el futuro, coches. Pero, “por otra parte, se importan aviones, equipos y máquinas herramientas complejas. En tanto Occidente siga invirtiendo en educación, ciencia y tecnología, se mantendrá a la cabeza en innovaciones”.

Justamente, en Estados Unidos arrecian los debates sobre si los chinos pueden crear e innovar o sólo copiar. “Lo mismo se suponía de los japoneses o los surcoreanos en las dos anteriores generaciones. No veo –afirma el jefe de RPE- razones para que no puedan innovar. Me niego a considerarlos estereotipos de la imitación. Porque trabajan duro para desarrollar tecnologías y parámetros propios”.

Sin ir más lejos, la compañía holandesa manufactura localmente parte de todos los productos que vende en China. “Tenemos, por ejemplo, un negocio de terapias médicas completamente integrado. Además, importamos a China equipos norteamericanos y europeos de avanzada. En un segmento, tecnología informática, fabricamos allá semiconductores, pero no obleas para implantar circuitos”. El grupo es por hoy la mayor multinacional instalada en China, en términos de producción (US$ 9.000 millones anuales) y volumen exportado (6.000 millones).

Mientras tanto, ¿cómo les va a las empresas norteamericanas en el nuevo contexto de mercado? “Bastante bien. El surgimiento de Japón, Surcorea, China o India -estima el directivo neerlandés- no ha modificado fundamentalmente el cuadro general. La economía estadounidense continúa siendo la más fuerte del planeta, si bien ya no la más voluminosa en términos de PBI”.

Claro que Kleisterlee respeta unas empresas más que otras. A su criterio, “General Electric es un competidor formidable. En otro plano, IBM siguen siendo pionera en innovaciones. Aprendemos de ellos y nos adaptamos, aunque más lo hagamos respecto de los chinos. En especial, los emprendedores, su pragmatismo y su habilidad para entrar en un segmento. O crearlo. He llevado conmigo la junta entera o los managers superiores en viajes por China, para que observen esa experiencia en directo”.

Existes casos especiales, como Lenovo o TCL, “cuyos jóvenes equipos gerenciales arman negocios sin exceso de gastos, dinámicos y muy bien enfocados. Los europeos solemos complicar mucho las cosas. Nos centramos en lo genérico, pero los chinos prefieren procesos específicos y resultados concretos. Y aprenden más rápido de lo que suponemos”.

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