Estados Unidos omite a los inspectores de la ONU

El proyecto de resolución que presentará este viernes Estados Unidos al Consejo de Seguridad no contempla la posibilidad de que los inspectores de la ONU vuelvan a Irak, como pretenden Rusia y Francia, entre otros países.

9 mayo, 2003

Estos voceros revelaron que el borrador del proyecto establecería básicamente el levantamiento de las sanciones que el Consejo de Seguridad impuso a Irak tras la invasión de Kuwait en1990, salvo el capítulo relacionado con la venta de armas.

En los últimos días, algunos países, como Rusia, advirtieron que sólo apoyarían el levantamiento de las sanciones si los inspectores de la ONU pueden regresar a Irak para certificar la ausencia de armas de destrucción masiva, pues así lo establecen las resoluciones del Consejo.

Sin embargo, el borrador del proyecto de resolución no entra en este asunto, ya que Washington no es partidario de que los inspectores de la ONU regresen a Irak.

Estados Unidos intentará lograr el máximo apoyo posible entre los miembros del Consejo, algunos de los cuales podrían patrocinar la iniciativa, como el Reino Unido, España o Bulgaria.

En cualquier caso, altos cargos del Gobierno estadounidense han reconocido en varias ocasiones su negativa a permitir el regreso de los inspectores de la ONU, dado que las tareas de verificación las están realizando el personal enviado por las fuerzas aliadas.

Aunque el proyecto de resolución todavía no ha sido presentado oficialmente, la difusión del borrador ha causado sorpresa en algunos ámbitos diplomáticos, que lo consideran demasiado “agresivo”.

En concreto, opinan que el proyecto de resolución, de salir adelante con su contenido actual, daría validez a la presencia en suelo iraquí de las fuerzas estadounidense y del resto de aliados, a las que se denomina en el texto como “la autoridad”.

Además, la resolución autorizaría a los países de la coalición a gestionar la reconstrucción del país y la venta de petróleo, aunque bajo la supervisión internacional de algunas instituciones financieras y de la ONU.

La propuesta apoya el establecimiento de un Gobierno interino en Irak y asigna a las Naciones Unidas el papel “vital” de trabajar con los aliados en la constitución de esta administración.
Para ello, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, deberá nombrar un “coordinador especial” que colabore con las fuerzas ocupantes en el proceso político, en la reconstrucción del país y en la prestación de la ayuda humanitaria.

El texto también contempla la desaparición paulatina del programa humanitario “Petróleo por alimentos”, que en los últimos siete años ha permitido a la ONU gestionar las exportaciones de crudo iraquí y obtener con estos ingresos bienes de primera necesidad para la población.

A partir de la aprobación de la nueva resolución, las exportaciones de petróleo se harían conforme a las prácticas del mercado internacional.

Estados Unidos y sus aliados -que reconocen en el texto sus obligaciones y responsabilidades como fuerzas ocupantes- proponen que el dinero obtenido de la venta de petróleo sirva para financiar la reconstrucción de Irak, a través de un fondo creado a tal efecto.

Este “Fondo de Asistencia Iraquí” sería depositado en el banco central de Irak, y contaría con el asesoramiento de la ONU, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y estaría auditado por expertos independientes.

El texto especifica que los ingresos de la venta de petróleo serán gastados en beneficio del pueblo iraquí “bajo la dirección” de las fuerzas ocupantes y en consulta con el Gobierno interino iraquí.

Tras la presentación oficial del texto, se iniciará el proceso de negociación con los miembros más reticentes del Consejo, si bien todos ellos han realizado en los últimos días llamamientos en favor de recuperar la unidad y el consenso.

Estos voceros revelaron que el borrador del proyecto establecería básicamente el levantamiento de las sanciones que el Consejo de Seguridad impuso a Irak tras la invasión de Kuwait en1990, salvo el capítulo relacionado con la venta de armas.

En los últimos días, algunos países, como Rusia, advirtieron que sólo apoyarían el levantamiento de las sanciones si los inspectores de la ONU pueden regresar a Irak para certificar la ausencia de armas de destrucción masiva, pues así lo establecen las resoluciones del Consejo.

Sin embargo, el borrador del proyecto de resolución no entra en este asunto, ya que Washington no es partidario de que los inspectores de la ONU regresen a Irak.

Estados Unidos intentará lograr el máximo apoyo posible entre los miembros del Consejo, algunos de los cuales podrían patrocinar la iniciativa, como el Reino Unido, España o Bulgaria.

En cualquier caso, altos cargos del Gobierno estadounidense han reconocido en varias ocasiones su negativa a permitir el regreso de los inspectores de la ONU, dado que las tareas de verificación las están realizando el personal enviado por las fuerzas aliadas.

Aunque el proyecto de resolución todavía no ha sido presentado oficialmente, la difusión del borrador ha causado sorpresa en algunos ámbitos diplomáticos, que lo consideran demasiado “agresivo”.

En concreto, opinan que el proyecto de resolución, de salir adelante con su contenido actual, daría validez a la presencia en suelo iraquí de las fuerzas estadounidense y del resto de aliados, a las que se denomina en el texto como “la autoridad”.

Además, la resolución autorizaría a los países de la coalición a gestionar la reconstrucción del país y la venta de petróleo, aunque bajo la supervisión internacional de algunas instituciones financieras y de la ONU.

La propuesta apoya el establecimiento de un Gobierno interino en Irak y asigna a las Naciones Unidas el papel “vital” de trabajar con los aliados en la constitución de esta administración.
Para ello, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, deberá nombrar un “coordinador especial” que colabore con las fuerzas ocupantes en el proceso político, en la reconstrucción del país y en la prestación de la ayuda humanitaria.

El texto también contempla la desaparición paulatina del programa humanitario “Petróleo por alimentos”, que en los últimos siete años ha permitido a la ONU gestionar las exportaciones de crudo iraquí y obtener con estos ingresos bienes de primera necesidad para la población.

A partir de la aprobación de la nueva resolución, las exportaciones de petróleo se harían conforme a las prácticas del mercado internacional.

Estados Unidos y sus aliados -que reconocen en el texto sus obligaciones y responsabilidades como fuerzas ocupantes- proponen que el dinero obtenido de la venta de petróleo sirva para financiar la reconstrucción de Irak, a través de un fondo creado a tal efecto.

Este “Fondo de Asistencia Iraquí” sería depositado en el banco central de Irak, y contaría con el asesoramiento de la ONU, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y estaría auditado por expertos independientes.

El texto especifica que los ingresos de la venta de petróleo serán gastados en beneficio del pueblo iraquí “bajo la dirección” de las fuerzas ocupantes y en consulta con el Gobierno interino iraquí.

Tras la presentación oficial del texto, se iniciará el proceso de negociación con los miembros más reticentes del Consejo, si bien todos ellos han realizado en los últimos días llamamientos en favor de recuperar la unidad y el consenso.

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