Alerta roja para las editoriales

Hoy la tecnología, la colaboración de la industria y la comodidad revolucionan la forma en que leemos...Con los libros electrónicos se abre un nuevo capítulo para el campo editorial.

3 abril, 2000

Durante esta década, la mitad de nuestra lectura será en formato electrónico, ya sea en monitores de computadoras, pantallas PDA o en las páginas de los libros electrónicos. Los libros de texto, manuales de instrucción, publicaciones para profesionales y otros manuscritos que requieran una actualización y revisión continua dominarán el mercado del texto digitalizado.

Los amantes de los libros de ficción elegirán el texto impreso o digitalizado, según las circunstancias. Las impresiones a pedido reemplazarán las publicaciones especulativas. Si bien las editoriales ahorrarán dinero, afrontarán nuevas preocupaciones sobre temas como derechos de autor, distribución y licencias. ¿Quiénes se beneficiarán entonces con la revolución del libro electrónico? Las personas con problemas de visión.

El año pasado, se superó uno de los mayores obstáculos para la propagación de las publicaciones electrónicas cuando 75 empresas y organizaciones anunciaron un acuerdo respecto de estándares abiertos para libros electrónicos. Las editoriales pronto podrán generar una única versión digital de un libro para ser usada en cualquiera de los libros electrónicos actuales o futuros, aparatos del tamaño de un libro que se utilizan para bajar y exponer libros.

Una muy buena noticia para Rocket eBook, SoftBooks y Everybook, tres marcas de libros electrónicos. Si bien no se cuenta con cifras específicas, los observadores estiman que la venta total de cada producto ronda los miles de dólares. Mientras tanto, se vendieron alrededor de dos millones de asistentes digitales personales (PDA) –la tecnología más parecida a un libro electrónico–, y las cifras siguen trepando.

Estos datos son también significativos ya que el acuerdo abre las puertas a una unión entre los libros electrónicos y los PDA, lo cual, según insisten los expertos de la industria, captará más la atención del consumidor.

Preparativos para el despegue

La industria de los libros electrónicos no puede determinar qué sucederá primero. En otras palabras, los observadores de la industria sostienen que estos libros no tomarán vuelo hasta que no haya una cantidad crítica de lectura recreativa disponible y, por otro lado, que las editoriales no invertirán en tecnología hasta que los consumidores no muestren interés.

Aun así, han comenzado a invertir. Recientemente, las editoriales de mayor envergadura acordaron incluir algunos títulos en formato digital. Simon & Schuster lanzó un libro en formato electrónico antes de la edición impresa. Barnes & Noble y Bertelsmann, gigante editorial alemana, invirtieron en Rocket e-Book, mientras que GE Capital y Nokia, la fabricante finlandesa de teléfonos celulares, respaldan a la empresa rival SoftBook. A partir de estos sucesos, se desprende que el negocio está pronto a despegar.

Sorteando obstáculos

Gracias a las presiones de las nuevas tecnologías y las alianzas empresariales, se salvarán otros obstáculos para los libros digitales, particularmente cuestiones que conciernen la protección de los derechos de autor. A saber:

*Actualmente, Adobe Systems, gran productora de software para editoriales, modifica el formato de sus documentos para proteger a los documentos digitales de los derechos de autor no autorizados.

*Xerox trabaja conjuntamente con Adobe mientras desarrolla su propio programa de protección de los derechos de autor.

*Intertrust Technologies desarrolla un programa complejo para protección de la piratería.

*Microsoft está considerando el desarrollo de tecnología similar y creando un software que facilita la lectura de los textos.

Asimismo, NetLibrary, empresa que compra los derechos de un libro a las editoriales, traduce los libros a formato digital y luego los vende a bibliotecas y consumidores, cuenta con estrictas medidas de seguridad que aseguran que el usuario no pueda bajar ni distribuir un libro.

Por ejemplo, si una biblioteca compra una copia de un libro, sólo un lector por vez puede acceder al texto gracias a la tecnología utilizada. Los usuarios pueden imprimir algunas páginas pero, después de imprimir varias, reciben una advertencia que dice que el material tiene todos los derechos reservados. Después de varias advertencias, el usuario pierde acceso al libro.

NetLibrary también ha diseñado una tecnología que traduce archivos electrónicos a un formato que se parece más a un libro. Las bibliotecas pueden escanear páginas, recibirlas vía correo electrónico, escribir los textos, y luego acomodar los archivos para facilitar la lectura y el uso. Por ejemplo, si el usuario clickea en una nota al pie, se abre una ventana con la referencia. Las fotos y los dibujos tienen alta resolución y los índices se conectan con cada capítulo.

Caen las barreras psicológicas

Los libros electrónicos triunfarán donde fracasaron los CD-ROM. Los CD no brindaban ventajas reales a los lectores, especialmente cuando se trataba de libros de ficción. (Muchos manuales y manuscritos de instrucción en CD se venden muy bien.).

En comparación, los libros electrónicos cuentan con características altamente tentadoras. Incluyen, entre otras cosas, el envío inmediato de libros on line y, para los viajeros, la posibilidad de llevar varios libros en un único aparato portátil del tamaño de una bolsa de papel. Más aún, las personas con problemas de visión podrán acomodar el tipo de letra, tamaño y brillo para lograr una óptima lectura, lo cual ayudará a superar, eventualmente, cualquier apego que tengan al papel.

En última instancia, la resistencia a los libros electrónicos desaparecerá dado que las escuelas y empresas los utilizarán como un medio más eficaz y económico para distribuir información a los estudiantes y empleados. Así, una vez que se sientan cómodos con la tecnología, los usuarios recurrirán a los libros electrónicos para lecturas recreativas.

Revolución editorial

El campo editorial se encuentra en medio de una revolución parecida a la que enfrenta la industria discográfica. Así como Internet permite que los individuos no sólo adapten cintas y CD a sus propios gustos y elecciones sino también editen su propia música, también sucederá esto con los escritores y la literatura. Prosperará la auto-publicación.

Del mismo modo que los músicos no se dirigen a los sellos discográficos por su capacidad para producir cintas y CD, los escritores no recurren a las editoriales para publicar los libros. Los escritores eligen las editoriales por su experiencia y conocimiento en marketing, promoción y distribución, lo cual seguirá siendo así. La industria editorial no corre el peligro de desaparecer, pero algunas empresas están en peligro de ser desplazadas por jugadores más ágiles, más receptivos y con mayores habilidades tecnológicas.

En consecuencia, la aparición de libros electrónicos demandará nuevos contratos sobre licencias entre productores y vendedores, y que se reorganicen los sistemas de distribución. Se tendrán que considerar nuevamente las disposiciones de los derechos de autor que estipulan que la propiedad del material vuelve a manos del autor una vez que el libro sale a la venta dado que, en el mundo electrónico, no existe el paso posterior a la impresión.

Asimismo, se deberá resolver el tema de la fijación de precios. Es probable que existan dos tendencias divergentes en lo que a la fijación de precios se refiere. Si bien los costos iniciales para adaptar la industria a la era electrónica serán considerables, se desvanecerán ya que los costos de distribución, almacenamiento de inventario y devolución de producto disminuirán. Sin embargo, las editoriales tal vez tengan que invertir más en marketing y promociones a medida que aumenta la competencia de las auto-publicaciones.

Durante esta década, la mitad de nuestra lectura será en formato electrónico, ya sea en monitores de computadoras, pantallas PDA o en las páginas de los libros electrónicos. Los libros de texto, manuales de instrucción, publicaciones para profesionales y otros manuscritos que requieran una actualización y revisión continua dominarán el mercado del texto digitalizado.

Los amantes de los libros de ficción elegirán el texto impreso o digitalizado, según las circunstancias. Las impresiones a pedido reemplazarán las publicaciones especulativas. Si bien las editoriales ahorrarán dinero, afrontarán nuevas preocupaciones sobre temas como derechos de autor, distribución y licencias. ¿Quiénes se beneficiarán entonces con la revolución del libro electrónico? Las personas con problemas de visión.

El año pasado, se superó uno de los mayores obstáculos para la propagación de las publicaciones electrónicas cuando 75 empresas y organizaciones anunciaron un acuerdo respecto de estándares abiertos para libros electrónicos. Las editoriales pronto podrán generar una única versión digital de un libro para ser usada en cualquiera de los libros electrónicos actuales o futuros, aparatos del tamaño de un libro que se utilizan para bajar y exponer libros.

Una muy buena noticia para Rocket eBook, SoftBooks y Everybook, tres marcas de libros electrónicos. Si bien no se cuenta con cifras específicas, los observadores estiman que la venta total de cada producto ronda los miles de dólares. Mientras tanto, se vendieron alrededor de dos millones de asistentes digitales personales (PDA) –la tecnología más parecida a un libro electrónico–, y las cifras siguen trepando.

Estos datos son también significativos ya que el acuerdo abre las puertas a una unión entre los libros electrónicos y los PDA, lo cual, según insisten los expertos de la industria, captará más la atención del consumidor.

Preparativos para el despegue

La industria de los libros electrónicos no puede determinar qué sucederá primero. En otras palabras, los observadores de la industria sostienen que estos libros no tomarán vuelo hasta que no haya una cantidad crítica de lectura recreativa disponible y, por otro lado, que las editoriales no invertirán en tecnología hasta que los consumidores no muestren interés.

Aun así, han comenzado a invertir. Recientemente, las editoriales de mayor envergadura acordaron incluir algunos títulos en formato digital. Simon & Schuster lanzó un libro en formato electrónico antes de la edición impresa. Barnes & Noble y Bertelsmann, gigante editorial alemana, invirtieron en Rocket e-Book, mientras que GE Capital y Nokia, la fabricante finlandesa de teléfonos celulares, respaldan a la empresa rival SoftBook. A partir de estos sucesos, se desprende que el negocio está pronto a despegar.

Sorteando obstáculos

Gracias a las presiones de las nuevas tecnologías y las alianzas empresariales, se salvarán otros obstáculos para los libros digitales, particularmente cuestiones que conciernen la protección de los derechos de autor. A saber:

*Actualmente, Adobe Systems, gran productora de software para editoriales, modifica el formato de sus documentos para proteger a los documentos digitales de los derechos de autor no autorizados.

*Xerox trabaja conjuntamente con Adobe mientras desarrolla su propio programa de protección de los derechos de autor.

*Intertrust Technologies desarrolla un programa complejo para protección de la piratería.

*Microsoft está considerando el desarrollo de tecnología similar y creando un software que facilita la lectura de los textos.

Asimismo, NetLibrary, empresa que compra los derechos de un libro a las editoriales, traduce los libros a formato digital y luego los vende a bibliotecas y consumidores, cuenta con estrictas medidas de seguridad que aseguran que el usuario no pueda bajar ni distribuir un libro.

Por ejemplo, si una biblioteca compra una copia de un libro, sólo un lector por vez puede acceder al texto gracias a la tecnología utilizada. Los usuarios pueden imprimir algunas páginas pero, después de imprimir varias, reciben una advertencia que dice que el material tiene todos los derechos reservados. Después de varias advertencias, el usuario pierde acceso al libro.

NetLibrary también ha diseñado una tecnología que traduce archivos electrónicos a un formato que se parece más a un libro. Las bibliotecas pueden escanear páginas, recibirlas vía correo electrónico, escribir los textos, y luego acomodar los archivos para facilitar la lectura y el uso. Por ejemplo, si el usuario clickea en una nota al pie, se abre una ventana con la referencia. Las fotos y los dibujos tienen alta resolución y los índices se conectan con cada capítulo.

Caen las barreras psicológicas

Los libros electrónicos triunfarán donde fracasaron los CD-ROM. Los CD no brindaban ventajas reales a los lectores, especialmente cuando se trataba de libros de ficción. (Muchos manuales y manuscritos de instrucción en CD se venden muy bien.).

En comparación, los libros electrónicos cuentan con características altamente tentadoras. Incluyen, entre otras cosas, el envío inmediato de libros on line y, para los viajeros, la posibilidad de llevar varios libros en un único aparato portátil del tamaño de una bolsa de papel. Más aún, las personas con problemas de visión podrán acomodar el tipo de letra, tamaño y brillo para lograr una óptima lectura, lo cual ayudará a superar, eventualmente, cualquier apego que tengan al papel.

En última instancia, la resistencia a los libros electrónicos desaparecerá dado que las escuelas y empresas los utilizarán como un medio más eficaz y económico para distribuir información a los estudiantes y empleados. Así, una vez que se sientan cómodos con la tecnología, los usuarios recurrirán a los libros electrónicos para lecturas recreativas.

Revolución editorial

El campo editorial se encuentra en medio de una revolución parecida a la que enfrenta la industria discográfica. Así como Internet permite que los individuos no sólo adapten cintas y CD a sus propios gustos y elecciones sino también editen su propia música, también sucederá esto con los escritores y la literatura. Prosperará la auto-publicación.

Del mismo modo que los músicos no se dirigen a los sellos discográficos por su capacidad para producir cintas y CD, los escritores no recurren a las editoriales para publicar los libros. Los escritores eligen las editoriales por su experiencia y conocimiento en marketing, promoción y distribución, lo cual seguirá siendo así. La industria editorial no corre el peligro de desaparecer, pero algunas empresas están en peligro de ser desplazadas por jugadores más ágiles, más receptivos y con mayores habilidades tecnológicas.

En consecuencia, la aparición de libros electrónicos demandará nuevos contratos sobre licencias entre productores y vendedores, y que se reorganicen los sistemas de distribución. Se tendrán que considerar nuevamente las disposiciones de los derechos de autor que estipulan que la propiedad del material vuelve a manos del autor una vez que el libro sale a la venta dado que, en el mundo electrónico, no existe el paso posterior a la impresión.

Asimismo, se deberá resolver el tema de la fijación de precios. Es probable que existan dos tendencias divergentes en lo que a la fijación de precios se refiere. Si bien los costos iniciales para adaptar la industria a la era electrónica serán considerables, se desvanecerán ya que los costos de distribución, almacenamiento de inventario y devolución de producto disminuirán. Sin embargo, las editoriales tal vez tengan que invertir más en marketing y promociones a medida que aumenta la competencia de las auto-publicaciones.

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