<p><span style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; line-height: 17px; ">Sin medidas drásticas para aliviar balances, reducir costos y atraer dinero fresco –o sea, inversores–, los bancos occidentales no podrán ganar liquidez ni desempeñar su función clave. Esto es, promover la recuperación y el crecimiento de la economía física. Especialmente en el nuevo contexto de fragilidad europea y debilidad estadounidense.</span></p>
<p><span style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Habrá cambios que exigirán moverse en un mundo con crecientes regulaciones. Así lo ve un estudio del </span><em style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; margin: 0px; padding: 0px; ">McKinsey Quarterly</em><span style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">. Las crisis sistémica norteamericana (2008/09) y de endeudamiento (Unión Europea, 2009 en adelante) son desafíos inescapables.<br />
</span></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><br />
Sin duda, están en juego los modelos convencionales, sobre todo en las economías centrales de Occidente. En este escenario, peligra la aptitud de mantener niveles aceptables de rentabilidad para accionistas e inversores.<br />
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<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">McKinsey Quarterly</em> lo señala en su publicación trimestral, en un análisis titulado “Situación de la banca global, en busca de modelos sustentables”.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Apoyándose en cifras de 2010 y de la primera mitad de 2011 referidas a retornos sobre acciones (RSA) en Estados Unidos-Canadá y la UE, el trabajo concluye que ambas crisis no han sido superadas y hasta pueden recrudecer. Por el contrario, la brecha puede ampliarse por efectos de nuevos requerimientos regulatorios. <br />
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A primera vista, 2010 fue un buen año para el negocio financiero. Los ingresos netos totales alcanzaron un récord de US$ 3,8 billones (millones de millones). Pero ese panorama rosado no implica, necesariamente, un futuro brillante para los bancos privados de Estados Unidos y la UE. En realidad, 90% de la mejora en rentabilidad era atribuible a menores proyecciones de pérdidas crediticias. <br />
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Además, gran parte –si no todas– las buenas noticias procedían de mercados emergentes. Por otro lado, declinaban los flujos de capital transfronterizo, las valuaciones y la confianza de los inversores en el porvenir. Ello ocurría ya antes de la segunda crisis de deuda en la Eurozona (2011). <br />
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Por consiguiente, esos mismos inversores han estado reconsiderando perspectivas y opciones, con un resultado: degradar al sector privado (como hacen las calificadoras con los países). Los mayores problemas abarcan el costo de hacer negocios, gracias primordialmente a nuevas regulaciones sobre los bancos. En particular, el aumento de encajes para soportar mejor eventuales cimbronazos, entre ellos escasez de liquidez.<br />
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<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Bajo retorno<br />
</strong><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
En 2010, la actividad bancaria en EE.UU. y la UE deparó un RSA de apenas 7 y 7,9%, respectivamente. Aun normalizando esos retornos (asumiendo pérdidas equivalentes a los promedios de 2000/07), el RSA de 2010 se eleva a 9,3% o 9,2% en los dos mercados. En este nivel, los retornos siguen 1,5% bajo los costos accionarios. Aun antes de que la actividad haya digerido los capitales adicionales exigidos por Basilea III, la banca de economías centrales afrontará una significativa brecha en rentabilidad.<br />
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McKinsey calculaba, hace tres meses, que alcanzar un RSA de 12% hacia 2015 –a ambas orillas del Atlántico norte– demandará a los bancos privados añadir más de US$ 350.000 millones en ganancias netas durante el lapso intermedio. Esto presupone el doble del monto a fin de este año o el total anual de utilidades combinadas de las industrias automotriz y farmoquímica. <br />
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En la UE y Norteamérica resulta claro que ya no será posible seguir con el negocio financiero tal como era hasta 2010. Los bancos son presionados para incrementar ganancias de capital y buscar oportunidades, pero obtenerlas en plazas desarrolladas es difícil. Esto explica que, como presume el informe, los mercados emergentes probablemente contribuyan con casi la mitad de ingresos bancarios hacia 2020. Esto debe compararse con el actual 33%. En el decenio 2012/21, entretanto, 60% de la expansión sectorial derivará de fuentes emergentes.<br />
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A criterio de McKinsey, las instituciones financieras han de combinar dos movidas.<br />
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<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Achicar balances.</strong> Tanto en la UE como en EE.UU., han de encontrarse formas de operar con menos capital y mayor eficiencia. Por ejemplo, los bancos europeos pueden desplazar parte de sus préstamos a mercados de capital y a revivir la plaza de títulos soberanos. De paso, requerirá expandir mercados de deuda convencionales y desarrollar alternativas de bajo costo para los inversores.<br />
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<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Reducir costos. </strong>Para alcanzar un RSA de 12% solo recortando gastos, sin adoptar alguna de las medidas recomendadas, los bancos debieran limitar sus erogaciones hasta 6% anual entre 2012 y 2015. No es una exigencia fácil, dado que apenas una de 50 entidades ha encarado rebajas de hasta 4% durante el período 2001 a 2010.</p>
Los bancos tras un modelo global sostenible
Sin medidas drásticas para aliviar balances, reducir costos y atraer dinero fresco o sea, inversores, los bancos occidentales no podrán ganar liquidez ni desempeñar su función clave. Esto es, promover la recuperación y el crecimiento de la economía física.