El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) de septiembre se ubicó en 39,81 puntos. La cifra representa una leve caída mensual del 0,33%, aunque se mantiene 2,08% por encima de los niveles de un año atrás. La tendencia revela una paradoja: la confianza crece en algunos sectores y regiones, pero retrocede con fuerza en otros, reflejando la fragmentación económica y social del país .
El estudio de la Universidad Torcuato Di Tella muestra que la confianza avanza en la Ciudad de Buenos Aires —donde creció 9,58% en el mes—, mientras retrocede en el Interior (-3,73%) y en el Gran Buenos Aires (-0,84%). La geografía económica del índice se asemeja a un mapa de desigualdades persistentes: allí donde los sectores más vinculados a los servicios se benefician de cierta recuperación, los núcleos más dependientes del consumo masivo registran deterioro.
La segmentación por nivel de ingreso expone un contraste aún más profundo. Los hogares de ingresos bajos mejoraron 6,65% en el mes y acumulan un alza interanual del 10,67%. En cambio, los de ingresos altos retrocedieron 5,20% y se ubican 4,02% por debajo de septiembre de 2024 . El dato no es anecdótico: revela que los ajustes macroeconómicos y la apreciación del peso impactan de manera divergente en el poder adquisitivo. Los sectores populares, favorecidos por la baja de la inflación de alimentos y tarifas, perciben un alivio relativo, mientras que los segmentos de mayores ingresos, con hábitos de consumo dolarizados, advierten un deterioro.
El desglose por subíndices confirma esa dualidad. La Situación Macroeconómica creció 7,41% en el mes, señal de que los hogares valoran una cierta estabilidad tras las primeras medidas de la administración Milei. Sin embargo, en la comparación interanual, aún se encuentra 3,34% por debajo. La Situación Personal aumentó 3,17%, aunque prácticamente no se movió frente al año anterior (-0,36%). Por el contrario, el índice de Bienes Durables e Inmuebles se desplomó 14,87% mensual, aunque todavía está 17,33% arriba interanual .
El comportamiento de los consumidores oscila entre la cautela y la expectativa. Las Condiciones Presentes retrocedieron casi 10% en septiembre, pero siguen 12,3% por encima de un año atrás. Las Expectativas Futuras mejoraron 6,59% en el mes, aunque permanecen 3,34% por debajo en la comparación interanual . Esa ambivalencia habla de una sociedad que percibe cierto alivio coyuntural, pero mantiene dudas sobre la sostenibilidad del rumbo económico.
El ICC cumple, desde hace más de dos décadas, la función de termómetro de los hogares argentinos. Cada variación, por mínima que sea, refleja tensiones que exceden lo económico: muestran la forma en que se redistribuyen expectativas y temores en torno al futuro inmediato. En septiembre de 2025, el índice no solo registra una caída marginal, sino que expone con nitidez la fractura entre regiones y clases sociales.
La confianza del consumidor, en definitiva, no es un indicador aislado. Es el espejo de un país que oscila entre la esperanza de estabilidad y el recuerdo cercano de crisis recurrentes. Esa tensión, propia de la historia económica argentina, sigue marcando el pulso del presente.












