lunes, 29 de diciembre de 2025

La balanza de pagos volvió al déficit: importaciones y turismo explican el giro

El Indec informó que la cuenta corriente registró en el tercer trimestre de 2025 un déficit de US$ 1.581 millones, frente al superávit de US$ 891 millones de igual período de 2024. El cambio se explicó por la reducción del superávit de bienes y por un mayor rojo en servicios, con viajes como principal motor.

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El balance del sector externo dejó una señal que obliga a leer en conjunto precios relativos, nivel de actividad y decisiones de gasto. La balanza de pagos —registro de las transacciones entre residentes y no residentes— pasó a mostrar un déficit de cuenta corriente en el tercer trimestre de 2025. El dato contrasta con el mismo trimestre del año previo, cuando el saldo había sido positivo, y permite identificar dos vectores: el rebote de importaciones y el incremento del déficit por turismo y transporte.

En notas previas, Mercado siguió el pulso del tipo de cambio y su transmisión a precios, la dinámica del EMAE, la evolución del consumo masivo y el deterioro del saldo turístico. Ese mapa ayuda a interpretar por qué el frente externo se tensiona aun cuando persiste un superávit en bienes.

La cuenta corriente vuelve al rojo

La cuenta corriente del tercer trimestre de 2025 cerró con un déficit de US$ 1.581 millones. La comparación interanual resulta elocuente: en el tercer trimestre de 2024 había mostrado un superávit de US$ 891 millones.

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El giro no fue lineal dentro de 2025. En la serie trimestral, la cuenta corriente exhibe déficits en el primer, segundo y tercer trimestre (US$ 5.637 millones, US$ 2.774 millones y US$ 1.581 millones, respectivamente), con una reducción del rojo hacia mitad de año. Sin embargo, el tercer trimestre marca el contraste más nítido contra 2024, cuando la economía había acumulado cuatro trimestres con saldo positivo y un superávit anual de US$ 5.701 millones.

En ese encuadre, el resultado del trimestre se explica por una combinación de comercio de bienes que pierde margen, servicios que profundizan su déficit y una cuenta de ingreso primario que mantiene un rojo estructural por rentas e intereses.

Bienes: el superávit baja, aunque las exportaciones crecen

En bienes, el Indec estimó un superávit de US$ 4.348 millones en el tercer trimestre de 2025, inferior al de igual período de 2024 (US$ 5.306 millones). La caída del saldo fue de US$ 958 millones.

El detalle muestra el mecanismo. Las exportaciones crecieron US$ 2.885 millones (hasta US$ 23.798 millones), pero las importaciones subieron US$ 3.843 millones (hasta US$ 19.449 millones). En otras palabras: el comercio de bienes siguió aportando divisas netas, aunque con un superávit más estrecho, presionado por el aumento de compras externas.

El informe además distingue efectos de precios y cantidades. El deterioro del saldo se vinculó principalmente con un efecto cantidades negativo, parcialmente compensado por un efecto precios positivo. En el lenguaje de la coyuntura, esa señal se asocia a la normalización parcial de importaciones cuando se recompone la demanda de insumos y bienes finales, incluso en un contexto de consumo heterogéneo.

Aquí encaja una tensión que Mercado destacó en 2025: indicadores de actividad con variaciones interanuales positivas, pero con señales de desaceleración en la serie desestacionalizada y en la tendencia-ciclo del EMAE. En paralelo, el consumo masivo mostró debilidad en autoservicios mayoristas, con caídas reales interanuales en septiembre, lo que limita la hipótesis de un “boom” generalizado de demanda interna. El dato de balanza de pagos sugiere que el incremento de importaciones pudo apoyarse en rubros que no se reflejan de inmediato en el consumo masivo, como recomposición de stocks, bienes intermedios y logística.

Servicios: el turismo vuelve a ordenar el déficit

El saldo de servicios resultó negativo en US$ 2.554 millones, con un aumento del déficit de US$ 951 millones frente al tercer trimestre de 2024. Dentro de ese resultado, dos rubros concentran la explicación: viajes y transporte.

Viajes registró un déficit de US$ 1.411 millones, US$ 618 millones superior al del mismo trimestre del año anterior. El Indec atribuyó el aumento al mayor número de residentes que viajaron al exterior y a un gasto promedio más elevado. Transporte, por su parte, arrojó un déficit de US$ 978 millones, US$ 245 millones más que un año antes, explicado por mayores egresos en pasajes y fletes; en este último caso, el instituto vinculó el movimiento con el incremento de importaciones del período.

La lectura conecta con un fenómeno que Mercado abordó en diciembre: más salidas que llegadas y un déficit turístico que se consolida, con impacto directo en la demanda de divisas del lado de servicios. En términos de precios relativos, la dinámica de viajes suele amplificarse cuando el tipo de cambio real abarata el gasto en el exterior para residentes y encarece el turismo receptivo. Sin necesidad de atribuir una causal única, el saldo de viajes en balanza de pagos aporta una medida dura del efecto: el déficit de servicios se explicó, en buena parte, por turismo.

En el mismo rubro, las importaciones de servicios totalizaron US$ 7.087 millones y las exportaciones US$ 4.533 millones. El intercambio comercial de servicios alcanzó US$ 11.620 millones, con un alza interanual de 11,1%.

Rentas, financiamiento y reservas: la otra mitad del tablero

La cuenta de ingreso primario —utilidades, dividendos e intereses— mostró un déficit de US$ 3.888 millones, con un deterioro interanual de US$ 703 millones. El Indec detalló que el rojo se explicó fundamentalmente por la renta de la inversión (US$ 3.863 millones), con déficits en inversión directa, otra inversión e inversión de cartera.

Esa persistencia del déficit por rentas funciona como recordatorio: aun con superávit comercial de bienes, el equilibrio externo requiere compensar pagos de intereses y utilidades, además del déficit de servicios. En el trimestre, el superávit de ingreso secundario (transferencias corrientes) se estimó en US$ 513 millones, US$ 140 millones por encima del año previo.

Del lado financiero, el informe indicó un endeudamiento neto de la economía de US$ 1.448 millones en el tercer trimestre de 2025. La cuenta financiera registró un ingreso neto de capitales de US$ 2.149 millones, explicado por una emisión neta de pasivos de US$ 9.333 millones y un aumento de activos financieros externos de US$ 7.184 millones. En reservas internacionales, por efecto de las transacciones de la balanza de pagos, se estimó una caída de US$ 454 millones en el trimestre.

Un dato de balance completa el cuadro: al 30 de septiembre de 2025, la posición de inversión internacional neta a valor de mercado se ubicó en US$ 50.464 millones, con activos por US$ 483.278 millones y pasivos por US$ 432.814 millones. En el mismo informe, la deuda externa bruta se estimó en US$ 316.935 millones.

Cómo se conecta con tipo de cambio, actividad, consumo y balanza comercial

El saldo de bienes continuó positivo en el trimestre, pero el ritmo de importaciones acortó el superávit. En paralelo, el déficit de viajes sumó una presión típica de fases en las que el gasto de residentes en el exterior crece más rápido que los ingresos por turismo receptivo. En 2025, se habia advertido desde esta columna que el debate de precios relativos no se agota en el dólar oficial: el traslado del dólar mayorista a precios mayoristas mostró señales de desaceleración, con implicancias sobre costos y decisiones de reposición, incluidas importaciones.

La otra conexión se da con el nivel de actividad. En el EMAE, Revista Mercado describió un escenario de crecimiento interanual que convive con señales de menor dinamismo en la serie desestacionalizada, lo que vuelve más relevante mirar composición: qué rubros importan y con qué financiamiento. En consumo, el retroceso en mayoristas sugiere límites en el gasto masivo, aunque no invalida una recomposición parcial de importaciones asociada a producción, energía, logística o inversión, que suele impactar con rezago en los indicadores de ventas al público.

Por último, la balanza comercial mensual sigue como termómetro inmediato. Como se señalar en una nota reciente de este medio, noviembre explicó una porción significativa del superávit comercial de 2025 y que el cierre del año dependía, en gran medida, de la trayectoria de la inversión y del nivel de actividad, que empujan o moderan importaciones industriales. La balanza de pagos del tercer trimestre aporta la perspectiva de mayor alcance: bienes, servicios, rentas y financiamiento se mueven en conjunto, y el turismo emerge como variable que puede erosionar rápido el saldo externo aun cuando el comercio de bienes permanezca en terreno positivo.

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