martes, 30 de diciembre de 2025

Doce meses en neutro: la demanda hotelera no sale de la meseta

Las series desestacionalizadas del Indec muestran que, entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, la demanda de alojamiento se movió en una franja estrecha en torno de 3,6 millones de noches. La comparación interanual pasó de caídas de dos dígitos a variaciones cercanas a cero, pero la tendencia-ciclo se mantiene prácticamente estable, sin señales claras de cambio de fase.

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Un año de alta estacionalidad y demanda estable

La información oficial releva la evolución de las pernoctaciones totales (serie original), su versión desestacionalizada y la serie tendencia-ciclo, para el período septiembre 2024-septiembre 2025.

En la serie original, la estacionalidad domina la lectura: enero de 2025 registra 5,58 millones de noches, frente a un piso de 2,57 millones en mayo y 2,54 millones en junio. Sin embargo, una vez eliminados los factores estacionales, el volumen se ubica de manera consistente entre 3,53 y 3,89 millones de pernoctaciones mensuales.

La serie tendencia-ciclo confirma esta estabilidad. Desde septiembre de 2024, cuando el indicador se sitúa cerca de 3,69 millones de noches, hasta septiembre de 2025, que cierra en torno de 3,65 millones, las variaciones mensuales se mueven en un rango acotado, con oscilaciones de entre –0,9% y +1,5%.

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El pulso de 2025: ajustes y rebotes moderados

El inicio de 2025 exhibe un comportamiento mixto. Enero presenta un fuerte retroceso de la serie desestacionalizada (–5,7% mensual), que se profundiza en febrero (–3,8%). En esos meses la tendencia-ciclo también cae (–0,7% y –1%), lo que sugiere un ajuste real de la demanda, más allá del efecto calendario.

A partir de marzo se observan señales de corrección. La serie desestacionalizada sube 2,6% en el mes y vuelve a crecer, aunque de manera más moderada, en abril (+0,5%) y mayo (+0,9%). Pese a ello, la tendencia-ciclo continúa levemente a la baja hasta mayo, lo que indica que el rebote inicial no alcanza para cambiar el perfil del año.

En junio la demanda desestacionalizada vuelve a caer 1%, pero la tendencia-ciclo se estabiliza. Julio y agosto muestran variaciones mensuales casi nulas, tanto en la serie desestacionalizada como en la tendencia-ciclo. Septiembre presenta una baja de 0,6% en las pernoctaciones desestacionalizadas y un retroceso de 0,1% en la tendencia, lo que consolida la idea de una meseta más que de una fase contractiva.

La comparación interanual se acerca al punto de equilibrio

La columna de variación interanual de la serie original agrega otra perspectiva relevante para el negocio. En septiembre de 2024 las pernoctaciones estaban 19,7% por debajo del mismo mes del año anterior. En octubre la caída interanual se reduce a 10,7%, y en noviembre y diciembre se ubica entre –4,1% y –6,3%.

En 2025 el comportamiento sigue siendo heterogéneo. Enero y febrero muestran descensos interanuales de 1,8% y 7,4%. Marzo termina 5% por debajo de igual mes del año previo. La novedad surge en abril y mayo, cuando la variación interanual pasa a terreno positivo: 10,1% y 9%, respectivamente.

Luego, junio vuelve a presentar una caída de 8,2% interanual, mientras que julio registra –1,8%. En agosto aparece una suba de 1,7% y septiembre cierra con un descenso leve, de –0,9%. En síntesis, la comparación año contra año revela un proceso de convergencia: las brechas negativas de 2024 se van acotando, hasta quedar muy cerca de un punto de equilibrio hacia el final del período.

Lo que dice la tendencia sobre el negocio

Para los operadores del sector, la lectura conjunta de la serie desestacionalizada y de la tendencia-ciclo es clave. En primer lugar, confirma que el volumen estructural de demanda se ubica alrededor de 3,6 millones de noches mensuales. Incluso en los meses con mayor ruido en la serie original —como enero, con un pico de vacaciones, o mayo-junio, con baja temporada— el piso y techo de la serie ajustada cambian muy poco.

En segundo término, el comportamiento de la tendencia-ciclo sugiere un mercado sin expansión significativa. Entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, el indicador oscila en un rango estrecho y cierra prácticamente en el mismo nivel. El sector no se contrae en forma marcada, pero tampoco muestra una recuperación sostenida que permita anticipar aumentos importantes de ocupación en el corto plazo.

Por último, el pasaje de variaciones interanuales muy negativas a valores cercanos a cero indica que el principal ajuste ya habría ocurrido. Las caídas de 2024 y los retrocesos iniciales de 2025 dejan paso a un escenario de estabilidad, en el que los cambios de signo obedecen más a diferencias de base de comparación que a quiebres de tendencia.

Implicancias para tarifas y estrategias comerciales

En un contexto de demanda subyacente estable, la rentabilidad tiende a depender más de las decisiones microeconómicas que del ciclo sectorial. La evidencia estadística sugiere que, en el período analizado, el margen de mejora en ocupación es limitado. Bajo estas condiciones, el foco se desplaza hacia la gestión de tarifas, el diseño de paquetes por segmento y la diversificación de mercados emisores.

La estabilidad de la serie tendencia-ciclo también plantea un desafío para las inversiones en nueva capacidad. Con un volumen estructural de pernoctaciones prácticamente constante, las decisiones de ampliación de plazas deberán apoyarse en estrategias de reposicionamiento, mejoras de calidad o sustitución de oferta obsoleta, más que en una expectativa de crecimiento fuerte de la demanda total.

Al mismo tiempo, la alternancia entre meses con variaciones interanuales positivas y negativas resalta la importancia de administrar la estacionalidad. El uso de promociones específicas, la articulación con eventos y congresos, y el desarrollo de productos para escapadas de corta duración aparecen como herramientas para suavizar los baches de ocupación sin depender de un cambio de ciclo.

Un sector en meseta a la espera de nuevas señales

Las series desestacionalizadas y la tendencia-ciclo del Indec sintetizan, en conjunto, el estado de situación del turismo alojado en el país: detrás de una estacionalidad intensa, la demanda se mantiene en una meseta de alrededor de 3,6 millones de noches mensuales, con oscilaciones acotadas y brechas interanuales que se van reduciendo.

Para el sector hotelero y parahotelero, el mensaje es claro. En ausencia de un impulso externo que modifique el nivel de actividad —ya sea por cambios en el ingreso disponible, en el tipo de cambio o en la llegada de turistas internacionales— la clave pasa por la gestión interna: segmentar mejor, afinar las tarifas y administrar la estacionalidad con precisión. La foto estadística marca un punto de partida; la dinámica futura dependerá, en buena medida, de cómo cada compañía lea y utilice estos datos en su estrategia comercial.

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