jueves, 18 de diciembre de 2025

Empresas argentinas ajustan estrategias energéticas tras cambios en subsidios y marco regulatorio

El nuevo escenario tarifario y la ampliación de infraestructura gasífera impulsan a organizaciones a optimizar consumos energéticos, mientras iniciativas como la Ley Nacional de Generación Distribuida ofrecen incentivos para la autogeneración renovable.

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La reciente reconfiguración de los subsidios energéticos y el desarrollo de infraestructura gasífera están modificando el panorama operativo para industrias y comercios en Argentina. Los ajustes en tarifas han incrementado la incidencia del costo energético, lo que llevó a muchas empresas a revisar consumos, explorar alternativas de eficiencia y considerar soluciones de generación distribuida para mejorar su competitividad.

La gestión energética comenzó a incorporarse de manera sistemática en la planificación empresarial, en particular entre pequeñas y medianas empresas e industrias del mercado medio. En este contexto, el Programa de Reconversión y Eficiencia Energética, firmado entre la Secretaría de Energía de la Nación y el Banco de la Nación Argentina, permite invertir en equipamiento de bajo consumo, termotanques solares y paneles fotovoltaicos, favoreciendo la autogeneración o la reducción de demanda.

“Argentina se encuentra en un proceso de repensar el consumo de energía y de reaprendizaje. Se buscan alternativas para reducir el uso de energía y la sociedad demanda una producción más amigable con el medioambiente”, destacó Gabriel Righini, socio de Auditoría y referente de Energía y Recursos Naturales de Grant Thornton Argentina.

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En 2024 avanzaron obras como la habilitación de tres plantas compresoras del Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno, que incrementan la capacidad de transporte desde Vaca Muerta y permiten sustituir combustibles importados por gas natural en la generación eléctrica. Sin embargo, la matriz energética nacional sigue dependiendo principalmente de combustibles fósiles. “En el país aún se sigue apostando por los combustibles fósiles como principales generadores de energía”, afirmó Estanislao de León, socio de Auditoría y referente del sector en Grant Thornton Argentina.

La transición hacia energías renovables no implica una baja inmediata de costos, dado que la infraestructura actual no puede abastecer plenamente la demanda y será necesario un proceso gradual de modernización. Los especialistas advierten que la transición energética traerá períodos de volatilidad de precios, por lo que contar con un plan de uso eficiente será clave para que las empresas obtengan previsibilidad.

El marco regulatorio vigente incentiva el consumo responsable y la autogeneración. La Ley Nacional de Generación Distribuida 27.424 permite a comercios, industrias y usuarios residenciales producir energía renovable para consumo propio e inyectar excedentes a la red, accediendo a beneficios fiscales y financieros. “Nuestro país cuenta con herramientas que estimulan la eficiencia y la producción distribuida. Esto no solo reduce los costos empresariales, sino que genera un impacto ambiental y social positivo”, subrayó Righini.

Actualmente, empresas e industrias de 16 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pueden acceder a estos beneficios, aunque su adopción requiere tiempo, inversión y políticas públicas que acompañen el desarrollo tecnológico y sectorial.

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