En un contexto global en el que los consumidores exigen cada vez más responsabilidad ambiental y social, la sostenibilidad se vuelve una ventaja competitiva clave. Así lo ha entendido Bodega Malma, el único establecimiento de Neuquén que -junto a otras 21 bodegas y 31 fincas de 14 provincias del país- ha logrado el sello Vitivinicultura Argentina Sostenible.
En el marco del programa de Promoción de Sistemas Vitivinícolas Sostenibles, desarrollado por PyMEs Exportadoras de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) en articulación con el Consejo Federal de Inversiones (CFI), las bodegas contaron con asistencia técnica personalizada y consultores especializados que acompañaron la implementación de sistemas de gestión sostenibles, junto con auditorías externas que validaron los procesos.
“Este programa ha sido un gran desafío para las empresas, que se comprometieron voluntariamente a mejorar sus procesos. Hoy ese esfuerzo se traduce en mayor competitividad en un mundo cada vez más exigente”, resaltó Adolfo Brennan, miembro del directorio de Coviar a cargo de la unidad ejecutora de PyMEs Exportadoras.
De Neuquén al mundo, sostenibles
Bodega Malma nació en 2004 con el proyecto vitivinícola de San Patricio del Chañar, una región que se destaca por sus vinos de alta calidad y que se comparten a nivel mundial: actualmente, el establecimiento de la familia Viola exporta el 55% de su producción a Estados Unidos, Reino Unido y Brasil como principales mercados.
“Seguimos en el camino de transformarnos en una bodega 100% sustentable y acompañar la fuerte tendencia internacional en materia de mitigación del cambio climático. Amamos a la Patagonia, lugar único que elegimos para plantar nuestros viñedos: toda nuestra estrategia está pensada no solo desde el negocio sino también desde nuestro impacto en el entorno que habitamos”, deja en claro Ana Viola, CEO del establecimiento que en 2022 obtuvo la certificación del Protocolo de Sustentabilidad.
Siguiendo esa línea, a través del sello VEG Argentina, la bodega también logró la certificación vegana como garantía del cumplimiento de procesos y estándares de elaboración de productos que no contienen ingredientes de origen animal o derivados animales.
La bodega
Con su arquitectura como una síntesis entre una avanzada tecnología vitícola y la estética del paisaje patagónico, la bodega posee una organización en forma lineal que se integra a las 127 hectáreas de viñedos a través de distintos taludes.
El espacio total tiene una superficie de 5800 m², conformados por las oficinas, el restaurant, la cava, el centro de visitas, Casa Malma y mini casas que permiten hospedaje siguiendo una tendencia de sustentabilidad con un concepto minimalista que respeta el medioambiente y se enfoca en el detalle y el confort.
El proyecto requirió el diseño de un sistema de irrigación de vanguardia que reencausó el agua de deshielo del río Neuquén para regar las chacras: para ello se construyó un canal de 20 kilómetros de largo, con siete plantas de bombeo y centrales de filtrado en cada chacra, con mangueras de riego por goteo localizado, computarizado y automatizado que permite la administración rigurosa de este preciado recurso.
Los suelos patagónicos son muy permeables y las raíces de las vides crecen en profundidad en busca de nutrientes y minerales. Los vientos y las brisas constantes mantienen los viñedos sanos y contribuyen a la concentración en la fruta, al color y a la estructura por generar una piel más gruesa en las uvas.
Las escasas precipitaciones y la baja humedad relativa colaboran con la sanidad de la fruta, mientras que la gran amplitud térmica entre el día y la noche durante el periodo de maduración favorece el equilibrio entre la acidez y el azúcar en las uvas.
Entre los varietales plantados se encuentran principalmente Pinot Noir, Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc y Chardonnay, pero también se cuenta con pequeños lotes de otras variedades a partir de las cuales se elaboran partidas especiales.