Las razones detrás de esta tendencia sostenida van desde la diferencia en las tasas de crecimiento observadas en las dos mayores economías del mundo hasta las políticas comerciales implementadas por los gobiernos de Estados Unidos y China en los últimos años.
De cara al futuro, y considerando las seis mayores economías latinoamericanas (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú – excluyendo a México1) como grupo, Coface observa que se espera que las tasas de crecimiento de las ventas al exterior de estos países superen la expansión de su demanda interna. De hecho, el repunte de la actividad de la región debería ser menor que la media de la recuperación mundial y, más específicamente, inferior a las recuperaciones de China y Estados Unidos. Por lo tanto, las ventas a China y EE.UU. deberían observar un desempeño brillante en 2021.
En términos de importancia para las exportaciones latinoamericanas, China debería seguir ganando terreno a EE.UU.
“La composición de las exportaciones de América Latina a China y Estados Unidos está poco diversificada en general y dependiente en gran medida de los commodities. Esta dinámica es aún más fuerte para el comercio con China. El aumento de los precios de los commodities es un claro impulso para la región de América Latina, ya que beneficia a la mayoría de los países”, comenta Patricia Krause, economista de Coface.
China ha ido alcanzando a Estados Unidos como mercado principal para los productos exportados de América Latina, que todavía están poco diversificados.
China superó a EE.UU. como principal mercado para las exportaciones de Latinoamérica en 2010. La importancia del gigante asiático siguió cobrando fuerza incluso después del final de la bonanza de los precios de las materias primas en 2014, mientras que la contribución de EE.UU. a sus exportaciones se mantuvo bastante estable de 2010 a 2019.
En cuanto a Estados Unidos, su participación rezagada puede atribuirse a la falta de interés en ahondar en las relaciones comerciales con América Latina, que se hizo claramente más prominente durante el mandato de Donald Trump (2017-2021), ya que el enfoque de su administración en la reducción del déficit comercial de Estados Unidos con México y China, así como una falta general de compromiso con la región, han creado un espacio que China ha ocupado.
Por último, la guerra comercial entre Estados Unidos y China bajo el mandato de Trump también ha provocado la transformación de algunas “rutas de exportación” del sector agroalimentario mundial, beneficiando a los productores latinoamericanos, como Brasil, en detrimento de los estadounidenses. Actualmente, Estados Unidos tiene acuerdos comerciales con Chile, Colombia y Perú, mientras que China tiene acuerdos con Chile y Perú. Argentina, Brasil y Ecuador no tienen acuerdos amplios con ninguno de los dos gigantes.
El peso de las exportaciones de bienes en el PIB difiere entre los seis países seleccionados de América Latina. En 2020, Chile registró la mayor participación de las exportaciones en el PIB (29%), seguido de Perú (21%), Ecuador (20%), Brasil (15%), Argentina (14%) y Colombia (11%).
Además, la importancia de Estados Unidos y China en la exportación varían de un país a otro. China es el principal mercado de Brasil, Chile y Perú, mientras que Estados Unidos es el principal destino de exportación de Colombia y Ecuador.
En lo que respecta a Argentina, Brasil es su principal comprador de bienes, seguido de la Unión Europea (UE), China y finalmente EE.UU. Por su parte, la UE es el segundo destino de exportación para Brasil, Colombia y Ecuador, con EE.UU. en tercer lugar para Brasil y China en el tercer lugar para Colombia y Ecuador.
También vale la pena señalar que Estados Unidos y China reciben juntos más del 50% de las ventas al exterior de Chile y más del 40% de las exportaciones de Brasil y Perú. De hecho, las exportaciones a EE.UU. y China superan al comercio intrarregional.
En general, la composición de las exportaciones de América Latina a China y EE.UU. está poco diversificada y es altamente dependiente de los commodities. Esta dinámica es aún más fuerte para el comercio con China. En conjunto, las exportaciones de metales (40%), agroalimentarios (35%) y energía (18%) representan el 93% de las ventas exteriores de los seis países a China.
Las exportaciones a China están muy concentradas en el sector agroalimentario en Argentina y Ecuador, los metales en Chile y Perú, y la energía en Colombia. También hay una prevalencia de los mismos tres grupos de productos básicos con respecto a EE.UU., aunque esta dependencia es relativamente menor (72%).
América Latina no fue inmune al impacto de la crisis de COVID en el comercio exterior mundial. Los seis países registraron una caída del 8% interanual en sus exportaciones totales en 2020. El año pasado, las exportaciones a Estados Unidos se vieron en general más afectadas que las dirigidas a China. Mientras que las primeras cayeron un 19% interanual, las segundas aumentaron un 4%. La mayor resistencia de las exportaciones a China se explica por el hecho de que su economía repuntó más rápido que la de EE.UU. Además, la canasta de bienes exportados también desempeñó un papel importante, como la alta prevalencia de las exportaciones agrícolas a China. La demanda de alimentos, como bien esencial, se ha mostrado resistente o incluso ha aumentado durante la crisis.
China seguirá siendo el principal destino para las exportaciones latinoamericanas; no se vislumbra una diversificación relevante de las exportaciones.
En 2021, se espera que las ventas al exterior de los países latinoamericanos superen a las de sus mercados internos. El retraso en la vacunación contra el COVID en la región, así como el mayor tiempo que se ha necesitado para aplanar significativamente la curva de nuevos casos y muertes por el virus, han dificultado una recuperación económica plena en relación con otros mercados. De hecho, Coface espera que la tasa media de crecimiento en América Latina se sitúe en el 5,2% en 2021, frente a las tasas de Estados Unidos y China, que aumentarían un 6,5% y un 7,5% en el mismo periodo.
Además, el aumento de los precios internacionales de las materias primas observado este año también representa una oportunidad para la región como un importante exportador neto. Por ejemplo, los precios del hierro, el cobre y la soja superaron sus niveles récord anuales entre enero y finales de septiembre de 2021.
Esta coyuntura es un buen augurio para Brasil, el segundo mayor productor de mineral de hierro del mundo. En cuanto al cobre, los niveles de los precios actuales (4% por encima del récord de 2011) benefician a Chile y Perú, el primer y segundo productor del mundo, respectivamente. En lo que respecta a la agricultura, los niveles récord de precios benefician principalmente a Brasil y Argentina.
China debería mantener su papel como un destino importante para las exportaciones latinoamericanas respecto a EE.UU. Si bien la llegada del presidente Biden a la Casa Blanca alivió la dura retórica anti-comercio observada durante el mandato de Trump, es poco probable que ponga énfasis en profundizar las relaciones comerciales o en alcanzar nuevos acuerdos comerciales. Es mucho más probable que la nueva administración de los Estados Unidos se concentre en lidiar con los fuertes flujos migratorios actuales de Guatemala, El Salvador y Honduras, y con la implementación del acuerdo comercial USMCA con México y Canadá. Sin embargo, cabe destacar que la reorientación del gigante asiático hacia un modelo de crecimiento basado en el consumo a expensas de las inversiones y las exportaciones, que se ha fortalecido en los últimos años, requiere, en general, menos materias primas.
De cara al futuro, los comportamientos divergentes entre las materias primas deberían persistir, con la agenda verde global ganando impulso y requiriendo más cobre, litio, etc. Esta situación mejora las perspectivas para el mercado del cobre, y representa una clara oportunidad para Chile y Perú. No obstante, el entorno político en estos dos países podría reducir los beneficios de las empresas mineras que operan localmente. Los altos precios internacionales actuales y las fuertes tensiones sociales, especialmente provocadas por la crisis del Covid-19, han contribuido a acentuar el debate sobre el aumento de las regalías en ambos países.