Los paralelos entre lo que está ocurriendo hoy y los primeros años de la guerra fría son cada vez más convincentes, escribe Gideon Rachman en el Financial Times. Una vez más está el eje Rusia-China alineado contra la alianza occidental encabezada por Washington. La semana pasada Anthony blinken, secretario de Estado norteamericano habló en la Otan reclamando la unidad de Occidente para contener las ambiciones militares chinas y la agresión rusa. Simultáneamente Sergei Lavrov, ministro ruso de relaciones exteriores, estaba en China pidiendo que Beijing y Moscú rechacen el poder de Estados Unidos.
Las tensiones entre ambos bandos aumentan. La fuerza aérea china acaba de realizar la mayor incursión hasta le fecha en el espacio aéreo taiwanés. En los últimos días China impuso sanciones a la Unión Europea y políticos británicos que se habían manifestado contra los derechos humanos en Xinjiang. Este mes de marzo Rusia retiró su embajador de Washington en protesta de lo que llamó acciones sin precedentes de Estados Unidos. La primera reunión entre altos funcionarios de la administración Biden y el gobierno chino terminó en un escándalo público.
Como al principio de la primera guerra fría, algunos acontecimientos cristalizaron el nerviosismo en las capitales occidentales. Entre 1945 y 1945, ocurrió la imposición soviética de regímenes satelitales en Europa oriental provocaron una nueva evaluación de las intenciones de Moscú, El año pasado, el aplastamiento del movimiento pro democrático en Hong Kon y las revelaciones sobre la persecución de los Uyghurs por las autoridades chinas .. un genocidio según el gobierno norteamericano – también provocaron un cambio de actitudes en Occidente. La frialdad de la diplomacia china también hace sonar campanas de alarma en Occidente.
Los intentos del presidente francés, Emmanuel Macron, por asegurar un acercamiento con Rusia, no llegaron a ninguna parte. El creciente clima de represión que hay en Rusia hace que Europa y Estados Unidos acerquen su actitud hacia Moscú.
En esta segunda guerra fría, como en la primera, hay acciones regionales donde el conflicto se puede recalentar. En Asia quedaron problemas sin resolver desde la primera guerra fría. Por ejemplo, el status de la península coreana y de Taiwán. En Europa, ahora es Ucrania el foco de tensión entre Rusia y Occidente.
Durante la administración Trump la rivalidad entre China y Estados Unidos no tuvo el contenido ideológico de la anterior guerra fría. A Trump le importaba el déficit comercial con China. Con la llegada de Biden, vuelve el tema ideológico. Biden ha dicho que quiere convocar a una “cumbre de democracias” y está evidentemente decidido a reafirmar el derecho de Estados Unidos a ser “líder del mundo”.
Una vez más las rivalidades tecnológicas están en el centro de la rivalidad entre las súper potencias. En la primera guerra fría fue la tecnología nuclear y la carrera hacia el espacio. Hoy, las rivalidades se concentran en las tecnologías 5G e inteligencia artificial.