“Hay muchas cosas que podríamos hacer,” dijo Trump el jueves por televisión. “Podríamos cortar toda la relación. Si lo hiciéramos ¿qué pasaría? Nos ahorraríamos US$ 500.000 millones”.
No quedó claro qué representa esa cifra ni a qué se refería. La pregunta que le habían hecho era si Estados Unidos debería rechazar el otorgamiento de visas de estudio a nacionales chinos para áreas científicas sensibles. En 2018 la Casa Blanca consideró la posibilidad de impedir que ciudadanos chinos reciban visas de estudio, pero finalmente desestimó la idea que había presentado un asesor muy cercano a Trump.
El presidente no explicó qué quiso decir con “cortar relaciones” pero algunos funcionarios quieren que retire a las compañáis chinas de las cadenas de suministro norteamericanas.
El ministerio de relaciones exteriores chino respondió instando a que Estados Unidos abandone su guerra fría y su actitud de suma-cero.
Además, está también el temor de que se genere una lucha geopolítica sobre las vacunas. La creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, junto al consiguiente aumento del nacionalismo y contracción del multilateralismo pone nerviosos a los estudiosos de la pandemia. .
La carrera por la vacuna – para la que según muchos expertos todavía faltan 12-18 meses – es central en los esfuerzos del mundo para reiniciar las economías. Pero muchos se planean la gran pregunta de si los países van a actuar egoístamente o abrazar una actitud más colaborativa. Hay más de 100 posibles vacunas en fase de prueba y luego habrá que hacer un enorme esfuerzo de costo y logística para fabricar y distribuir la droga exitosa.
Una carrera que hay que ganar
La carrera por desarrollar una vacuna es como Estados Unidos y la Unión Soviética compitiendo en la carrera espacial”, dice Brad Loncar, socio fundador de un fondo de inversiones norteamericano que maneja un fondo chino de inversiones en tecnología. “Es como la guerra fría”.
Beijing y Washington están invirtiendo miles de millones para ser el primero en desarrollar una vacuna, y hacerlo en tiempo récord. El mundo se estaría encaminando así hacia una guerra informativa sobre vacunas que ya se refleja en las redes sociales con abundante desinformación.