Mientras el promedio global de confianza se estanca en 56 puntos, Argentina sube de 39 a 48 y se convierte en uno de los pocos países con mejora significativa, junto con Sudáfrica. Sin embargo, el país continúa entre las naciones con menor credibilidad institucional, muy por detrás de las economías asiáticas, según el informe del Edelman Trust Barometer 2025, que releva más de 33.000 encuestas en 28 países.
Una excepción en un mapa de desconfianza
A nivel global, la confianza en gobiernos, empresas, ONG y medios se mantiene en terreno neutral, sin mejoras tras un año de elecciones en trece países. De todos ellos, solo Argentina y Sudáfrica lograron avances estadísticamente significativos.
China (77), India (75) y Emiratos Árabes Unidos (72) encabezan el ranking, mientras Japón (37), Reino Unido (43) y Alemania (41) registran los valores más bajos. Argentina, con 48 puntos, sigue entre las naciones de “desconfianza estructural”, aunque rompe una tendencia descendente de cinco años.
Empresas: el último refugio de confianza
El estudio confirma que las empresas se consolidan como la institución más confiable en el mundo, con 62 puntos, frente a 58 de las ONG, 52 del gobierno y 52 de los medios. En Argentina, esa jerarquía se repite: las compañías son las únicas percibidas como simultáneamente competentes y éticas, aunque su imagen se ve afectada por el “sentimiento de agravio”.
A nivel mundial, el 61% de las personas declara sentir algún nivel de agravio hacia las élites económicas y políticas. En Argentina, esa proporción trepa al 65%. Entre quienes manifiestan alto agravio, la confianza en las empresas cae más de 80 puntos en ética y 50 en competencia.
La crisis del agravio como fenómeno global
El Trust Barometer identifica una tendencia transversal: el crecimiento de la “crisis del agravio”, una mezcla de desconfianza, resentimiento y percepción de injusticia. Seis de cada diez personas en el mundo creen que “el sistema favorece a los ricos”, y dos tercios consideran que “los más acaudalados no pagan los impuestos que les corresponden”.
El informe advierte que este sentimiento genera una mentalidad de suma cero: “Lo que beneficia a otros me perjudica a mí”. En contextos de alto agravio, esa creencia se duplica. Esta visión, sostiene Edelman, erosiona el contrato social y alimenta la polarización política.
El deterioro del optimismo
La falta de confianza se traduce en pesimismo generacional. Solo el 36% de la población mundial cree que la próxima generación vivirá mejor que la actual. En los países desarrollados, la cifra cae por debajo del 20%. En Argentina, apenas uno de cada cuatro encuestados mantiene expectativas positivas sobre el futuro.
La pérdida de optimismo se combina con un temor creciente a la discriminación. En promedio global, el 63% teme ser víctima de prejuicios o racismo, el nivel más alto desde que se realiza la encuesta. En Argentina, la preocupación alcanza al 69% de la población, seis puntos por encima del registro de 2024.
Medios en crisis y desinformación en ascenso
A escala global, la confianza en los medios tradicionales descendió a 42 puntos, y tres de cada cuatro personas afirman que “ya no pueden distinguir si una noticia proviene de una fuente confiable o de alguien que busca engañar”.
Los buscadores en línea también perdieron credibilidad (-5 puntos interanual), y las redes sociales continúan como el canal menos confiable. La consecuencia, según el informe, es un círculo de desinformación que debilita la legitimidad democrática.
Desigualdad persistente
La brecha entre los sectores de ingresos altos y bajos se amplía: la diferencia de confianza promedio entre ambos grupos alcanza 13 puntos globalmente, y supera los 20 en países como Tailandia, México o Arabia Saudita. En Argentina, la distancia es de ocho puntos —50 frente a 42—, pero la percepción de inequidad fiscal y falta de meritocracia alimenta un clima de agravio social similar.
La empresa, ante un nuevo mandato ético
El informe sugiere que, en ausencia de confianza en los gobiernos, las empresas adquieren un mandato de acción social. A nivel global, el 85% de los encuestados espera que el sector privado “provea empleos bien remunerados en sus comunidades” y “capacite a sus empleados para competir en el futuro”. En la Argentina, esa expectativa se combina con una demanda de equidad: más del 60% considera que las compañías deberían hacer más para combatir la desinformación y promover la asequibilidad de bienes básicos.
Confianza y crecimiento: una relación directa
Edelman concluye que el vínculo entre confianza y optimismo económico es consistente en todas las regiones. Cuando la confianza aumenta, los sentimientos de agravio tienden a desaparecer y la expectativa de mejora personal crece. En los países con altos niveles de confianza, el optimismo económico triplica al de las naciones desconfiadas.
Fuente: Edelman Trust Barometer 2025 – Global y Argentina Reports.
Trabajo de campo realizado entre el 25 de octubre y el 16 de noviembre de 2024 en 28 países.












