El 24 de julio de 2025, Starlink, la red de internet satelital operada por SpaceX, sufrió una interrupción global sin precedentes. Durante más de una hora, miles de usuarios en América, Europa, Asia, África y Oceanía reportaron la pérdida total de conectividad. Según el observatorio NetBlocks, el tráfico a través de la red cayó al 16% de su volumen habitual, configurando “una interrupción total del servicio”.
El incidente, confirmado por la propia empresa a través de su sitio web y de su cuenta oficial en X, afectó a terminales fijas, móviles, terrestres y marítimas, utilizadas tanto por clientes residenciales como por organismos públicos, empresas, y fuerzas militares. “Starlink se encuentra actualmente en una situación de interrupción de la red y estamos implementando activamente una solución”, señaló SpaceX en un comunicado publicado el mismo día.
Impacto técnico y alcance global
De acuerdo a datos de Downdetector, el número de reportes de falla superó los 60.000 a nivel global en cuestión de minutos. Países como Estados Unidos, Brasil, Australia, Alemania, Portugal, Sudáfrica y Argentina registraron interrupciones simultáneas. “Down in Tennessee”, escribió un usuario en Reddit. Otro reportó: “Down in Portugal”. Las fallas se extendieron a entornos rurales, plataformas marinas, bases científicas y zonas fronterizas, donde Starlink actúa como único proveedor de conectividad confiable.
En algunos casos, la caída afectó servicios esenciales. Según informó Reuters, terminales utilizadas por el Ejército ucraniano en la línea de contacto con las fuerzas rusas también se vieron afectadas. Dado el papel estratégico que cumple Starlink en las comunicaciones de Ucrania desde el inicio de la invasión en 2022, el apagón representó una amenaza operativa directa. Si bien no hubo confirmación oficial por parte del Ministerio de Defensa ucraniano, voceros militares bajo condición de anonimato reconocieron la interrupción de comunicaciones durante al menos 45 minutos.
Riesgos de dependencia y concentración
La caída evidenció el nivel de concentración tecnológica que representa la red satelital de SpaceX. Con más de 6.000 satélites operativos en órbita baja, Starlink no solo ofrece internet a escala global, sino que forma parte de estrategias de defensa, programas educativos remotos y proyectos de conectividad móvil directa en asociación con empresas como T-Mobile, que anunció días antes su servicio Direct-to-Cell.
“La caída global de Starlink muestra los riesgos de depender de una sola constelación para servicios críticos”, advirtió Doug Madory, director de análisis de internet de Kentik, citado por The Verge. La misma publicación remarcó que durante el apagón, “no se detectó tráfico alguno a través de la red”, lo cual sugiere una falla centralizada en los sistemas de control o enrutamiento terrestre.
Repercusiones geopolíticas
Desde su despliegue, Starlink ha sido percibido por varios gobiernos como un actor de relevancia estratégica. La Unión Europea ha debatido mecanismos de regulación sobre redes privadas en órbita, mientras que China y Rusia han criticado en foros multilaterales la creciente influencia de Elon Musk en el ámbito espacial. La caída del sistema podría fortalecer estos cuestionamientos.
La red Spacesail (Qianfan), operada por China, y el programa europeo IRIS² buscan precisamente ofrecer alternativas soberanas. La interrupción del servicio de Starlink podría acelerar estas iniciativas, así como la revisión de contratos públicos y militares que dependen exclusivamente de su infraestructura.
Por otra parte, la falla también generó incertidumbre entre inversores institucionales, gobiernos subnacionales y organismos multilaterales que adoptaron Starlink como solución de conectividad en zonas rurales o programas de inclusión digital. Países de América Latina, África subsahariana y el sudeste asiático dependen cada vez más de su cobertura para acceder a redes educativas, sanitarias y financieras.
Sin explicación oficial
Al cierre de esta nota, SpaceX no ha difundido una explicación técnica detallada sobre las causas del incidente. Elon Musk publicó en su cuenta personal que “el equipo trabaja para mitigar la causa raíz y mejorar la resiliencia del sistema”. Tampoco se informó si hubo interferencias externas, errores de software, fallas en los gateways terrestres o problemas con la red satelital misma.
La ausencia de información transparente incrementa el riesgo reputacional para una compañía que, hasta ahora, había logrado mantener una continuidad operativa superior al 99%. En palabras del especialista James Ball, autor del libro The System, citado por The Guardian, “la confianza en infraestructuras críticas se construye no sólo sobre su disponibilidad, sino sobre la capacidad de rendir cuentas en contextos de crisis”.
Conclusión
La caída global de Starlink constituye un hecho relevante no sólo por sus consecuencias inmediatas, sino por lo que revela sobre la arquitectura de la conectividad global. En un escenario donde las redes satelitales asumen funciones que antes correspondían a infraestructuras estatales o cables submarinos, las fallas dejan de ser eventos técnicos aislados y adquieren una dimensión geopolítica. La concentración de capacidades en un actor privado con proyección global plantea interrogantes regulatorios, estratégicos y diplomáticos que exceden lo tecnológico.












