jueves, 26 de diciembre de 2024

Estados Unidos busca ampliar su red de amigos comerciales

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El año pasado Janet Yellen, la secretaria del Tesoro norteamericano, lanzó una palabra que terminó imponiendo una idea: friend –shoring, que quiere decir algo así como salir a buscar amigos en otras latitudes. La idea es que las compañías deberían orientar sus cadenas de suministro a mayor cantidad de países amigos.

La idea – explica Gillian Tett en el Financial Times – era que en un mundo donde crecen las tensiones entre Estados Unidos y China (y la hostilidad occidental hacia Rusia) las compañías norteamericanas deberían orientar sus cadenas de suministro “a una mayor cantidad de países confiables”, o amigos.
Al principio suena a algo casi bonito. ¿Quién puede objetar que se celebre la amistad, especialmente si el agresivo aislacionismo es la otra opción?, se pregunta la columnista.
Sin embargo, ya instalado el 2023, el “friend-shoring” está provocando angustias crecientes, por lo menos por dos razones: los economistas del FMI analizaron datos de las inversiones extranjera directa y concluyeron que esos flujos están fragmentándose en bloques políticamente alineados. Si bien esta tendencia hacia la fragmentación geoeonómica, ahora se está acelerando. Si esto continúa, calculan, podría reducir casi 2% la producción económica mundial con un gran daño a algunas economías emergentes. También podría producir sacudidas financieras porque “el aumento de las tensiones políticas” podría provocar una redistribución de los flujos de capital”.
Pero un segundo problema, menos visible, preocupa a algunos de los ejecutivos que se encontraron en la Reunión del FMI: ¿cómo definir un “amigo” al hacer planes de inversión de largo plazo?
En teoría, la idea de Yellen remite a países pertenecientes a la OTAN, al Tratado Norteamericano de Libre Comercio y a naciones que parecen pro-Estados Unidos y desconfían de China, como India o Vietnam. Pero el problema es que los estados no tienen “aliados eternos ni enemigos perpetuos” (como dijo en 1848 el británico Lord Palmerton). Y que en este momento el mundo está en permanente movimiento geopolítico.
De ahí la incertidumbre sobre los “amigos”.
La única opción práctica parecería ser que las empresas sorteen esos riesgos geopolíticos colocando su producción en varios países amigos o retornándola a Estados Unidos. Esto tiene un costo en términos de menor eficiencia y precios más altos. Otra razón para ser escépticos sobre la posibilidad de volver en el corto plazo a un mundo de baja inflación, concluye Tett.

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