Elecciones en Paraguay: podría haber alternancia

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A poco más de un mes de las elecciones generales, surge la posibilidad de la alternancia en el poder por primera vez en mucho tiempo. No está asegurado el triunfo del candidato del partido Colorado.

Los miembros de la oposición paraguaya suelen comparar al Partido Colorado, que gobierna el país, con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México, que gobernó durante 71 años consecutivos, de 1929 a 2000. El derechista Partido Colorado gobernó durante 61 años -34 de ellos en dictadura-, hasta un breve periodo de repliegue entre 2008 y 2013. El partido se mantiene en el poder desde entonces.
Aunque tanto el PRI como el Partido Colorado ganaron formalmente en las urnas durante sus periodos de dominio, su poder e influencia en todos los niveles de gobierno y en los medios de comunicación les permitía eliminar fácilmente a los posibles contendientes.
Ahora, el dominio del Partido Colorado puede verse alterado en las elecciones generales que se celebrarán el 30 de abril en el país y que han estado marcadas por una combinación de sentimientos contra la corrupción, contra los dirigentes y en pro de China. La contienda tendrá consecuencias tanto para la política exterior como para la sudamericana: bajo un nuevo liderazgo, Paraguay podría cambiar su lealtad diplomática de Taiwán a China y tendrá que renegociar un tratado energético crítico con Brasil.
Los dos candidatos que encabezan las encuestas presidenciales son Santiago Peña, ex ministro de Economía del Partido Colorado, y Efraín Alegre, líder del Partido Liberal Radical Auténtico, de tendencia centrista y legislador desde hace muchos años. Sin embargo, las encuestas en el país han sido poco confiables en las elecciones recientes; en la última contienda presidencial, cuatro encuestadoras favorecieron al candidato del Partido Colorado por más de 15 puntos por encima de su margen real de victoria. “A un mes y medio, puede pasar cualquier cosa. Todo está abierto”, tuiteó el sociólogo Camilo Soares sobre las elecciones de abril.
Alegre se ha beneficiado con las acusaciones de corrupción contra altos dirigentes del Partido Colorado, entre ellos el actual vicepresidente Hugo Velázquez y el ex presidente Horacio Cartes, ambos incluidos en las listas de sanciones de Estados Unidos por “corrupción sistémica” el año pasado. El actual Presidente, Mario Abdo Benítez, es impopular, lo que también podría beneficiar a Alegre. (Abdo Benítez, también del Partido Colorado, no puede presentarse a la reelección debido a la ley de limitación de mandatos.) Alegre se ha ganado apoyos por su promesa electoral de considerar el reconocimiento diplomático de China en lugar de Taiwán. La lealtad a Taiwán ha sido durante mucho tiempo la ortodoxia de la política exterior de Paraguay, resultado del anticomunismo del Partido Colorado y de la influencia que esta posición ha ganado en Estados Unidos. En la actualidad, Paraguay es el último país sudamericano que mantiene relaciones diplomáticas plenas con Taipei.
Los influyentes sectores agropecuarios del país han pedido a las autoridades que también mejoren las relaciones con China, alegando que están desaprovechando posibles ingresos. En los últimos años, otros países exportadores de productos agrícolas de América Latina han visto crecer sus economías gracias a las ventas a China. Honduras acaba de anunciar que cambiaría su lealtad diplomática de Taiwán a China, principalmente por motivos económicos.
El próximo presidente tendrá que tomar otra importante decisión de política exterior. En agosto, deberá renegociar con Brasil un tratado que regula el reparto y la venta de la electricidad generada en la presa hidroeléctrica binacional de Itaipú, situada en la frontera entre ambos países.
Cuando la construcción de la presa estaba en marcha en los años 1970, los países acordaron ser copropietarios del proyecto si Brasil cubría la mayor parte de sus costos iniciales y Paraguay le pagaba a lo largo del tiempo. Paraguay vendería a Brasil la electricidad que no utilizara a un precio controlado, en lugar de venderla a otros compradores a precio de mercado. El acuerdo de 1973 tenía una vigencia de 50 años, que expirará en agosto. Muchos paraguayos consideran que el trato no fue bueno y ven en la renegociación prevista la oportunidad de corregir las cosas.
Paraguay sólo utiliza alrededor de 8% de la electricidad que genera en Itaipú; si pudiera vender su electricidad en el mercado libre en lugar de a precios controlados, eso podría significar una nueva ganancia extraordinaria para los ingresos públicos. Las arcas del gobierno podrían dedicarse a iniciativas como el aumento del gasto social y los esfuerzos para electrificar el transporte y otros sectores de la economía del país que generan muchas emisiones.

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