Brasil crece con inversión privada y equilibrio fiscal

14 diciembre, 2021

El producto brasileño cayó 0.1% en el tercer. trimestre de 2021 en comparación con el trimestre previo y esto ocurrió con una industria que permaneció estable, mientras que los servicios aumentaron un 1.1%. Pero el sector agroalimentario se hundió un 8%, al enfrentar la mayor sequia de los últimos 30 años.

 Por Jorge Castro (*)

El producto agroalimentario es sólo 6.9% del PBI, pero su importancia es tan decisiva en la economía brasileña que su caída afectó al conjunto. El sector agroalimentario es responsable de 44% de las exportaciones y de más de dos tercios de su superávit comercial, que alcanzaría este año a U$S 90.000 millones.

Esto significa que los U$S 320.000 millones de reservas del Banco Central son obra directa de la producción agroalimentaria.

En los doce meses de 2021 el aumento del producto brasileño alcanzaría 5.1% / 5.3%, el mayor nivel de los últimos diez años.

La cosecha de soja se concentra históricamente en el primer y segundo trimestre del año y a partir de allí se desató la brutal sequía que hundió el PBI agroalimentario en un 8%, el peor desempeño de la última década.

El resultado fue que las exportaciones cayeron un 9.8% entre julio y septiembre, la mayor disminución desde que se llevan registro (1996), en tanto que treparon un 13.7% en el segundo trimestre.

La sequía afecto a todos los cultivos sin excepción, con caídas notables en la producción de café (-22.6%); Algodón (-17.5%); Maíz (-16%); y caña de azúcar (-7.6%).

Brasil experimentó, en síntesis, un “choque climático” de extraordinaria envergadura en el tercer. trimestre. Por eso, lo previsible ahora es que el producto agrícola trepe a +8.3%, o más, en 2022.

Un dato estratégico central de la economía brasileña es el aumento altamente significativo de la tasa de inversión que trepó al +19.4% del producto, el mayor nivel de los últimos diez años.

Esto ocurre cuando la tasa de inflación ha superado 10% anual y en consecuencia el Banco Central ha elevado sistemáticamente la tasa de interés SELIC, llevándola a 10.7% en el año.

Lo previsible ahora es una disminución de la tasa de crecimiento económico, que sería de 2.5% en 2022, acompañada por una reducción de la inflación, que disminuiría a 5% anual, o menos.

Es notable advertir que en el plazo de tres semanas el déficit fiscal cayó de 1.5% a +0.4% del producto, debido fundamentalmente a un alza de la recaudación que ha trepado casi 20% en el tercer trimestre.

La secuencia de las mejoras fiscales de Brasil ha sido la siguiente: el déficit fiscal primario fue más de 10% del producto en 2020 y cayó a 1.1% este año, con una tasa de 0% en 2022, que incluso podría ofrecer un saldo positivo por primera vez en la historia de Brasil desde la década del 70.

La ecuación fiscal brasileña se ha modificado drásticamente desde la reforma de la Previdencia –sistema de jubilaciones y pensiones- de 2019, que por primera vez desde el Plan Real (1994) ha logrado colocar en un sendero de sustentabilidad a las cuentas del Estado.

Esto es lo que le ha permitido a Brasil crecer nuevamente sobre la base de la inversión privada, incluyendo la proveniente de los fondos y empresas trasnacionales.

Hay ya más de U$S 100.000 millones de inversiones confirmadas por las privatizaciones de puertos, aeropuertos y telecomunicaciones, a lo que hay que sumarles más de U$S 8.700 millones por la licitación de las redes 5-G que entran en funcionamiento en el primer trimestre de 2022, y que abarcan a todo el territorio brasileño.

Brasil, en suma, crece ahora sobre la base de la inversión privada, con una tasa de inflación que se reduciría a la ½ el próximo año; y cuando el sector agroalimentario, el 2do. Del mundo después de EE.UU, enfrenta un precio récord de los commodities agrícolas, como parte de un nuevo súper ciclo de las materias primas.

Ha habido un cambio estructural en Brasil en los últimos cuatro años, y ahora, correlativamente, se apresta a abrir sistemáticamente su economía que es unas de las más cerradas del mundo, después de la de Sudan (UNCTAD), como lo acaba de adelantar al reducir el arancel externo común del Mercosur en 10%.

Todo ahora está sometido a la contienda presidencial que tendrá lugar en octubre / noviembre del próximo año, en las que habrá una completa, absoluta, polarización entre el presidente Jair Bolsonaro y Luiz Inacio “Lula” Da Silva, del Partido de los Trabajadores.

(*) Fundación del Segundo Centenario

 

 

 

 

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