La inflación de Brasil en noviembre confirmó un cuadro de precios bajo control. El Índice Nacional de Preços ao Consumidor Amplo (IPCA) subió 0,18% en el mes, frente a 0,09% en octubre, y acumuló 3,92% en el año y 4,46% en los últimos 12 meses, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Ese registro coloca a la inflación nuevamente dentro del rango de la meta del Banco Central —3% anual con tolerancia de ±1,5 punto porcentual—, cuyo techo es 4,5%.
En paralelo, Argentina llega a fin de 2025 con una inflación interanual cercana a 31% —31,3% en octubre según el Indec—, pero con un dato menos favorable en el corto plazo: la tasa mensual encadena cinco meses de suba, desde 1,9% en julio hasta una estimación de 2,4% en noviembre. Pese al avance respecto de los picos de 2024, el país continúa ubicado entre las diez inflaciones más altas del mundo, de acuerdo con proyecciones del FMI recopiladas por medios especializados.
Un año de desinflación ordenada en Brasil
La trayectoria del IPCA a lo largo de 2025 muestra un proceso de desinflación gradual. En términos de 12 meses, la inflación se movió por encima de 5% durante la primera mitad del año —con valores en torno de 5,5% entre marzo y junio— para luego iniciar una baja paulatina hasta 4,46% en noviembre, el nivel más bajo desde septiembre de 2024.
En la dinámica mensual, el índice también exhibe oscilaciones moderadas: 0,16% en enero, 1,31% en febrero, entre 0,24% y 0,26% entre junio y julio, una caída puntual de -0,11% en agosto, seguida por 0,48% en septiembre, 0,09% en octubre y 0,18% en noviembre. La aceleración reciente se vincula a ajustes en energía eléctrica y a servicios ligados al turismo y la hotelería.
Aun con esas presiones sectoriales, el índice se mantiene acotado. La inflación de bienes se modera por la apreciación cambiaria y por cadenas de suministro normalizadas, mientras que el componente de servicios continúa por encima del promedio general, impulsado por un mercado laboral con desempleo en mínimos históricos.
Metas de inflación y tasas reales positivas
El Banco Central de Brasil sostiene desde junio una tasa Selic de 15% anual, manteniendo un diferencial significativo frente a una inflación de 4,46% en 12 meses. De acuerdo con las proyecciones recogidas en el Boletín Focus y los análisis de bancos y consultoras, el Copom optará por mantener ese nivel en la última reunión del año y recién evaluará recortes graduales en 2026, si se consolida la convergencia del IPCA a la meta.
La combinación de inflación en descenso, anclaje de expectativas y tasas reales positivas configura un régimen de baja inflación, en el que la discusión pasa por el “timing” de la salida de la política contractiva. El margen de maniobra de la autoridad monetaria se apoya en la credibilidad acumulada del esquema de metas y en la ausencia de shocks cambiarios relevantes durante el año.
Argentina: desinflación interanual y repunte en los últimos cinco meses
El punto de partida argentino es muy distinto. En abril de 2025, la inflación interanual aún se ubicaba en 47,3%, según el Indec. Desde entonces, el índice bajó de manera sostenida hasta 31,8% en septiembre y 31,3% en octubre, el registro más bajo desde 2018. Esa caída se explica por un ajuste fiscal severo, contracción monetaria y una fuerte retracción del consumo.
Sin embargo, la evolución de la inflación mensual muestra una señal de alerta en el margen. De acuerdo con el seguimiento mes a mes, la variación del IPC fue de 1,9% en julio, 1,9% en agosto, 2,1% en septiembre y 2,3% en octubre. Para noviembre, un relevamiento de Reuters entre analistas proyecta una nueva suba hasta 2,4%, impulsada en buena medida por el aumento de la carne vacuna.
En los últimos cinco meses, la inflación mensual pasó así de un piso de 1,9% a un nivel cercano a 2,4%. El movimiento no implica un cambio de régimen, pero sí muestra que la fase más rápida de desinflación quedó atrás y que el índice comienza a desplazarse gradualmente hacia arriba. En paralelo, la inflación interanual continuaría bajando, con una proyección de 30,9% para noviembre, pero a un ritmo más lento.
Desde una perspectiva internacional, el país sigue en el grupo de inflaciones más altas. Un análisis basado en estimaciones del FMI lo ubica en torno al octavo puesto del ranking global para 2025, compartido con Turquía, sólo por detrás de casos extremos como Venezuela, Sudán o Zimbabue. Incluso después de la corrección, Argentina presenta una tasa que multiplica por siete el registro brasileño.
Dos regímenes inflacionarios en el Cono Sur
La comparación entre Brasil y Argentina revela dos regímenes inflacionarios distintos. Brasil opera hoy con una inflación de 4,46% en 12 meses, dentro de la banda de la meta, y con un banco central que discute cómo y cuándo comenzar a reducir una tasa Selic de 15% sin perder anclaje de expectativas.
Argentina, en cambio, transita la salida de un episodio de inflación muy elevada. Logró reducir el índice anual desde niveles superiores a 45% a poco más de 30%, pero al costo de un fuerte ajuste sobre la actividad. Y, en el corto plazo, la secuencia de cinco meses con inflación mensual en ascenso introduce un factor de preocupación sobre la capacidad de seguir bajando la tasa sin reavivar tensiones cambiarias o salariales.
Mientras Brasil consolida un régimen de baja inflación con tasas reales positivas, Argentina continúa en la parte alta del ranking global y enfrenta el desafío de transformar una desinflación de emergencia en una estabilidad duradera, en un contexto en el que los precios vuelven a mostrar una tendencia ascendente en el margen.












