Las energías renovables se han fortalecido en los últimos 20 años, en particular en el sector de la generación de energía, ganando cada vez más cuotas de mercado de las fuentes de energía tradicionales como el carbón, el petróleo y la energía nuclear, según lo explica el último documento de COFACE.
China es un líder mundial en la transición energética. En este contexto, la integración de las energías renovables en la red ya no es opcional para los gobiernos de todo el mundo, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes, aunque se enfrenten a fuertes vientos contrarios en algunas regiones.
Este es el caso de América latina, en particular, donde la energía hidroeléctrica ha sido históricamente la principal fuente de electricidad renovable, mientras que el desarrollo de proyectos solares y eólicos se está acelerando gracias a su rentabilidad.
Sin embargo, las repercusiones de la crisis del COVID-19 en este segmento de la energía son de suma importancia. La pandemia ha perturbado las cadenas de suministro y la disponibilidad de mano de obra, al tiempo que ha reducido el acceso a la financiación. Estas tendencias recientes han perjudicado tanto a los proyectos ya aprobados como a los futuros.
A medida que los cierres en todo el mundo empujan los precios de la electricidad hacia un terreno negativo, inducidos por una demanda moderada y un exceso de oferta, las empresas de servicios públicos que utilizan principalmente fuentes de energía tradicionales tendrán que hacer frente a una “nueva realidad”, en la que innovaciones como la integración de baterías en proyectos de energías renovables y la generación descentralizada de energía podrían amenazar su existencia.
Los efectos indirectos negativos de la crisis sanitaria han repercutido en el desarrollo mundial de la energía renovable a corto plazo y los desafíos seguirán existiendo a mediano y largo plazo. Al mismo tiempo, se espera que algunos sectores sigan utilizando más energías renovables, principalmente los que intrínsecamente contaminan más debido a la naturaleza de sus actividades y necesitan cumplir con reglamentos más estrictos, como los productos químicos y los metales. Estos sectores también necesitan adaptarse a la voluntad de los clientes y a la opinión pública, así como al hecho de que son más sensibles a las cuestiones ambientales, lo que agrava las acciones legales contra ellos en la materia.