sábado, 4 de enero de 2025

Ya no hace falta Roubini: los mercados son una fiesta para gurúes

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Algunos compiten con predicciones más dura que el “doctor Hado”. Otros aprovechan la volatilidad y anuncian el fin de los sufrimientos cuando el panel alcance 8.000 (está en algo meneos de 9.000). Pero nadie tiene la bola de cristal.

La semana sigue con extremos e incertidumbres y sin explicaciones fiables. Inspirados &ndash;creen algunos analistas- o asustados (afirman otros) por los US$ 1,3 billones en papeles comerciales cortos (pagar&eacute;s hasta tres meses) del sector privado que se rescatar&aacute;n con dinero de los contribuyentes, los paneles distan de previsibles. Hasta el momento, claro, predominan los pron&oacute;sticos nefastos. Los augures &ndash;misma ra&iacute;z que &ldquo;gur&uacute;&rdquo;- competen para ver cu&aacute;l es el m&aacute;s pesimista. As&iacute;, el universitario Owen Lamont (Yale) se&ntilde;alaba que &ldquo;ya no parece de locos prever un Dow Jones en 3.000 puntos o menos. Pero falta seriedad&rdquo;. M&aacute;s prudente, Nouriel Roubini (Nuriel Rubin&iacute;) alude cifras, pero insiste: &ldquo;Los mercados siguen en ca&iacute;da libre, con pasas ef&iacute;meras&rdquo;.p&gt; Por cierto, con el DJ 30 saltando hasta mil puntos diarios en ambas direcciones, es f&aacute;cil errar. Un profeta tan ominoso como este turco de origen jud&iacute;o iran&iacute; es estrella medi&aacute;tica desde que algunos anticipos negros se hicieron realidades. En cuanto a los vaivenes en Wall Street, frustran una campa&ntilde;a de inyecciones optimistas para ayudar a la alica&iacute;da f&oacute;rmula John McCain-Sarah Palin. Despu&eacute;s de todo, la bolsa es republicana, aunque no genere conspiraciones para eliminar a Barack Obama. <br />
<p>Aun en tiempos menos turbulentos, analistas y gur&uacute;es tienen incentivos para irse a los extremos. De ah&iacute; que hayan proliferado predicciones de un DJ a apenas 2.000, estimuladas por inversores o especuladores que pagan fortunas por asesoramientos a menudo equivocados. Aun en casos de gruesos errores, el casino pronto los olvida. &ldquo;Nadie verifica grados de certitud, pues &ndash;afirma Lamont- el sistema propaga ignorancia y p&eacute;sima orientaci&oacute;n&rdquo;. Por otra parte &ndash;se&ntilde;ala William Fleckenstein, operador del mercado monetario-, &ldquo;quien invierta partiendo de ese tipo de consejeros acabar&aacute; perdiendo hasta la camisa&rdquo;. </p>
<p>A su criterio, &ldquo;la gente siempre extrapola hechos o tendencias existentes. Pero &iquest;c&oacute;mo conocer de antemano su trayectoria futura? Cuando los mercados son tan inestables como en la actualidad, casi nadie se detiene a examinar los detalles&rdquo;. </p>
<p>No obstante, florecen los ar&uacute;spices proclives a evaluaciones apocal&iacute;pticas. Peter Schiff (EuroPacific Capital) dictamina que la econom&iacute;a norteamericana es un desastre y los indicadores burs&aacute;tiles podr&iacute;an caer hasta 90% respecto de los niveles actuales&rdquo;. Esto es, a un Dow Jones de 850 puntos. &ldquo;La recesi&oacute;n &ndash;si no depresi&oacute;n- pulverizar&aacute; las utilidades del sector privado y no hay salida a la vista&rdquo;. Sin llegar a ese guarismo, el gur&uacute; no descarta un piso de 4.000/3.000 puntos. </p>
<p>Volviendo a Roubini, sus advertencias contra la &ldquo;exuberancia irracional&rdquo; datan de hace dos a&ntilde;os y adelantaban dos crisis en cadena: malas hipotecas, iliquidez. Ir&oacute;nicamente, el inventor del diagn&oacute;stico en 2003, Alan Greenspan es el m&aacute;ximo culpable de inflar otra burbuja letal, la de fondos que especulan con derivados sin regulaciones claras. En otro plano, los efectos de la &ldquo;crisis totalizadora&rdquo; estallada en septiembre generan recesi&oacute;n y pueden llegar a una depresi&oacute;n, coinciden Paul Krugman, Joseph Stiglitz (Nobel 2008, 2001) y hasta algunos disc&iacute;pulos de Milton Friedman (1974), ya anacr&oacute;nicos. </p>
<p>Precisamente, ahora Roubini alerta respecto de los fondos de cobertura (derivativos) y otro factor, adelantado el mi&eacute;rcoles en este sitio: el colapso de las tarjetas de cr&eacute;dito en Estados Unidos, por la creciente insolvencia de un p&uacute;blico adicto a gastar, financiarse v&iacute;a bancos imprudentes y no ahorrar. En el horizonte, asoma un actor de la vanguardia tecnol&oacute;gica, los celulares. </p>

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