La que parece una excelente noticia para los estadounidenses no lo es para financistas, agentes de Bolsa y empresas que auscultan a Bernanke para ver cuándo aplica el freno a los estímulos que viene emitiendo la Fed precisamente para reactivar la economía: las predicciones de crecimiento por encima del registrado en 2005, pero especialmente una tasa de desempleo por debajo de 7%, por primera vez desde que se desatara la crisis subprime.
Que las casas se vuelvan a vender, el sector energético esté en expansión y la meta de crear 2,5 millones de puestos de trabajo se perciba en la calle dispara la atención, y las especulaciones, hacia la Reserva Federal y lo que entendieron que su titular advirtiera para cuando se logren los objetivos de crecimiento y empleo: el final de la inyección de liquidez al mercado para ser volcado a la economía real.
La sola presunción de que las buenas noticias frenarán los estímulos provocó una caída de 2,34% del Promedio Industrial Dow Jones el jueves y el índice acumuló un descenso de 1,80% la semana pasada. La caída prosiguió el lunes con una caída de 0,94% a 14.659,56, según se subraya en The Wall Street Journal.
Las acciones vienen en picada y las tasas hipotecarias se ajustarían por encima de lo previsto, mientras otras tasas de interés de largo plazo podrían restarle dinamismo a la recuperación.
Pero hay una letra chica en los dichos de Bernanke que la reacción temerosa del mercado no alcanzó a captar: hasta que las proyecciones estadísticas no se comparezcan con los sucesos y los puestos de trabajo no se hagan realidad, la política de estímulos será ratificada.
Ya hubo amagues de repunte desde junio de 2009, pero el proceso se ha tornado lento. La ecuación entre el empleo, el ingreso medio de los hogares, la producción industrial y los precios de las viviendas aún no cubre los niveles anteriores a la crisis.
Sin embargo, en la debilidad está la fortaleza sorprendentemente resistente de una economía que salió indemne de una serie de avatares y siempre con una inflación baja.
El tiempo que tarde en declararse recuperado el terreno perdido por la economía durante la recesión, que abarcó desde diciembre de 2007 hasta junio de 2009, será el que se fije para sacarle el respirador que le puso la Fed.
Si la recuperación no fue más rápida se debe a que el ajuste fiscal aplicado dilató el ritmo de crecimiento, que de 3,3% promedio de las últimas décadas, bajó a 2,2%. Esta moderada alza no permitió sacar al desempleo de su históricamente alto registro.
En la última encuesta mensual de The Wall Street Journal, los economistas prevén que el Producto Interno Bruto se expandirá a un ritmo anual de 2,3% este año y 2,8% el próximo, algo por debajo de la estimación corregida de la Reserva Federal para 2014, de entre 3% y 3,5%, frente a una estimación previa de entre 2,9% y 3,4%.
Justamente el optimismo de la Fed es el que despierta sospechas de que sea para acortarle los tiempos a los estímulos. Pero el boom energético y la reactivación inmobiliaria motorizan esos pronósticos.
La mesura que piden los expertos al realizar las predicciones es por las asechanzas externas sobre la sensibilizada economía estadounidense.
Si la recesión en la zona euro empeora y la debilidad en China y otros países persiste, eso podría afectar el repunte de EE.UU. Otro factor que podría tener un impacto son los desacuerdos sobre la política fiscal en Washington.
Tampoco se ve del todo claro el repunte del mercado laboral, aunque la tasa de desempleo cayó a 7,6% desde niveles de dos dígitos. EE.UU. tiene 2,4 millones de empleos menos que cuando comenzó la recesión.
Ajustando las cifras al crecimiento de la población, llevará más de nueve años Al ritmo actual podría llevar más de nueve años regresar a los niveles de empleo previos a la recesión, si se considera el crecimiento de la población.
Lo cierto es que los consumidores están volviendo a gastar luego de reducir las deudas como consecuencia de la crisis. Mientras tanto, las empresas aún están reticentes a invertir y muchas de ellas declararon que van a esperar que la demanda esté firme antes de emprender nuevos proyectos. Otras están todavía en la etapa de recortes.