Por cierto, ayer el repliegue en Wall Street era impulsado por Intel y otras estrellas de la vanguardia. En buena medida, porque la prolongada alza sectorial –manifestada en los paneles Nasdaq- se apoyaba mayormente en expresiones de optimismo por parte del gobierno federal, asesores de inversión y firmas de valores.
Aun con nuevas señales de repunte económico, cunde ahora la impresión de que las cotizaciones se han adelantado mucho y no dejan gran margen para nuevos avances para el resto del año. Entretanto, el aumento de las naftas y una tasa T10 en torno de 4,5% anual hacen temer que la “suave inflación” deseada por el mercado ya no lo sea tanto.
Nada de esto explica por qué, al conocerse las nuevas proyecciones de déficit fiscal en 2004 (US$ 480.000 a 500.000 millones), los principales índices bursátiles pasasen de ceder medio punto a ganar casi lo mismo. Tampoco muestran coherencia los propios analistas: a mediados de agosto estaban eufóricos; ahora, temen que esta semana sea mala.
Intel es un caso de expectativas desinfladas. Días atrás, la firma difundía un excelente pronóstico de ventas para este trimestre. Pero el gigante de los chips admitió ayer que era prematuro esperar una recuperación sostenida durante 2003. Entretanto, los papeles de Microsoft, Cisco Systems y otras compañías informáticas seguían siendo castigados a causa del triple ataque viral lanzado el jueves por Internet.
Como viene sucediendo, el mercado ya no se fija en indicadores positivos. Ayer mismo, el departamento federal de Comercio reveló que las ventas de bienes durables habían subido 1% en julio. Por su parte, la Conference Board (cámara industrial estadounidense) señalaba que su índice de confianza pasó de 77 puntos en julio a 81,3 en agosto (+5,6%).
En general, consultores y analistas anuncian nuevas alzas en utilidades, al compás de la reactivación. En el caso de las cotizantes en la cartera Standard & Poor’s 500, su rentabilidad posiblemente se eleve 14,% este trimestre, 21,3% en el siguiente y 16,5% en enero-marzo de 2004. Así augura Thomson Financial.
Igual, los fondos inversores se muestran escépticos y los nuevos riesgos bélicos en la península coreana los inquietan.
Por cierto, ayer el repliegue en Wall Street era impulsado por Intel y otras estrellas de la vanguardia. En buena medida, porque la prolongada alza sectorial –manifestada en los paneles Nasdaq- se apoyaba mayormente en expresiones de optimismo por parte del gobierno federal, asesores de inversión y firmas de valores.
Aun con nuevas señales de repunte económico, cunde ahora la impresión de que las cotizaciones se han adelantado mucho y no dejan gran margen para nuevos avances para el resto del año. Entretanto, el aumento de las naftas y una tasa T10 en torno de 4,5% anual hacen temer que la “suave inflación” deseada por el mercado ya no lo sea tanto.
Nada de esto explica por qué, al conocerse las nuevas proyecciones de déficit fiscal en 2004 (US$ 480.000 a 500.000 millones), los principales índices bursátiles pasasen de ceder medio punto a ganar casi lo mismo. Tampoco muestran coherencia los propios analistas: a mediados de agosto estaban eufóricos; ahora, temen que esta semana sea mala.
Intel es un caso de expectativas desinfladas. Días atrás, la firma difundía un excelente pronóstico de ventas para este trimestre. Pero el gigante de los chips admitió ayer que era prematuro esperar una recuperación sostenida durante 2003. Entretanto, los papeles de Microsoft, Cisco Systems y otras compañías informáticas seguían siendo castigados a causa del triple ataque viral lanzado el jueves por Internet.
Como viene sucediendo, el mercado ya no se fija en indicadores positivos. Ayer mismo, el departamento federal de Comercio reveló que las ventas de bienes durables habían subido 1% en julio. Por su parte, la Conference Board (cámara industrial estadounidense) señalaba que su índice de confianza pasó de 77 puntos en julio a 81,3 en agosto (+5,6%).
En general, consultores y analistas anuncian nuevas alzas en utilidades, al compás de la reactivación. En el caso de las cotizantes en la cartera Standard & Poor’s 500, su rentabilidad posiblemente se eleve 14,% este trimestre, 21,3% en el siguiente y 16,5% en enero-marzo de 2004. Así augura Thomson Financial.
Igual, los fondos inversores se muestran escépticos y los nuevos riesgos bélicos en la península coreana los inquietan.