<p>El “retoque” fue forzado -contra la resistencia de asesores presidenciales próximos al sector privado- por legisladores que cuestionan la tolerancia a bancos y otras entidades beneficiarias de un megarrescate que puede alcanzar US$ 2,7 billones. La cláusula veda bonificaciones y premios en efectivos a los cinco mayores jerarcas y los veinte ejecutivos mejor pagados de cada organización.<br />
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Ello afecta a entidades incluidas en el programa pro alivio de activos tóxicos (“troubled asset relief program”, TARP). Vale decir, los US$ 700.000 millones del primer salvamento (octubre) y, sostienen los propios senadores, los dos billones propuestos ahora por Timothy Geithner, secretario del Tesoro que comienza a encontrar resistencia en el Capitolio. <br />
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En rigor, las nuevas restricciones amplían las anunciadas días antes, pero alcanzará a más ejecutivos en más firmas. Además, hunden el bisturí en las remuneraciones anuales. El punto más polémico prohíbe a los directivos jerárquicos cobrar bonificaciones superiores al tercio del salario anual. Esos incentivos serán de largo plazo, por ejemplo opciones accionarias embargadas hasta que los aportes del TARP se hayan restituidos totalmente al fisco. <br />
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Esta cláusula se debe al senador Christopher Dodd (Connecticut) y refleja la irritación de legisladores y votantes ante las escandalosas pagas imperantes en Wall Street y el negocio financiero. Eso mientras un nombre tras otro se acercaba al abismo –Merrill Lynch, Citigroup- o caía (Bear Stearns, Lehman Brothers).<br />
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Algunos asesores presidenciales (¿Paul Volcker, Lawrence Summers, Robert Rubin?) sostienen en privado que esos límites “causarán una fuga de cerebros”. Pero, como replica Dodd, “esos cerebros han sido culpables de grave errores y han llevado a una recesión y crisis sistémica”.<br />
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Al respecto, Obama debiera tener en cuenta que esta cláusula es un misil contra Geithner. Varios legisladores lo acusan de no ser lo bastante duro con beneficiarios, ahora, de un megarrescate adicional por dos billones. </p>
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Wall Street digiere el recorte de los incentivos a directivos
Una cláusula del programa por US$ 787.000 millones ensancha la brecha entre dos grupos alrededor de Barack Obama, justo mientras el Presidente sanciona el paquete. Se trata de restricciones a la paga ejecutiva profundizadas por senadores demócratas.