Wall St.: Bear Steans hizo bajar más de 1% los principales paneles

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La semana cerró con descensos entre 1,07 y 1,37%. Bastaron dos fondos especulativos de Bear Stearns, en peligro a raíz de la crisis hipotecaria, para que otras bancas deshicieran apresuradamente posiciones en bonos.

Pero eso no era todo. El viernes, el congreso empezó a tratar un proyecto para eliminar ventajas tributarias que benefician a quienes gestionan fondos de inversión. Justo mientras un nuevo gurú proclama que ”la codicia no es pecado”, aludiendo a la especulación bursátil. En ese clima, Blackstone Group –célebre fondo dedicado a compras apalancadas- ingresa a Wall Street.

“Lo ocurrido ahora demuestra que el mercado de hipotecas de baja calidad no es una fruslería inocente. Por el contrario, puede poner en grave peligro el mercado en general”, señala un informe de la consultoría financiera A.Gary Shilling (NuevoJersey). “Hay en esta franja demasiados jugadores mesmerizados por la promesa de lucro fácil”.

En ese denso clima, el Dow Jones industrial perdió 1,37%. Lo siguieron el Standard&Poor’s 500 (-1,29%) y el Nasdaq compuesto (-1,07%). ¿Qué estaba sucediendo?

Por un lado, Bear Stearns, una firma de Wall Street proclive a apuestas poco sensatas, trata de salvar del desastre dos fondos de cubertura (derivativos). Por el otro, preocupa en plaza su posible liquidación forzosa y una masiva venta de obligaciones de deuda colaterizada (ODC).

Dada la volatilidad del segmento, los mercados bursátiles norteamericanos temen un rápido contagio. Hasta el jueves, empero, los riesgos parecían controlados, pero su potencial es sobrecogedor. Las especulaciones con ODC incluyen compras apalancadas –la actual onda internacional-, réditos de bancas inversoras y la crisis inmobiliaria.

Este miércoles, Merrill Lynch pudo colocar apenas US$ 100 millones de 850 millones en ODC subastados tras recobrarlos de Bear Stearns. Mientras, Goldman Sachs, JP Morgan Chase y Bank of Merica cerraban posiciones en ese segmento. No es frecuente negociar ODC de alta calificación, debido a que los ve seguros en relación con otros títulos de riesgo que ofrecen buenos retornos. Pero estos papeles podrían hacerse difíciles de colocar en grandes volúmenes. Hoy, intermediarios, operadores y especuladores temen que una baja generalizada de posiciones en ODC sea tan inevitable como la subsiguiente ola de ventas.

El problema es cómo depreciar activos al punto donde del mercado quiera comprarlos. Esto tiene hacerse, tarde o temprano, pero nadie quiere perder. En ese contexto, podría darse un peligroso “efecto manada”. Además, faltan datos atinentes a la subasta de Merrill Lynch o a los esfuerzos de Bear Stearns para desprenderse de US$ 3.100 millones en ODC.

Pero eso no era todo. El viernes, el congreso empezó a tratar un proyecto para eliminar ventajas tributarias que benefician a quienes gestionan fondos de inversión. Justo mientras un nuevo gurú proclama que ”la codicia no es pecado”, aludiendo a la especulación bursátil. En ese clima, Blackstone Group –célebre fondo dedicado a compras apalancadas- ingresa a Wall Street.

“Lo ocurrido ahora demuestra que el mercado de hipotecas de baja calidad no es una fruslería inocente. Por el contrario, puede poner en grave peligro el mercado en general”, señala un informe de la consultoría financiera A.Gary Shilling (NuevoJersey). “Hay en esta franja demasiados jugadores mesmerizados por la promesa de lucro fácil”.

En ese denso clima, el Dow Jones industrial perdió 1,37%. Lo siguieron el Standard&Poor’s 500 (-1,29%) y el Nasdaq compuesto (-1,07%). ¿Qué estaba sucediendo?

Por un lado, Bear Stearns, una firma de Wall Street proclive a apuestas poco sensatas, trata de salvar del desastre dos fondos de cubertura (derivativos). Por el otro, preocupa en plaza su posible liquidación forzosa y una masiva venta de obligaciones de deuda colaterizada (ODC).

Dada la volatilidad del segmento, los mercados bursátiles norteamericanos temen un rápido contagio. Hasta el jueves, empero, los riesgos parecían controlados, pero su potencial es sobrecogedor. Las especulaciones con ODC incluyen compras apalancadas –la actual onda internacional-, réditos de bancas inversoras y la crisis inmobiliaria.

Este miércoles, Merrill Lynch pudo colocar apenas US$ 100 millones de 850 millones en ODC subastados tras recobrarlos de Bear Stearns. Mientras, Goldman Sachs, JP Morgan Chase y Bank of Merica cerraban posiciones en ese segmento. No es frecuente negociar ODC de alta calificación, debido a que los ve seguros en relación con otros títulos de riesgo que ofrecen buenos retornos. Pero estos papeles podrían hacerse difíciles de colocar en grandes volúmenes. Hoy, intermediarios, operadores y especuladores temen que una baja generalizada de posiciones en ODC sea tan inevitable como la subsiguiente ola de ventas.

El problema es cómo depreciar activos al punto donde del mercado quiera comprarlos. Esto tiene hacerse, tarde o temprano, pero nadie quiere perder. En ese contexto, podría darse un peligroso “efecto manada”. Además, faltan datos atinentes a la subasta de Merrill Lynch o a los esfuerzos de Bear Stearns para desprenderse de US$ 3.100 millones en ODC.

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