Volantazo de la Reserva Federal

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Cambio de rumbo: no habrá aumento en las tasas de interés este año.

El Banco central de Estados Unidos comenzó a aumentar las tasas de interés a finales de 2016 (cuando el organismo era dirigido por Janet Yellen) como respuesta a la marcha de la economía, con índices cercanos al pleno empleo, una inflación bajo control, y la posibilidad de mayor estímulo por la anunciada reducción de impuestos que haría el nuevo gobierno de Donald Trump. Los diez años anteriores el Banco Central se había abstenido de subirlas temiendo ahogar la recuperación económica. En 2018 el banco aumentó las tasas 3 veces con idea de hacerlo con más frecuencia si la inflación apretaba.

Cuando la Fed sube las tasas aumenta el costo de pedir dinero prestado. Eso significa que las empresas tienen que pagar más por sus préstamos, algo que reduce las ganancias. También significa que los estadounidenses van a pagar más por sus préstamos personales e hipotecas.

Otra razón por la que el mercado de valores subió tanto en los últimos diez años fue el sostenido crecimiento de las ganancias de las empresas. Cuando las tasas de interés suben violentamente las acciones suelen caer y los inversores se preocupan por la reducción de las ganancias.

Las acciones vienen subiendo prácticamente en línea recta desde noviembre 2016, y eso no es bueno. Muchos analistas del mercado de valores creen que hace rato que hace falta una corrección hacia atrás de entre 5 y 10%.

La decisión tomada en la última reunión de la Reserva Federal la semana pasada admite que el rumbo era el equivocado.

“La Fed tiró la toalla. La política monetaria ha muerto”, dijo Steen Jakobsen, economista jefe del Saxo Bank sobre el resultado de la reunión de la semana pasada de los miembros de la Reserva Federal. Las proyecciones actualizadas de la Fed indican que las tasas se mantendrán estables durante todo el año con un aumento recién entrado 2020.

El jueves de la semana pasada el presidente Trump se quejaba de que la economía nacional habría crecido más de 4% anual en lugar de 3,1% de no haber sido por la política de la Fed. Aunque hubo entusiasmo en Wall Street ante la perspectiva de tasas de interés bajas, ese entusiasmo se trocó en preocupación ante la evaluación de la Fed sobre el pobre crecimiento de la economía norteamericana. El pronóstico de crecimiento de los funcionarios para 2019 se situó en 2,1% en lugar de 2,3% como habían previsto en diciembre 2018.

 

 

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