El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que el Índice de Precios del Consumo (IPC) de Uruguay registró en noviembre de 2025 una suba mensual de 0,14%, con una inflación acumulada de 3,74% en el año y una variación de 4,09% en los últimos 12 meses.
Con este dato, la economía uruguaya sostiene la inflación dentro del rango de 3% a 6% definido como objetivo por las autoridades monetarias, y se acerca al centro de la meta, fijado en 4,5%.
Desaceleración desde los niveles de 2024
La trayectoria inflacionaria de los últimos doce meses muestra un cambio gradual respecto de 2024. Ese año cerró con una inflación anual de 5,49%, luego de que el IPC de diciembre aumentara 0,34% y consolidara un registro interanual levemente por encima del 5%.
En noviembre de 2024, el indicador interanual se ubicaba en 5,03%, con una variación mensual de 0,36% y una inflación acumulada de 5,14% en el año.
A comienzos de 2025, la inflación se mantenía todavía en torno al 5%. En enero, la tasa interanual se situó en 5,0% y la inflación acumulada alcanzó 1,1%, según datos oficiales y series recopiladas por organismos y plataformas de estadísticas.
En febrero, el Banco Central del Uruguay (BCU) señalaba una inflación de 5,10% y destacaba que el país llevaba alrededor de 20 meses consecutivos dentro del rango meta de 3% a 6%.
Un año de inflación dentro de la meta
A partir del segundo trimestre de 2025, el movimiento predominante fue de moderación. De acuerdo con los informes del INE, la inflación interanual se ubicó en 4,53% en julio, descendió a 4,20% en agosto y se mantuvo cerca de ese nivel en septiembre (4,25%).
En octubre, el IPC subió 0,40% mensual y la inflación de 12 meses se situó en 4,32%, todavía dentro del rango meta y levemente por encima del valor de noviembre.
Con el registro de noviembre, de 4,09% interanual, Uruguay alcanza su tasa de inflación más baja desde mediados de 2024, según diversas fuentes estadísticas internacionales y locales.
Medios económicos regionales señalan que se trata del cuarto mes consecutivo con una inflación cercana o inferior al centro de la meta (4,5%), consolidando un escenario de precios relativamente estables para los parámetros históricos del país.
Política monetaria y expectativas
El comportamiento de la inflación se inscribe en una estrategia de política monetaria contractiva. A comienzos de 2025, el BCU mantenía la tasa de referencia en niveles elevados —en torno al 9%— precisamente para sostener el proceso de desinflación y anclar las expectativas.
Las autoridades han reiterado el objetivo de converger hacia el centro del rango, en 4,5%, dentro de un horizonte de 24 meses, manteniendo la banda de 3% a 6% como marco de referencia.
Las encuestas de expectativas de inflación realizadas entre analistas privados y agentes del mercado muestran, desde 2024, proyecciones en torno al 5% para el cierre de ese año y valores algo superiores al 5% a dos años vista.
El dato efectivo de 2024 (5,49%) quedó dentro del rango pero por encima de esas metas de convergencia, lo que refuerza la importancia del tramo de desinflación observado a lo largo de 2025.
Desafíos de una desinflación sostenible
El descenso de la inflación hacia el 4% no elimina los desafíos futuros. Los componentes más inerciales, en particular los servicios y algunos precios regulados, tienden a responder con rezago a la política monetaria y a la evolución del tipo de cambio. La estructura de la canasta del IPC y el peso relativo de bienes transables y no transables siguen siendo clave para evaluar la persistencia del fenómeno inflacionario.
A su vez, Uruguay continúa expuesto a factores externos que pueden alterar el equilibrio actual: variaciones en los precios internacionales de alimentos y energía, cambios en las condiciones financieras globales y el desempeño de sus principales socios comerciales, especialmente Brasil y Argentina. Esto obliga a mantener un monitoreo cercano de los precios internos y las expectativas, aun cuando el nivel actual de inflación se ubique dentro de los objetivos oficiales.
El registro de noviembre, con 0,14% mensual y 4,09% en los últimos 12 meses, confirma que el país atraviesa una fase de desinflación ordenada, apoyada en una política monetaria prudente y expectativas relativamente ancladas.
El desafío para 2026 será sostener esa dinámica en un entorno regional y global que continúa siendo volátil, preservando el rango meta como ancla de referencia sin deteriorar el crecimiento ni la competitividad.












