El agro de la UE acumula ya pérdidas económicas por € 6.000
millones, según estimaciones de la Comisión Europea. No sólo
por la extensa sequía, sino porque casi no quedan vías navegables
en condiciones de transportar mercaderías. En varias zonas de Italia, Francia
y España, la gente abandona los campos rumbo a las ciudades, en pos de
refugio o alimento. Estas cosas no se veían desde las grandes hambrunas
de la baja edad media o las guerras religiosas del siglo XVII.
Ello explica que varios analistas asocien la crisis con la repentina “flexibilidad”
de la UE en la reunión de ministros, realizada en Montreal por la Organización
Mundial de Comercio (OMC). Pascal Lamy -alto comisionado europeo para comercio-
ofreció ayer negociar una “apertura adicional”, repitiendo
el mecanismo ensayado en la ronda Uruguay (cuyo fracaso liquidó el Acuerdo
General sobre Comercio y Tarifas, antecesor de la OMC). El antiguo adalid del
proteccionismo francés era secundado por Japón y Surcorea; pero
chocó con el rechazo argentino.
“La emergencia climática europea puede salvar la ronda Dohá,
si lleva a ulteriores concesiones”, presume el “Financial Times”.
Anoche, Estados Unidos -donde también se vive un verano duro- se mantenía
en silencio, mientras Australia, Brasil, Canadá y Nueva Zelanda apoyaban
a Buenos Aires. Al margen de estas trabajosas negociaciones, preliminares a
otro plenario de la OMC (en tres semanas), la sequía redunda en favor
de los cereales rioplatenses por razones estacionales.
A diferencia de las inundaciones y otras catástrofes sufridas en 2002,
este año el “verano infernal” castiga también a Polonia,
Rusia y Ucrania. Vale decir, los tres grandes graneros de Europa oriental. Esta
combinación de factores empieza a sentirse en los principales mercados
de granos y pone nuevamente en delicada situación al negocio de seguros
y reaseguros en Europa y, quizás, EE.UU.
El agro de la UE acumula ya pérdidas económicas por € 6.000
millones, según estimaciones de la Comisión Europea. No sólo
por la extensa sequía, sino porque casi no quedan vías navegables
en condiciones de transportar mercaderías. En varias zonas de Italia, Francia
y España, la gente abandona los campos rumbo a las ciudades, en pos de
refugio o alimento. Estas cosas no se veían desde las grandes hambrunas
de la baja edad media o las guerras religiosas del siglo XVII.
Ello explica que varios analistas asocien la crisis con la repentina “flexibilidad”
de la UE en la reunión de ministros, realizada en Montreal por la Organización
Mundial de Comercio (OMC). Pascal Lamy -alto comisionado europeo para comercio-
ofreció ayer negociar una “apertura adicional”, repitiendo
el mecanismo ensayado en la ronda Uruguay (cuyo fracaso liquidó el Acuerdo
General sobre Comercio y Tarifas, antecesor de la OMC). El antiguo adalid del
proteccionismo francés era secundado por Japón y Surcorea; pero
chocó con el rechazo argentino.
“La emergencia climática europea puede salvar la ronda Dohá,
si lleva a ulteriores concesiones”, presume el “Financial Times”.
Anoche, Estados Unidos -donde también se vive un verano duro- se mantenía
en silencio, mientras Australia, Brasil, Canadá y Nueva Zelanda apoyaban
a Buenos Aires. Al margen de estas trabajosas negociaciones, preliminares a
otro plenario de la OMC (en tres semanas), la sequía redunda en favor
de los cereales rioplatenses por razones estacionales.
A diferencia de las inundaciones y otras catástrofes sufridas en 2002,
este año el “verano infernal” castiga también a Polonia,
Rusia y Ucrania. Vale decir, los tres grandes graneros de Europa oriental. Esta
combinación de factores empieza a sentirse en los principales mercados
de granos y pone nuevamente en delicada situación al negocio de seguros
y reaseguros en Europa y, quizás, EE.UU.
