domingo, 22 de diciembre de 2024

Una buena señal iraní volvió a calmar algunos mercados

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El euro cedió a US$ 1,283, el dólar subió a ¥ 113,30, el oro bajó a US$ 633 y los crudos tejanos a US$ 72,50 el barril. Todo porque Majmud Ahmadinedyad vio aspectos positivos en la propuesta de Javier Solana (6-VI).

Pero Wall Strret y otras bolsas grandes optaron por la cautela. Nadie olvidaba que, un día antes, el jefe del Sistema de Reserva Federal había calificado como ”noticias nada gratas” recientes síntomas de inflación, declarándose dispuesto a combatirlos. Al punto, una horda de gurúes y analistas financieros que alcanzó Argentina salió a decir que no existe tal horizonte ni, mucho menos, uno de estancamiento. Casi nadie les creyó.

El lunes, hablando ante la American Bankers Association, el sucesor de Alan Greenspan anunció que “la economía real del país entra en una etapa de transición”. Por ende, Benjamin Bernanke anticipó “expansión más moderada en los meses venideros”.

En un documento de seis carillas distribuido al mismo tiempo, el presidente del SRF insiste en que “la inflación, no el estancamiento, es el mayor riesgo en vista”, aunque admitió que “comienzan a aparecer señales de desaceleración económica”. Resulta sugestivo que Bernanke eligiese esa audiencia, ya que banqueros y firmas bursátiles son las que menos capacidad le ven para afrontar el nuevo escenario. No es casual que George W.Bush haya puesto en Hacienda a Henry Paulson, crítico de Bernanke.

No obstante, el propio mercado vislumbra una fase de inflación con menos expansión (“estanflación”). Pero varios expertos sostienen que, si el SRF continúa elevando tasas básicas, estará fomentando estancamiento. A su vez, Bernanke apunta que las tasas anuales de inflación, en términos de la ficción estadística usada por sus técnicos (precios minoristas excluyendo alimentos, energía y combustibles), ascienden a 3% en el trimestre marzo-mayo y 2,3% en el semestre diciembre-mayo.

Pero Wall Strret y otras bolsas grandes optaron por la cautela. Nadie olvidaba que, un día antes, el jefe del Sistema de Reserva Federal había calificado como ”noticias nada gratas” recientes síntomas de inflación, declarándose dispuesto a combatirlos. Al punto, una horda de gurúes y analistas financieros que alcanzó Argentina salió a decir que no existe tal horizonte ni, mucho menos, uno de estancamiento. Casi nadie les creyó.

El lunes, hablando ante la American Bankers Association, el sucesor de Alan Greenspan anunció que “la economía real del país entra en una etapa de transición”. Por ende, Benjamin Bernanke anticipó “expansión más moderada en los meses venideros”.

En un documento de seis carillas distribuido al mismo tiempo, el presidente del SRF insiste en que “la inflación, no el estancamiento, es el mayor riesgo en vista”, aunque admitió que “comienzan a aparecer señales de desaceleración económica”. Resulta sugestivo que Bernanke eligiese esa audiencia, ya que banqueros y firmas bursátiles son las que menos capacidad le ven para afrontar el nuevo escenario. No es casual que George W.Bush haya puesto en Hacienda a Henry Paulson, crítico de Bernanke.

No obstante, el propio mercado vislumbra una fase de inflación con menos expansión (“estanflación”). Pero varios expertos sostienen que, si el SRF continúa elevando tasas básicas, estará fomentando estancamiento. A su vez, Bernanke apunta que las tasas anuales de inflación, en términos de la ficción estadística usada por sus técnicos (precios minoristas excluyendo alimentos, energía y combustibles), ascienden a 3% en el trimestre marzo-mayo y 2,3% en el semestre diciembre-mayo.

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