<p>Mientras la crisis sistémica castiga el resto de las economías centrales y parte de las emergentes, su origen –Estados Unidos- sigue atrayendo liquidez ajena y consolidando su divisa. Este mecanismo perverso hace que no sólo chinos o japoneses se empapelen con letras del tesoro cuyo rinde es pobre: también los norteamericanos lo hacen.<br />
Dicho de otro modo, el mundo vive una huida no al dólar, sino a bonos en dólares. No es lo mismo y crea un escenario peligroso donde el activo clave no es una moneda, es la deuda de quien la emite vía su maquinita mágica. Por el momento, esta reapreciación inyecta liquidez a los planes de Barack Obama para estimular la economía sin elevar tipos de interés. <br />
Pero, mientras tanto, el resto de las economías centrales y varias emergentes son víctimas de ese extraño fenómeno. Presionadas por falta de confianza y problemas crediticios, EE.UU. las sume aún mas en iliquidez. Justamente cuando el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales se quedan sin recursos para asistirlas. <br />
Como ocurre con el comercio mundial, hoy la puja por capitales frescos en el norte es un juego de suma cero. Lo que chupa EE.UU. les falta a Europa oriental, parte de Latinoamérica, Levante, Asia meridional y sudoriental. De África, ni hablar.<br />
Según el Instituto Internacional de Finanzas (IIF, “lobby” de la banca privada occidental), la masa de inversiones en los mercados emergentes cede de US$ 928.000 millones en 2007 a 466.000 millones en 2008 y, tal vez,.apenas 165.000 millones este año. Gran parte de la diferencia está en la masa de deuda norteamericana absorbida por China, Japón, Taiwán y Surcorea, detalle que el IIF no menciona.</p>
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Un dólar firme absorbe toda liquidez ajena
Los estadounidenses exportan menos debido a la paridad de su moneda, pero son felices. La Unión Europea y otras áreas debieran aprovechar sus monedas en baja, pero no lo hacen. Mientras, China no está en recesión y compra deuda estadounidense.