jueves, 26 de diciembre de 2024

Tremonti y Merkel con Draghi para el BCE

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Este lunes el Eurogrupo –diecisiete ministros de hacienda de la zona- los acompañará y, el 24 de junio, tocará al consejo oficializar la candidatura del italiano. Entretanto, Mario Draghi afrontará el escrutinio del parlamento europeo en Estrasburgo.

<p>En el curso de cuarenta d&iacute;as, el Ecofin (los veintiete ministros de la Uni&oacute;n Europea) designar&aacute; al hoy jefe del emisor it&aacute;lico como candidato a timonear al cuestionado Banco Central Europeo. El 31 de octubre se va Jean-Claude Trichet &ndash;casi nadie lo extra&ntilde;ar&aacute;- y el 1&ordm; de noviembre lo reemplaza Draghi, &ldquo;el hombre justo para el momento&rdquo;, seg&uacute;n sostuvo Giulio Tremonti, ministro de hacienda.<br />
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Curiosamente, el gobierno populista de derecha que a&uacute;n encabeza Silvio Berlusconi baraja tres sustitutos conservadores para conducir Banca d&rsquo;Italia. Son Lorenzo Bini Smaghi &ndash;lugarteniente de Trichet-, Vittorio Grilli (representante ante el Fondo Monetario Internacional) y Fabrizio Saccomani, director de finanzas allegado a Tremonti.<br />
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El papel del consejo europeo es claro: s&oacute;lo los jefes de estado o gobierno pueden nombrar al presidente del BCE. Dato sugestivo: esa instancia, el Ecofin y el Eurogrupo incluyen, al menos formalmente, dos pa&iacute;ses cuyas emergencias financieras hacen peligrar su continuaci&oacute;n en la Eurozona. Ello explica que el portugu&eacute;s Jos&eacute; Manuel Dur&atilde;o Barroso vea comprometida su gesti&oacute;n al frente de la comisi&oacute;n europea y pueda renunciar.<br />
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En lo tocante a la poderosa canciller alemana Angela Merkel, dej&oacute; de lado la idea de ubicar a Draghi como potencial sucesor de otro alfil saliente, Dominique Strauss-Kahn. Este socialdem&oacute;crata abandona en junio el FMI para cometer el error pol&iacute;tico de su vida: participar en las elecciones generales francesas. Justamente, mientras sus parlamentarios europeos afines lo critican por imponer a Grecia y Portugal programas estilo &ldquo;consenso de Washington&rdquo;. Vale decir, opuesto a su propio pensamiento estructuralista, como subrayan Joseph Stiglitz y Paul Krugman.<br />
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