sábado, 23 de noviembre de 2024

Trabajar por dinero, no por pasión

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Lo que dice el título va en contra de todo lo que nos dice la cultura popular actual: usar nuestros talentos para perseguir un sueño. Pero éste es un consejo de alguien que logró pagar su hipoteca apenas ocho años después de graduarse.

Hablar a favor de la estabilidad financiera no es glamoroso. Pero trabajar por amor a lo que se hace es probablemente útil para alguien que ha nacido rico o para algún académico feliz con su materia.

Para el resto de los mortales, lo más conveniente es trabajar en algo que le asegure la tranquilidad económica. Trabajar en lo que a uno le gusta, como dijo hace años Miya Tokumitsu, termina desvalorizando tareas poco glamorosas pero necesarias, y también a la gente que las hace.

 

¿Por qué suponer que es más fácil convertir la pasión en dinero y no al revés? ¿Por qué, por ejemplo, no ensuciarse las manos en el comercio en vez de ponerlas en el arte o el hobby que adoramos?

 

Además de los defectos que la filosofía que pone la emoción por encima de la practicidad, hay razones claras para elegir una carrera sobre la base del dinero. Aquí, algunas:

Trabajar por dinero nos da una claridad de propósito. Sabemos lo que hacemos: trabajamos para ganar plata. No hay ninguna confusión en eso.

Muchos de los problemas de la vida son insolubles. El dinero es uno de esos pocos problemas que sí tienen solución. Si acumulamos lo suficientes se pueden alterar circunstancias preocupantes, como las cuentas que hay que pagar, por ejemplo.

 

Cuanto antes tengamos dinero, menos dinero necesitamos. Cada peso o dólar que se ahorra a los 20 o a los 30 se convierte en muchos pesos o muchos dólares con el tiempo debido a los intereses compuestos, Esto quiere decir que si ahorramos ahora, cuando somos jóvenes, no tendremos que sudar la gota gorda a los 50 o cuando estamos a punto de jubilarnos.

Si trabajamos por dinero ahora, y no por pasión, estaremos en mejor situación más tarde para perseguir nuestra pasión, sin aprietos financieros. Podremos, por ejemplo, pintar, o cantar o actuar sin problemas económicos.

 

La independencia financiera es una meta racional. Aunque resulte difícil de admitir, podemos tener principios y ser independientes siempre y cuando la cuenta bancaria lo permita. Quien quiere ser libre, primero y principal necesita dinero.

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