Según el relevamiento periódico que realiza FAO, el valor internacional de una canasta de alimentos (incluye carnes, lácteos, aceites, granos y azúcar) se viene incrementando al 3,3% mensual en los cinco primeros meses del 2022.
Se trata de una fuerte suba de precios que excede largamente la observada durante los dos años previos (+1,7% mes en 2021 y +0,6% mes en 2020). Dentro de la canasta FAO, los precios de todos los productos están yendo más rápido (con excepción del azúcar), destacando por sobre el resto los aceites (+5,1% mes) y los cereales (+4,3% mes).
Esta revalorización de las materias primas y su consecuente presión sobre los precios de los alimentos (explica el informe del IERAL de la Fundación Mediterránea) se monta sobre un escenario de por sí complejo en materia inflacionaria, en el que los países están lidiando con las consecuencias de las políticas expansivas aplicadas para contener la crisis económica generada por la Pandemia Covid-19.
Argentina no sólo no escapa de esta realidad, sino que la expone con crudeza, mostrando una gran aceleración de precios. En el caso de los alimentos y bebidas, la inflación local, que promediara el 3,5% mensual en el 2021, ha subido al 6,4% mensual en primer cuatrimestre 2022 (IPC INDEC Nacional), mientras que en Latinoamérica (10 países), la inflación (mismo rubro y período) pasó del 0,6% al 1,4% mensual.
A escala local son los factores internos los que agravan la tensión sobre precios que genera un contexto externo favorable para un país exportador neto de commodities: una base de inflación ya muy elevada y debilidades múltiples en prácticamente todos los frentes, tanto en los planos fiscal (gasto público que crece en términos reales, déficit primario, riesgo país muy elevado), monetario (agregados creciendo por encima del 50% interanual) o cambiario (aceleración de la tasa de devaluación, en un mercado desdoblado, con restricciones múltiples, que genera distorsiones y malos incentivos), como a la evidente dificultad que enfrenta la coalición de gobierno, debilitada políticamente y en disgregación, de aplicar con cierta chance de éxito un programa de estabilización