<p>Por otra parte, el comité calificador recordó que las perspectivas a mediano plazo no son muy halagüeñas, criterio que comparten Moody’s Investors Service y Fitch Ratings. Como se sabe, al definir notas, “la clave no es el crecimiento a corto término, sino el horizonte a mediano plazo, el clima político y los ajustes institucionales”, apunta el técnico.<br />
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En el primer caso, el producto bruto interno es algo menos de 2,5% anual. Sólo 1% de ese guarismo responde al menor desempleo, en tanto 1,5% refleja mayor productividad. Chambers admite que esas cifras ubican a Estados Unidos en una posición algo mejor respecto de otras economías centrales. “Pero nos inquieta –señala- la ausencia de un marco fiscal fiable a mediano término y los factores de la coyuntura electoral”.<br />
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Por supuesto, las dificultades para ambos partidos en cuanto a forjar acuerdos y las divisiones intestinas de los republicanos pesan al momento de revaluar calificaciones. Ello transluce problemas de gobernabilidad e impide a la dirigencia política adoptar decisiones proactivas.<br />
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Standard & Poor’s tiene una escala superior a veinte calificaciones entre AAA (pico) y SD (piso). Desde hace meses, EE.UU, se halla en el segundo nivel (AA+), grado superior a casi todas las economías europeas. No obstante, conservan la triple AAA Alemania, Gran Bretaña, Suecia, Holanda, Suiza y Finlandia.<br />
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En lo tocante a Francia, Chambers ignora todavía si los nuevos créditos blandos del Banco Central Europeo atenúan la situación. Volviendo a EE.UU., “su actual AA+ involucra un horizonte negativo con probabilidades de ceder a AA en mediano plazo”.</p>
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S&P volvería a degradar a EE.UU.
John Chambers, jefe de calificaciones en la firma, teme que el complicado trasfondo electoral afecte el clima y haga repetir la baja de nota decretada en 2011. Entonces, la agencia dejó a la mayor economía fuera de la categoría AAA por vez primera.