Por supuesto, este tipo de índices simplemente mide expectativas a tres o seis meses. Entonces, influyen en los mercados sólo si éstos vienen bien. No es la situación actual.
El clima generado en torno de la tasa referencial norteamericana –se descuenta que la Reserva Federal la elevará de 5 a 5,25% el mes entrante- y de los tipos de largo plazo (en esencia, T-10 y T-30) presiona contra energía y servicios financieros en varias plazas de la Eurozona.
Mientras Francia asimilaba la muerte accidental del último Michelin, el Dow Jones EuroStoxx –cubre los doce adherentes al euro- cedió 0,6%. El Stoxx 600, que acumula este mes un derrumbe de 10%, reflejando la impresión de que también el Banco Central Europeo subirá tasas básicas.
En Fráncfort, el DAX también bajó 0,6%, “mágica” cifra que imitó el CAC 40 en París. No se operó en Londres ni, claro, en Nueva York. Por otra parte, la onza de oro avanzó a US$ 660 y los crudos nórdicos se mantuvieron alrededor de 71,30 el barril.
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Por supuesto, este tipo de índices simplemente mide expectativas a tres o seis meses. Entonces, influyen en los mercados sólo si éstos vienen bien. No es la situación actual.
El clima generado en torno de la tasa referencial norteamericana –se descuenta que la Reserva Federal la elevará de 5 a 5,25% el mes entrante- y de los tipos de largo plazo (en esencia, T-10 y T-30) presiona contra energía y servicios financieros en varias plazas de la Eurozona.
Mientras Francia asimilaba la muerte accidental del último Michelin, el Dow Jones EuroStoxx –cubre los doce adherentes al euro- cedió 0,6%. El Stoxx 600, que acumula este mes un derrumbe de 10%, reflejando la impresión de que también el Banco Central Europeo subirá tasas básicas.
En Fráncfort, el DAX también bajó 0,6%, “mágica” cifra que imitó el CAC 40 en París. No se operó en Londres ni, claro, en Nueva York. Por otra parte, la onza de oro avanzó a US$ 660 y los crudos nórdicos se mantuvieron alrededor de 71,30 el barril.
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