<p>A diferencia de la anterior “huida a la calidad” (crisis sistémica 1997/8), ahora bancos centrales y otras instancias tratan se atenuar el golpe, aunque –dirían los adherentes a la sapiencia convencional- muchas no estén a la altura de la tarea. Pero los números les dan la razón: los flujos netos a mercados emergentes cayeron de US$ 920.000 millones en 2007 a apenas los 165.000 millones previstos este año.<br />
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Son cifras del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), un “lobby” de la gran banca privada. La misma fuente presume que los préstamos netos del sector se revertirán por razone poco claras. Algunos analistas –admite la entidad- acusan a los gobiernos centrales de vaciar los mercados periféricos para financiar paquete de estímulos y rescates financieros. <br />
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Braddock Setser, ex funcionario del FMI, tiene una curiosa visión. “A medida como el sector privado se repliega –sostiene-, en Estados Unidos declina el déficit corriente. O sea, la necesidad de financiamiento externo”. Idea peculiar, si se recuerda que la tesorería continúa emitiendo deuda externa titulada. Nadie menos que Benjamin Bernanke (Reserva Federal) acaba de advertir que la razón déficit fiscal/producto bruto interno se eleva.<br />
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Sea como fuere, los mercados emergentes están siendo perjudicados porque cede la demanda mundial de activos riesgosos. Bancos, fondos e inversores se llevan el dinero a economías centrales, pues deben apuntalar balances y reducir endeudamiento. En este proceso, las instituciones multilaterales no ayudan, apunta el IIF.<br />
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Por ejemplo, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o Banco Mundial) ha subido a US$ 35.000 millones anuales su capacidad prestadora. Una cifra insignificante frente a un agujero de cientos de billones en las economías grandes. Así, el BIRF, el Banco Europeo de Inversión (BEI) y su colega de desarrollo (BERD) juntaron € 24,500 millones para respaldar los sistemas financieros de Europa central y oriental. Hungría e Eslovaquia juntas superan ese monto. <br />
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Sin capital externo en mercados emergentes
Hace unos tres años, casi un billón de dólares anual fluía desde el centro a la periferia en pos de ganancias rápidas y fáciles. Ahora esos capitales especulativos huyen de regreso a puertos antes seguros y hoy no tanto.