<p>Según el presidente del BCE, ello se debe a “perspectivas económicas inciertas no sólo en la Eurozona sino, como indican los casos húngaro y británico, también en la Unión Europea”. Así se desprende de un adelanto sobre el informe semestral de estabilidad financiera, que se cierra en dos semanas.<br />
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Esto refleja falencias del propio BCE y varios emisores de la región, en particular los de Alemania, Holanda, Francia y Austria, en cuanto a atenuar crisis de endeudamiento soberano. Por ejemplo, las de Grecia, Portugal, España, Hungría y, potencialmente, Irlanda, Italia o Eslovaquia. En síntesis, admiten Trichet y Jean-Claude Juncker (Eurogrupo), “hasta el momento, no se logra calmar a especuladores e inversores, temerosos de ulteriores crisis locales”.<br />
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A la sazón, Grecia ya ha costado € 110.000 millones y se ha constituido un megafondo por € 750.000 millones con vistas al resto de economías en peligro. Vale decir, una masa de € 860.000 millones o US$ 1,035 billones. Por otra parte, en mayo el BCE ha puesto en práctica medidas como tomar títulos soberanos en poder de bancos privados y renovarles créditos blandos, Mientras, la Reserva Federal ofrece dólares a la Eurozona.<br />
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Esta serie de acciones estabilizó un poco a los bancos, pero sin aliviar el sistema, castigado por la especulación privada. A tal punto que, al viernes, aquéllos habían depositado € 305.000 millones en el BCE. Vale decir, inmovilizaron fondos en vez de represtarlos a otras instituciones, mientras los inversores norteamericanos reducían tenencias en bancos de la Eurozona, empezando por los españoles e italianos.<br />
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Sin duda, el BCE, la RF y el banco de Inglaterra hacen de todo para proteger a los bancos privados, a costa del público y la economía física. En cuanto a la deuda privada, sigue ligada a segmentos tan deprimidos como los de bienes raíces. Como en España.</p>
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Sigue precaria la situación de la banca en la Eurozona
Esfuerzos y medidas del Banco Central Europeo no logran mejorar las cosas. Días atrás, Jean-Claude Trichet reiteró un dato preocupante: el sector privado afronta este año y en 2011 depreciaciones por 195.000 millones, unos US$ 235.000 millones.