Nuevamente, pues, el mercado teme que el Sistema de Reserva Federal (SRF) siga elevando el tipo básico, más allá del ajuste previsto ya para el día 29: pasará de 5 a 5,25% anual. Varios analistas no descartan, pues, un retoque veinticinco puntos básicos en julio (a 5,5%) y por lo menos dos se preparan para 5,75% en agosto.
El problema de fondo, como viene sucediendo desde hace varias semanas, es el mismo: un horizonte demasiado inflacionarios para Benjamin Bernanke, pero al mismo tiempo signos de desaceleración, si no estancamiento en la economía real.
Entre los síntomas, uno es notable: Bed Bath & Beyond, el mayor vendedor norteamericano de muebles para el hogar, encabezaba una declinación de acciones de firmas minoristas. En otro plano, Boston Scientific perdió terreno al saberse que, según un documento oficial, subsidiaria Guidant tal vez hata subestimado el fracaso de un dispositivo cardíaco.
Por otra parte, los pedidos de nuevos subsidios de desempleo se mantuvieron, la semana pasada, en un nivel que prenuncia mayores costos laborales para las empresas (308.000). Así señala un informe del departamento federal de Trabajo. Como si eso fuese poco, una estadística privada (el índice ponderado de indicadores líderes) marcó en mayo el valor más bajo desde septiembre. Eso puede suponer que la economía crece a menor ritmo pero, también, ser una presión sobre Bernanke.
“Vamos hacia un enfriamiento no sólo estadounidense, sino global, pues el SRF y otros emisores continuarán subiendo tasas”, presume Donald Cox, de Harris Investment Management (Chicago, una cartera de US$ 21.000 millones). Este experto y otros creen que los mercados bursátiles y financieros seguirán bajo presión.
En ese clima, el Dow Jones industrial y el Standard&Poor’s 500 cedían 0,7% y el Nasdaq compuesto lo hacía en 1,05%. Pero el signo más preocupante estaba en las tasas largas, que volvían a máximas de mayo: T-10 en 5,19% anual, T-30 en 5,24%.
Nuevamente, pues, el mercado teme que el Sistema de Reserva Federal (SRF) siga elevando el tipo básico, más allá del ajuste previsto ya para el día 29: pasará de 5 a 5,25% anual. Varios analistas no descartan, pues, un retoque veinticinco puntos básicos en julio (a 5,5%) y por lo menos dos se preparan para 5,75% en agosto.
El problema de fondo, como viene sucediendo desde hace varias semanas, es el mismo: un horizonte demasiado inflacionarios para Benjamin Bernanke, pero al mismo tiempo signos de desaceleración, si no estancamiento en la economía real.
Entre los síntomas, uno es notable: Bed Bath & Beyond, el mayor vendedor norteamericano de muebles para el hogar, encabezaba una declinación de acciones de firmas minoristas. En otro plano, Boston Scientific perdió terreno al saberse que, según un documento oficial, subsidiaria Guidant tal vez hata subestimado el fracaso de un dispositivo cardíaco.
Por otra parte, los pedidos de nuevos subsidios de desempleo se mantuvieron, la semana pasada, en un nivel que prenuncia mayores costos laborales para las empresas (308.000). Así señala un informe del departamento federal de Trabajo. Como si eso fuese poco, una estadística privada (el índice ponderado de indicadores líderes) marcó en mayo el valor más bajo desde septiembre. Eso puede suponer que la economía crece a menor ritmo pero, también, ser una presión sobre Bernanke.
“Vamos hacia un enfriamiento no sólo estadounidense, sino global, pues el SRF y otros emisores continuarán subiendo tasas”, presume Donald Cox, de Harris Investment Management (Chicago, una cartera de US$ 21.000 millones). Este experto y otros creen que los mercados bursátiles y financieros seguirán bajo presión.
En ese clima, el Dow Jones industrial y el Standard&Poor’s 500 cedían 0,7% y el Nasdaq compuesto lo hacía en 1,05%. Pero el signo más preocupante estaba en las tasas largas, que volvían a máximas de mayo: T-10 en 5,19% anual, T-30 en 5,24%.