jueves, 2 de enero de 2025

Señales económicas contradictorias en Estados Unidos

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En abril, la producción industrial declinó, mientras subían los precios mayoristas y la construcción de viviendas. En suma, altibajos reales y presiones inflacionarias.

El sector secundario del producto bruto interno –industria, minería y servicios públicos- cedió 0,2% el mes pasado. Eso sigue al –0,1% de marzo. Así, las cifras del Sistema de Reserva Federal contradicen a analistas de Wall Street, que esperaban un alza de 0,2%.

En forma separada, el Departamento de Trabajo informó que el índice de precios mayoristas (o sea, en fábrica, campo y refinería) pegó un salto de 0,6%. Excluyendo alimentos, energía y combustibles –una ficción estadística-, el guarismo cede a +0,3%. Tanto el indicador real como el imaginario desbordaron las presunciones de los gurúes bursátiles y dan la impresión de que las tendencias inflaciones se tomarán su tiempo para aflojar.

Lo extraño es que, con precios mayoristas firmes y enfriamiento industrial, el sector vivienda continúe recalentándose. “En realidad, la construcción y las ventas minoristas en ascenso reflejan una distorsión peligrosa: el público estadounidense inducido por medios adictos a la actual presidencia-, igual que el Gobierno, acentúan su endeudamiento para seguir gastando”, señalaban Paul Krugman y Robert Kuttner.

El caso de la vivienda es francamente alarmante. Durante abril, su construcción avanzó 11% y se proyectó a 2.038.000 unidades por año. Ni el augur bursátil más optimista se acercó a esas cifras. Las Letras de Tesorería aumentaron un poco y se redujo su rinde, o sea las tasas largas (cinco, diez años). Con un dólar quieto, los precios mayoristas influyeron negativamente en las acciones, porque sugieren que el SRF no dejará elevar las tasas referenciales, hoy ya en 3% anual.

El sector secundario del producto bruto interno –industria, minería y servicios públicos- cedió 0,2% el mes pasado. Eso sigue al –0,1% de marzo. Así, las cifras del Sistema de Reserva Federal contradicen a analistas de Wall Street, que esperaban un alza de 0,2%.

En forma separada, el Departamento de Trabajo informó que el índice de precios mayoristas (o sea, en fábrica, campo y refinería) pegó un salto de 0,6%. Excluyendo alimentos, energía y combustibles –una ficción estadística-, el guarismo cede a +0,3%. Tanto el indicador real como el imaginario desbordaron las presunciones de los gurúes bursátiles y dan la impresión de que las tendencias inflaciones se tomarán su tiempo para aflojar.

Lo extraño es que, con precios mayoristas firmes y enfriamiento industrial, el sector vivienda continúe recalentándose. “En realidad, la construcción y las ventas minoristas en ascenso reflejan una distorsión peligrosa: el público estadounidense inducido por medios adictos a la actual presidencia-, igual que el Gobierno, acentúan su endeudamiento para seguir gastando”, señalaban Paul Krugman y Robert Kuttner.

El caso de la vivienda es francamente alarmante. Durante abril, su construcción avanzó 11% y se proyectó a 2.038.000 unidades por año. Ni el augur bursátil más optimista se acercó a esas cifras. Las Letras de Tesorería aumentaron un poco y se redujo su rinde, o sea las tasas largas (cinco, diez años). Con un dólar quieto, los precios mayoristas influyeron negativamente en las acciones, porque sugieren que el SRF no dejará elevar las tasas referenciales, hoy ya en 3% anual.

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