El comercio bilateral con el gran vecino fue de US$ -127 millones. Este cuadro fue producto de importaciones que suavizaron su contracción (-17,6% i.a. en mayo frente a un promedio de -46,5% i.a. en el primer cuatrimestre) tras la estabilidad del tipo de cambio y algo más de claridad en cuanto a la contienda electoral argentina que habrían estimulado el nivel de actividad en mayo. Además, la corrida cambiaria argentina en mayo de 2018 produjo una baja base de comparación que ayudó a moderar la caída este año. Por otro lado, la tendencia alcista del Real durante el mes de mayo (superó 4 BRL/USD) facilitó esta moderación en la caída de las compras al país vecino. De todas formas, los rubros que reforzaron esta retracción fueron vehículos de carga y de pasajeros, maquinaria agrícola, chasis y porotos de soja.
Por otro lado, las exportaciones mantienen un crecimiento de dos dígitos (12,7% i.a.) gracias a una economía brasileña que, a pesar de las perspectivas de desaceleración, aún demanda bienes extranjeros (las importaciones totales del país vecino crecieron cerca de 13% i.a.). A nivel desagregado, el mejor desempeño se dio en los casos de vehículos de carga y ómnibus, autopartes, malta, trigo, aceite de girasol y neumáticos.
De cara a los meses restantes de 2019, se espera que el desempeño favorable de las exportaciones se vea atenuado ante un menor dinamismo en la economía de nuestro principal socio (las perspectivas de crecimiento ya se ubican en 1,3% para este año) por lo que las proyecciones se vieron recortadas a 7%. En el caso de las importaciones, la recesión local continuará afectándolas, aunque mayor estabilidad cambiaria y menor incertidumbre podrían constituir una suerte de estímulo. De todas formas, estas marcarían un contundente retroceso (en torno a 25%) y el intercambio bilateral arrojaría un superávit en la zona de US$ 600 millones.