En abril de 2018, el déficit primario del Sector Público Nacional No Financiero (SPNF), fue menor a $10.400 millones, medido en base Caja. De este modo, cayó 45% i.a. en comparación a igual período de 2017, cuando había alcanzado $18.700 millones, según informa la consultora Ecolatina.
En el acumulado a los primeros cuatro meses del año, el rojo primario registró $41.300 millones, equivalente a -0,3% del PBI. De este modo, se redujo 30% i.a. en términos nominales en comparación al período enero-abril 2017, cuando había superado $60.000 millones (-0,6% del PBI). Mejor aún, si descontamos los ingresos extraordinarios del blanqueo de capitales (2017) y las transferencias del Banco Nación (2018), la contracción del rojo trepa a 0,4 p.p. del producto, al pasar de -0,9% del PBI a -0,5%.
La reducción del déficit primario obedeció, al igual que en los meses precedentes, al mayor ritmo de crecimiento de los ingresos por sobre los gastos (+22% i.a. y +17 i.a., respectivamente en el acumulado anual). Dado que en la recaudación no se vienen registrando cambios de importancia, el análisis de las erogaciones reviste el mayor interés.
En lo que ya representa una marca registrada de la “gestión Cambiemos”, la caída del gasto público respondió principalmente a la reducción de los subsidios económicos (-19% i.a. en términos nominales en el acumulado enero-abril) y al gasto de capital (-24% i.a. en pesos corrientes en igual período). Como resultado, estas variables pasaron de representar 8,0 y 10,4% del gasto primario a 5,5% y 6,8%, respectivamente.
En contraposición, por la reducción de estas partidas, las prestaciones sociales pasaron de representar 54% del gasto primario en el acumulado al primer cuatrimestre de 2017, a 60% en igual período de 2018. En el mismo sentido, motivado por el incremento real de las jubilaciones, pensiones y Asignación Universal por Hijo en el primer trimestre, las prestaciones sociales saltaron de 3,5% del PBI en enero-abril de 2017 a 3,9% en 2018. No obstante, producto de la nueva ley de movilidad jubilatoria que ata la evolución de estas partidas a la inflación, se espera que este avance -en términos del producto- se atenúe en los próximos meses.
Aunque el Palacio de Hacienda puede mostrar mejoras en el resultado primario, no puede hacer lo mismo en el pago de intereses: estos pasaron de poco menos de $60.000 millones en los primeros cuatro meses de 2017 a más de $93.500 millones (+57% i.a.) en igual período de 2018. Como resultado, avanzaron 0,2 p.p. en relación al PBI, al trepar de 0,6% en el primer cuatrimestre del año pasado a 0,8% este año. En la misma línea, saltaron del 10% de los ingresos tributarios al 14%.
Por lo tanto, y pese a las mejoras en el resultado operativo, el déficit financiero escaló +13% i.a. en el período bajo análisis, al pasar de poco menos de $120.000 millones en el primer cuatrimestre de 2017 a $135.000 millones en 2018. No obstante, producto del crecimiento económico, se mantuvo estable en términos del PBI (-1,1%).
Los recientes movimientos turbulentos del mercado cambiario impactaron también en la meta fiscal. Para fortalecer la confianza de los inversores externos, el Palacio de Hacienda decidió endurecerla, al reducirla de -3,2% del PBI a -2,7%. Si bien este ajuste tuvo lugar en mayo, los resultados acumulados a abril permiten augurar que el Gobierno se encamina a cumplir su nuevo objetivo, reduciendo principalmente la obra pública. Como resultado, las necesidades de financiamiento 2018 pasarían de US$ 30.000 millones a US$ 27.000 millones (0,5 p.p. menos del PBI). En contraposición a estos avances, producto del stress cambiario se observará una posible demora de la puesta en marcha, además de un encarecimiento en el financiamiento, del esquema de Participación Público Privada.
Por último, pero no por ello menos importante, pese a los mayores esfuerzos por el lado del resultado primario, el pago de intereses de la deuda volverá a crecer este año y alcanzará 2,5% del PBI.